Ya entonces comenzó a unir en sí mismo a dos paredes que traían distinta dirección, guiando a los pastores de Judea y a los magos de Oriente para hacer en sí mismo, de los dos, un solo hombre nuevo, estableciendo la paz; paz a los de lejos y paz a los de cerca. De aquí que unos, acercándose desde la vecindad aquel mismo día, y otros, llegando desde la lejanía en la fecha de hoy, han marcado para la posteridad estos dos días festivos; pero unos y otros vieron la única luz del mundo.
Cuando san Juan Pablo II tenía 9 años falleció su mamá y su padre lo llevó ante una imagen de la Virgen y le dijo “Ella ahora es tu Madre”. Lo sabía el Papa, pero eso lo ayudó muchísimo a tomarla realmente como Madre.