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Es notablemente llamativo como ciertos sectores del progresismo están emperrados en que el magisterio de la Iglesia tiene que cambiar su enseñanza sobre la sexualidad, particularmente sobre la ilicitud de la anticoncepción. Fue muy conocida la campaña del difunto cardenal Martini, quien en uno de sus últimos escritos reconocía jocosamente —con patético sentido del humor— que alguno lo había apodado “cardeal da camisinha” (= el cardenal del preservativo) [Martini, C.M., Coloquios nocturnos en Jerusalén. Conversaciones de Carlo M. Martini con Georg Sporschill, SJ, San Pablo, Madrid, 2008, 148]. Si en Argentina te dicen así, te pueden llenar la cara de dedos; pero en cuestión de gustos cada uno hace su propia receta.

En nuestros días están con el mismo berretín muchos obispos alemanes, belgas, suizos y variopintos; sin contar, por supuesto, teólogos, sacerdotes, religiosos y laicos “comprometidos”. Uno que machaca una y otra vez en la misma línea es Vincenzo Paglia, Gran Canciller del Pontificio Instituto “Juan Pablo II” para la Familia, Presidente de la Academia Pontificia para la Vida y Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, tres títulos que nos harían suponer que por oficio tendría que embanderarse en la defensa (por razones antropológicas, éticas y teológicas, se entiende) de la Humanae vitae. Pero él más bien patea en contra, y no a escondidas, por cierto, por lo que no hacemos ningún spoiler como se dice ahora (la RAE recomienda usar “destripe”), porque bien alto lo proclama cada vez que tiene oportunidad (la última en la entrevista concedida a Christopher Lamb en The Tablet, el 10-11-22).

Pero, con sinceridad, no se entiende tanto capricho y bramido. Sesenta años aporreando la misma pared… detrás de la cual no se esconde casi nadie. Porque, seamos sinceros, a Pablo VI (con la Humanae vitae), primero, y a Juan Pablo II (con su Teología del Cuerpo), después, no es que le hayan prestado mucha atención. En su momento Conferencias Episcopales enteras se pusieron en contra, y cuando el magisterio pontificio se mantuvo en sus siete, las principales voces discrepantes se abajaron un tanto, pero siguieron diciendo lo mismo por lo bajo. Y cuando Juan Pablo II los destripó en la Veritatis splendor dejando al descubierto —y condenando— los errores de fondo de las nuevas teorías morales, sus defensores no cambiaron, sino que se llamaron a cuarteles de invierno esperando nuevas primaveras liberales… que llegaron al fin y al cabo. Por eso, ¿qué cambiaría para los ambientes progresistas y para el mundo mundano que la Iglesia ponga en un papel que se puede hacer libremente lo que de todos modos han venido haciendo abierta e impunemente desde siempre? ¿Quizá que ahora podrían hacerlo sin sentirse en pecado? ¡Pero si no creen en el pecado! ¿Ahora podrían pedir la absolución de sus pecados sin arrepentirse? ¡Pero si no se confiesan! ¿Ahora podría comulgar hasta un Herodes que duerme con la mujer de su hermano sin que ningún Bautista se lo eche en cara? ¡Pero si lo hacen igualmente, y además muchos de ellos ni siquiera creen que Jesús esté presente en la Eucaristía! ¿Acaso así podrían decirles a los muchachos que confiesan impurezas que eso no es pecado, o a los fornicarios que, si se aparean por amor todo está bien, o a quienes ligan con personas de su mismo sexo que, como Dios los hizo así, no deben hacerse drama? ¡Si es lo que ya dicen, enseñan, pregonan y aconsejan! Y a muchos los avalan sus obispos y los justifican sus teólogos.

Por eso no entiendo: quieren cambiar algo que para ellos es, de todos modos, letra muerta. Quieren que el magisterio cambie una doctrina en un papel, a pesar de que a ellos el magisterio los tiene sin cuidado y no creen en la validez de ninguna doctrina. Son anárquicos y relativistas. ¿Para qué quieren documentos? ¿Qué quieren, pues? Quizá me equivoque, pero siempre me viene a la mente la misma idea: solo quieren que la Iglesia dé la razón al mundo; que se ponga de rodillas ante el mundo que, como Noé, ha condenado con su prédica y actitud.

Pablo VI habló claro pero —en gran parte por culpa de teólogos y pastores— el mundo no le hizo caso. Juan Pablo II volvió sobre lo mismo, y tampoco le hicieron caso. Para qué quieren, pues, un documento del magisterio que, por otra parte, vale menos para el mundo que el peso argentino. ¿Para qué quieren que la Iglesia enseñe algo distinto de lo que siempre enseñó? Me viene de nuevo la misma respuesta de antes.

Pero hay algo un poco fastidioso en todo este asunto: Pablo VI, cuando enseñó lo que enseñó, dijo que si no le hacían caso iban a pasar cuatro cosas: la infidelidad conyugal se iba a disparar como pandemia, iba a haber una degradación atroz de la moralidad, el respeto por la mujer se precipitaría en un abismo sin fondo y los gobiernos iban a usar las políticas sexuales como armas de reingeniería social (están en el n. 17 de Humanae vitae). Se cumplieron todas, precisamente porque nadie le hizo caso. Ahora estamos en el fondo de una ciénaga con el agua podrida en la garganta. Tenía razón sobre las consecuencias, porque tenía razón sobre las causas.

