En alguna ocasión he escrito que la decisión de un católico ante los tristes avatares de la hora presente debe ser la de «mantener la
Existe instalándose en nuestra sociedad una suerte de delirio colectivo en la que “lo que es” en realidad ya no cuenta para el juicio racional, sino que este se fundamenta a si mismo constituyéndose en regla y medida de todo. Las cosas ya no son lo que son, sino solo lo que yo quiero o “(auto) percibo” que son y esto elevando como mandamiento por el Estado: los molinos de viento han de ser considerandos y tratados por todos como gigantes sub-pena de ser reo de la justicia. Es una especie de dictadura contra la realidad, es la dictadura moderna de los “lunáticos”.