COLABORAR

Search
Close this search box.

Remedios contra la pereza espiritual

Más leído esta semana

notó Casiano que la experiencia enseña que la victoria sobre la pereza espiritual se obtiene, no huyendo de ella, sino haciéndole frente. Santo Tomás dice a este propósito: “Habernos de huir siempre del pecado, mas cuanto a la tentación que a él nos lleva, unas veces debemos huir y otras ofrecerle resistencia. Se ha de emprender la huida cuando el perseverar constantemente en ella aumenta el peligro, en la lujuria, por ejemplo. Conviene por el contrario resistir a la tentación, cuando el pensar detenidamente en el objetó que la provoca, ayuda a alejar el peligro que precisamente nace de no considerarlo bien. Tal es el caso de la pereza espiritual o acidia, porque cuanto pensamos más en los bienes espirituales, más nos agradan, y más de prisa desaparece el tedio que el conocerlos superficialmente provocaba.

Venceremos, pues, la pereza espiritual mediante un verdadero amor de Dios y por una profunda devoción de la voluntad, qué no hemos de dejar extinguirse a pesar de la sequedad en la sensibilidad.

También nos servirá de gran ayuda la continua consideración de los bienes eternos que Dios nos tiene prometidos. Y para dar con este espíritu de fe y esta decisión, nos es preciso tener gran generosidad en él amor de Dios e imponernos cada día algunos sacrificios precisamente en la materia en que nos veamos más flojos é imperfectos.

En este negocio, sólo el primer paso se hace cuesta arriba. Después de una semana de esfuerzo; la cosa es ya más fácil, por ejemplo levantarse a una hora fija y mostrarse amable con los demás. Uno de los remedios de la tibieza, y en este punto todos los autores están de acuerdo, es la:

  1. franqueza consigo mismo y con el confesor,
  2. un serio examen diario de conciencia,
  3. y la práctica asidua de los deberes religiosos junto con los deberes de estado,
  4. la fidelidad a la oración y del ofrecimiento que cada mañana debemos hacer a Dios de las acciones del día.

Y ya que son tan pocas las cosas que podemos ofrecer a Dios, ofrezcamosle con frecuencia la preciosísima sangre de Jesús y los actos interiores de oblación siempre vivos en su Corazón. Dichosas las almas que renuevan tal ofrecimiento cada vez que oyen sonar la hora, y las que lo hacen a perpetuidad, con la intención de que el instante que- pasa se confunda con el eterno momento que no pasará jamás.

Algunos sacrificios hechos cada día darán a nuestra vida espiritual tonalidad y vigor. Y así volverá paso a paso el fervor fundamental y la presteza de la voluntad en el servicio de Dios, aunque la devoción sensible esté ausente.

Para vencer la pereza espiritual y evitar que el alma ande divagando, es muy conveniente distribuir ordenadamente los actos de religión durante el día: fijar su tiempo al rezo del oficio divino, al santo rosario, etc. De igual manera, las almas interiores distribuyen la semana según los misterios de la fe:

  • El domingo lo consagran a Dios, ofrendándose y dando gracias a la Santísima Trinidad.
  • El lunes, al misterio de la Encarnación, recordando el Ecce venio de Jesús, y el Ecce ancilla Domini de María.
  • El martes, a la vida oculta del Salvador.
  • El miércoles, a su vida apostólica.
  • El jueves, a meditar en la institución de la Eucaristía y del sacerdocio.
  • El viernes, a la Pasión y a pedir amor a la Cruz.
  • El sábado, a pensar en ,las glorias de María, en sus dolores y en su oficio de Medianera y Corredentora.

De este modo, en vez de perder el tiempo que huye, se lo gana y se gana la eternidad. Y poco a poco se va encontrando el gozo espiritual, de que habla San Pablo cuando escribe a los Filipenses 4, 4: “Vivid siempre alegres en el Señor. Vivid alegres, repito. Sea vuestra modestia patente a todos los hombres: el Señor está cerca. No os inquieteis por la solicitud de cosa alguna; mas en todo presentad a Dios vuestras peticiones por medio de la oración y de las plegarias, acompañadas de hacimiento de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepuja a todo entendimiento, sea la guardia de vuestros corazones y de vuestros sentimientos, en Jesucristo.

Seguir Leyendo

Comments 1

  1. Ord Ord says:

    Gracias!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Social Share Buttons and Icons powered by Ultimatelysocial