No le pueden echar la culpa de nada, porque no fue por seguir sus consejos; si pasó, fue por no seguirlos.

Eso sí, los pocos que le hicieron caso son los únicos que no tienen fango en la boca.

 

P. Miguel Ángel Fuentes, IVE

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Comments 13

  1. Avatar Sandra says:

    Genial artículo más claro, imposible. Quien quiera entender que entienda!!! Lo que pasa que hoy día no hay Fe, no hay conocimiento, se disolvió la familia primera transmisora de la Fe. Se perdió la conciencia de pecado se relativiza Dios! Se lo.materializó, se lo hizo a l comodidad de cada uno. Slll existe,.para cuando hay una necesidad , una enfermedad un sufrimiento! Pero en donde? En la Iglesia? Adorando el Santísimo? Participando de la Santa Misa? Haciendo colas en la Confesión? En la oración comunitaria ?
    Y yo digo ante tanta oración que se pide e las redes, por una causa u otra y, si todos pusieran en práctica, todo el mundo viviría rezando !!.se.han puesto a pensar?

    • Avatar Magnolia says:

      Excelente artículo, debemos regresar al Amor primero, fortalecer la primera Escuela de Evangelización, la familia, y aumentar el Santo temor de Dios …. Dios le bendiga en todo momento y complete su Obra…

      • Avatar MLuz says:

        Estoy rodeada de bautizados que adaptan la doctrina a su conveniencia. Y con mucha pena veo que hay sacerdotes que no se atreven a orientarles bien para que no se alejen del todo… Porque a los pecadores que queremos vivir según la doctrina de la Iglesia nos llaman “estrictos”. Digo pecadores porque no me considero mejor que nadie.
        Qué buen ejemplo el de san Juan Bautista o el de santo Tomás Moro…
        Gracias por su testimonio.

        • Regismob Regismob says:

          Es muy sabio en todo lo que dice

        • Avatar Emelin Flores says:

          Muy cierto todo lo que dice el artículo, la verdad lo que quieren es estar justificados en su mal proceder, que el Señor tenga Misericordia de este mundo pecador 😔

      • Avatar María del Carmen Lázaro says:

        Infinitas gracias Padre!
        Impecable artículo!
        “Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Mateo 24,35
        La Iglesia como su “divino fundador”, es signo de contradicción, pero no deja por esto de proclamar con humilde firmeza toda la ley moral, natural y evangélica.
        ….es solamente su depositaria e intérprete, sin poder jamás declarar lícito lo que no lo es, por su íntima e inmutable oposición al verdadero bien del hombre.
        n 18 de HV

      • Avatar Silvia says:

        Totalmente de acuerdo Padre!! Es que todos ellos necesitan que la Iglesia calme sus conciencias para seguir adelante. El pecado es pecado ayer, hoy y siempre.

        • Avatar Elida Mendoza says:

          Excelente mensaje… quién tenga oídos, que oiga.
          Lo triste de este momento es que los padres jóvenes crían a sus niños con sus ideas liberales y mundanas. Mucho para afuera y nada para adentro. Mundo, mundo, mundo, carne y libertad para todo, el pecado no existe, todo es permitido, yo decido todo, ya no ponemos en manos de Dios nada, ni pedimos su bendición para nuestros proyectos.
          Sacaron a nuestro Señor de todos los ámbitos de la vida humana.
          Pero, hay un resto, un pequeño rebaño que es fiel. Oramos para que se cumpla la perfecta voluntad del Señor y esperamos confiados en su misericordia.

    • Leonardo Leonardo says:

      Podrán cambiar lo q dice un papel..pero las leyes de Dios no las cambia nadie..el pecado, es pecado y punto..le guste a quien le guste..bendito sea Dios y la Virgen María!!

  2. Avatar Marisol says:

    Gracias Padre, clarísimo. Dios lo bendiga.
    Si a alguien le parecen duras sus palabras del Padre o las enseñanzas de Pablo VI,
    piense que así de directos y claros fueron nuestros el Santo Cura de Ars, el Santo Padre Pío y tantos santos que no tuvieron miedo de decir la VERDAD.

  3. Avatar Cindy Rodríguez Fallas says:

    Muchas gracias por el artículo! Oremos mucho para que no se impongan ideologías anticristianas y orar por nuestras familias para que imiten a la sagrada familia!

  4. Avatar Silvia Dimuro says:

    Clarísimo y muy buen artículo. Gracias P. Fuentes. A analizar estos análisis de la realudad en tantas reuniones de religiosos y laicos comprometidos.

  5. Avatar Rosa del Carmen Montaño Fimbres says:

    Muchas gracias querido Padre Miguel Ángel, nos enseña y fortalece con sus artículos. Con admiración y respeto, una seguidora suya de México. Dios lo bendiga mucho.

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