A lo largo de su pontificado, san Juan Pablo II expresó en diversas ocasiones que la Iglesia respira con dos pulmones: «Pues no se puede respirar como cristianos o, mejor, como católicos, con un solo pulmón; hay que tener dos pulmones, es decir, el oriental y el occidental».[1]
Ahora bien, en su histórico viaje a Ucrania en el año 2001, el Papa fue mucho más allá y, con gran claridad, afirmó que, si bien la Iglesia tiene dos pulmones, en Ucrania se da la particular experiencia de una Iglesia que respira con ambos. Esto resulta sumamente interesante, ya que, a primera vista, uno podría identificar Ucrania únicamente con el pulmón oriental; sin embargo, el Papa fue muy taxativo.
«Aquí la Iglesia respira con sus dos pulmones: la tradición oriental y la occidental. Aquí se encuentran en diálogo fraterno tanto los que acuden a las fuentes de la espiritualidad bizantina como los que se alimentan de la espiritualidad latina. Aquí se confrontan y se enriquecen mutuamente el sentido profundo del misterio, que domina la sagrada liturgia de las Iglesias de Oriente, y la mística esencialidad del rito latino».[2]
Esto se debe a que en Ucrania coexisten tres Iglesias sui iuris, las tres en plena comunión con el Papa, pero, a la vez, con plena autonomía entre sí: la Iglesia greco-católica ucraniana, la Iglesia católica rutena y la Iglesia católica latina (rito romano). Las tres tienen diversas tradiciones litúrgicas, pero una misma fe y están en plena comunión con el Papa.
Por eso es que san Juan Pablo II, en su encuentro con los jóvenes en la ciudad de Lviv, les dijo que en Ucrania la Iglesia presenta «un rostro particularmente fascinante, por las diversas tradiciones que lo enriquecen».[3]
A continuación de afirmar esta gran verdad, el Santo Padre previene sobre uno de los grandes peligros que pueden presentarse dentro de la Ucrania católica y, por eso, exhortaba a los jóvenes: «que las diferentes tradiciones no sean motivo de división, sino, por el contrario, estímulo al conocimiento y a la estima recíprocos».[4]
San Juan Pablo II está previniendo sobre las falsas dialécticas que pueden surgir y que, lejos de sembrar unidad, terminan generando división. Estas tensiones ya se han dado en la historia de Ucrania, provocando enfrentamientos entre católicos latinos y orientales que, en definitiva, no hicieron más que manchar el rostro de la Iglesia de Cristo.
El Papa es claro: ambas tradiciones pertenecen a Ucrania y forman parte de la única Iglesia de Cristo. Por eso exhortaba a «vivir la pertenencia a la única Iglesia, respetando las diversas tradiciones rituales, os brinda la gran oportunidad de hacer realidad un significativo “laboratorio eclesial” en el que es posible construir la unidad en la diversidad».[5]
En el parecer de san Juan Pablo II, esta unidad es el camino que Ucrania necesita para responder de manera adecuada a «los numerosos y complejos desafíos pastorales del momento presente».[6] Por eso instaba: «anunciad con corazón unánime el Evangelio de Cristo, superando cualquier tentación de división y enfrentamiento».[7] Y terminaba diciendo a todos los obispos ucranianos: «La única “competición” que ha de existir entre vosotros, queridos hermanos en el episcopado, ha de ser la de estimaros mutuamente cada vez más y tender a la santidad».[8]
En definitiva, esto es comprender la catolicidad de la Iglesia; esto es tener una visión equilibrada de lo que es la Iglesia en Ucrania; esto es comprender verdaderamente lo que significa pertenecer a la única Iglesia de Cristo.
Siguiendo la visión de San Juan Pablo II, si Ucrania quiere ser fiel a su «vocación singular de confín y puerta entre Oriente y Occidente»[9], debe cultivar siempre esta unidad y saber respirar con dos pulmones.
P. Francisco Javier de Igarzábal, IVE
[1] JUAN PABLO II, A las comunidades cristianas no católicas, Paris, 31/05/1980
[2] JUAN PABLO II, Encuentro con los obispos católicos de Ucrania, Kiev, 24/06/2001
[3] JUAN PABLO II, Encuentro con los jóvenes, Lvov, 26/06/2001
[4] Ibid.
[5] JUAN PABLO II, Encuentro con los obispos católicos de Ucrania, Kiev, 24/06/2001
[6] Ibid.
[7] Ibid.
[8] Ibid.
[9] JUAN PABLO II, Ceremonia de bienvenida, Kiev, 23/06/2001
Comentarios 1
¡Muchas gracias por esta reflexión! ¡Especialmente hoy, muy actual!