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Novena de Navidad – Día VIII

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NOVENA DE NAVIDAD

Día octavo

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Oración inicial para todos los días

Dios Padre Todopoderoso, que por amor has enviado a tu Hijo al mundo, nacido en la fragilidad de nuestra naturaleza, para sanar la herida que dejó el pecado; nacido en la humildad y sencillez del pesebre de Belén; te pedimos en esta novena que nos concedas aquella humildad y sencillez que arrebatan el Reino de los cielos a quienes en la tierra las posean; la pureza de corazón, contra las torcidas intenciones; y la firme determinación de echar fuera de nosotros el pecado, para hacer lugar en nuestras almas al Divino Niño que desea morar y reinar en ellas para siempre. Junto con estas virtudes, te pedimos que nos concedas la gracia de…

(Cada uno pide con fe en su corazón la gracia que desea alcanzar)

…Si es para tu mayor gloria y salvación de mi alma.

Meditación: “A veces Dios está donde menos lo esperamos”

Cuando ponemos nuestros ojos en el pesebre, no resulta difícil detenerse a considerar cuántos beneficios trae consigo este Niño que transforma todo con su “pequeña presencia”. Pero también es importante notar otra gran enseñanza que nos puede ayudar durante toda nuestra vida: casados o solteros, laicos o consagrados, hombres o mujeres, niños o adultos, etc., pues a todos nos sirve lo que el Niño Dios nos quiere enseñar en esta santa Nochebuena, y nos referimos al hecho de que muchas veces “Dios se encuentra donde uno menos lo espera encontrar”… y a partir de aquí, de esta santa convicción, es que nuestra fe se debe hacer más fuerte en los momentos de prueba, simplemente porque siempre “Dios está allí”… aún donde menos lo esperamos encontrar…

Si sabemos que Dios está en todos lados, tenemos que plantearnos, en concreto, que es verdad que está también presente en nuestro prójimo: “lo que hicisteis con alguno de estos pequeños, conmigo lo hicisteis”; y también está presente cuando rezamos: “donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, ahí estoy yo, en medio de ellos”; y está presente siempre junto a nosotros, en las buenas y en las malas, porque Él nos lo dijo claramente: “no temas, yo estoy contigo”.

Ese buen Dios, que durante todo el Antiguo Testamento estuvo preparando y anunciando la venida del Mesías, del Salvador, hoy se nos entrega en este Niño Divino que nace en el pesebre. Los humanos ojos sólo pueden ver a un recién nacido indefenso; pero la fe, nuestra fe, es la que nos ayuda a ver más allá y encontrarnos con la redención de la humanidad entera naciendo no sólo en Belén, sino también en los corazones de todos aquellos que quieran recibirlo y “descubrirlo” también en los momentos más difíciles, en la tristeza, la frialdad y el abandono… como en el pesebre.

Que esta santa Navidad nos fortalezca en la fe, y nos empuje a buscar y encontrar a Dios durante toda nuestra vida, y a hacer el serio compromiso de no abandonarlo nunca más por medio del pecado.

Oración final para todos los días

 Oh, humildísimo Niño Dios, que quisiste nacer en el frío, apartado y pobrísimo pesebre de Belén, te pedimos la gracia de alcanzar lo que pedimos en esta novena, y junto con ello el firme deseo de no apartarnos más de ti, ni de apartarte de nuestros corazones por medio del pecado, haciendo de ellos una morada cada vez más digna de tu amor mediante la práctica de las virtudes y el compromiso de vivir fielmente nuestra fe.Tú que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.

LETANÍAS DEL DIVINO NIÑO

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Dios Padre Celestial, Ten piedad de nosotros
Dios, Hijo Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios, Ten piedad de nosotros
Niño Jesús, palabra hecha carne, Ten piedad de nosotros
Niño Jesús, descendiente de Abraham, Ten piedad de nosotros
Niño Jesús, hijo de José, Ten piedad de nosotros
Niño, Dios con nosotros, Ten piedad de nosotros
Niño, nacido de María en Belén, Ten piedad de nosotros
Niño, adorado por los pastores, Ten piedad de nosotros
Niño, glorificado por los Ángeles, Ten piedad de nosotros
Niño, perseguido por Herodes, Ten piedad de nosotros
Niño, adorado por los Magos, Ten piedad de nosotros
Consagrado al Señor con la ofrenda de los pobres, Ten piedad de nosotros
Salvación para todos los pueblos, Ten piedad de nosotros
Fugitivo en Egipto, Ten piedad de nosotros
Signo de contradicción, Ten piedad de nosotros
Testimoniado por la sangre de los inocentes, Ten piedad de nosotros
Perdido y hallado en el Templo, Ten piedad de nosotros
Cumplimiento de todas las Profecías, Ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas el Pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el Pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el Pecado del mundo, ten piedad de nosotros.

 

Jesús, José y María,

os doy el corazón y el alma mía.

Jesús, José y María,

asistidme en mi última agonía.

Jesús, José y María,

expire en paz con vosotros el alma mía.

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