16 de abril – II Domingo de Pascuas – Domingo de la Misericordia

II Domingo de Pascua – CICLO A
16 de abril, 2023
CICLO A
Notas sobre las lecturas del Tiempo Pascual

Nota sobre las Lecturas del Tiempo Pascual

 

Respecto a las lecturas de los domingos del Tiempo Pascual, dicen los Prenotanda del Leccionario:

“Hasta el domingo tercero de Pascua, las lecturas del Evangelio relatan las apariciones de Cristo resucitado. Las lecturas del buen Pastor están asignadas al cuarto domingo de Pascua. Los domingos quinto, sexto y séptimo de Pascua se leen pasajes escogidos del discurso y de la oración del Señor después de la última cena.

La primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles, en el ciclo de los tres años, de modo paralelo y progresivo; de este modo, cada año se ofrecen algunas manifestaciones de la vida, testimonio y progreso de la Iglesia primitiva.

“Para la lectura apostólica, el año A se lee la primera carta de san Pedro, el año B la primera carta de san Juan, el año C el Apocalipsis; estos textos están muy de acuerdo con el espíritu de una fe alegre y una firme esperanza, propio de este tiempo.” (Prenotanda del Leccionario, nº 100) 

Para tener en cuenta entonces: en el Tiempo Pascual los evangelios de los domingos son los mismos para los tres ciclos. Las que sí varían según cada ciclo son la primera y la segunda lectura. La primera es siempre (para los tres ciclos) tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles, pero en cada ciclo se presentan textos diferentes de ese mismo libro. La segunda lectura se toma, para el Ciclo A, de la primera carta de San Pedro; para el Ciclo B, de la primera carta de San Juan; para el Ciclo C, del Apocalipsis. Es necesario prestar atención al comentario que hacen los Prenotanda a estos tres libros del Nuevo Testamento: presentan una fe alegre y una firme esperanza, propias de este Tiempo Pascual. Por lo tanto, en el momento de preparar la homilía, esta indicación puede ser muy útil, ya que de esta segunda lectura pueden tomarse elementos que sirvan al oyente para captar el espíritu de este tiempo.

Respecto a las ferias del Tiempo Pascual dicen los Prenotanda del Leccionario:

“La primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles, como los domingos, de modo semi-continuo.

“En el Evangelio, dentro de la octava de Pascua, se leen los relatos de las apariciones del Señor. Después, se hace una lectura semi-continua del Evangelio de san Juan, del cual se toman ahora los textos de índole más bien pascual, para completar así la lectura ya empezada en el tiempo de Cuaresma. En esta lectura pascual ocupan una gran parte el discurso y la oración del Señor después de la cena”. (Prenotanda del Leccionario, nº 101).

El nº 102 de los Prenotanda explica en detalle la distribución de las lecturas para las solemnidades de la Ascensión y de Pentecostés.

Es necesario prestar atención al hecho de que tanto en los domingos como en las ferias del Tiempo Pascual se le da un lugar preferencial al discurso y oración del Señor después de la cena, que San Juan consignó en su evangelio. El estudio de este texto será un instrumento privilegiado para la preparación de las homilías del Tiempo Pascual.

Una última acotación sobre este Domingo II de Pascua. Dice el Beato Juan Pablo II Magno: “Este segundo domingo de Pascua a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de “domingo de la Misericordia Divina”” (Homilía en la canonización de Santa Faustina, 30 de abril de 2000). Por lo tanto, el título de “Domingo de la Divina Misericordia” es un título litúrgico y canónico, no meramente piadoso y devocional. Por lo tanto, esto es también una clara indicación para la preparación y realización de la homilía de este domingo.

Lic. José Antonio Marcone, I.V.E.

Primera Lectura

PRIMERA LECTURA

Todos los creyentes se mantenían unidos
y ponían lo suyo en común

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 42-47

Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones.
Un santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos prodigios y signos. Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre ellos, según las necesidades de cada uno.
Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día, el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse.

Palabra de Dios.

SALMO Sal 117, 2-4. 13-15. 22-24

R.¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!

O bien:

Aleluia.

Que lo diga el pueblo de Israel:
¡es eterno su amor!
Que lo diga la familia de Aarón:
íes eterno su amor!
Que lo digan los que temen al Señor:
¡es eterno su amor! R.

Me empujaron con violencia para derribarme,
pero el Señor vino en mi ayuda.
El Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación.
Un grito de alegría y de victoria
resuena en las carpas de los justos. R.

La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos.
Este es el día que hizo el Señor:
alegrémonos y regocijémonos en él. R.

 

Segunda Lectura

SEGUNDA LECTURA

Nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo,
a una esperanza viva

Lectura de la primera carta del apóstol San Pedro 1, 3-9

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que ustedes tienen reservada en el cielo. Porque gracias a la fe, el poder de Dios los conserva para la salvación dispuesta a ser revelada en el momento final.
Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente: así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo. Porque ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y lleno de gloria, seguros de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación.

Palabra de Dios.

Evangelio

ALELUIA Jn 20, 29

Aleluia.
Ahora crees, Tomás, porque me has visto.
¡Felices los que creen sin haber visto!, dice el Señor.
Aleluia.

EVANGELIO

Ocho días más tarde, apareció Jesús

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 20, 19-31

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes.» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan.»
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!»
El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré.»
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe.»
Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!»
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.

Palabra del Señor.

Texto Litúrgico
Exégesis
Comentantario teológico
Aplicación
Santos Padres

Guión