El lunes 23 de setiembre de 1968, a las 2:30 de la madrugada, hundido en el sillón de su habitación y vestido con su hábito franciscano, mientras sostenía entre sus dedos la corona del rosario, Francisco Forgione, de nombre religioso Pío de Pietrelcina, inclinó la cabeza sobre el pecho y entregó su alma al Creador.