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[Giuliano Guzzo – www.iltimone.org – 30/12/2023]

No ha llegado todavía el momento de que la cultura dominante y sus obedientes medios de comunicación celebren el 50 aniversario del divorcio en Italia -un aniversario aclamado como “un hito de la civilización”- cuando ya están apareciendo nuevos datos que demuestran lo negativa y perjudicial que es la inestabilidad matrimonial para los niños. Nos referimos aquí a un nuevo maxiestudio publicado el 8 de diciembre que analizaba y examinaba minuciosamente la condición económica y civil de 101.180 jóvenes singapurenses nacidos entre 1979 y 1981.

Esta amplia investigación -sin duda la primera singapurense de este tipo- demostró que, a la edad de 35 años, los hijos cuyos padres se habían divorciado estaban en clara desventaja con respecto a los demás. En concreto, se observó que los “hijos de divorciados” tenían menos probabilidades que los demás de haber obtenido un título universitario: sólo el 27,8% de ellos lo tenía, frente al 37% de los hijos de familias intactas.

Los de familias separadas también ganan menos que sus compañeros: un 11% menos. Y la cosa no acaba ahí. A la edad de 35 años, casi el 22% de “los hijos del divorcio” habían experimentado ellos mismos la ruptura matrimonial, frente al 13,8% de sus coetáneos de familias intactas. Y podríamos seguir a la luz de tales datos, si estos no fueran ya suficientes, considerando el divorcio un verdadero desastre para los hijos, los cuales -esta es la verdadera noticia que se desprende de este maxiestudio- pagan con el pasar del tiempo, y en varios aspectos, las consecuencias de las divisiones parentales.

Ahora bien, se podría pensar que esta investigación, por vasta que sea, está aislada en las conclusiones que presenta. Desgraciadamente no es así, ya que la bibliografía sobre las consecuencias negativas del divorcio en los hijos es realmente amplia. Basta pensar en lo publicado en la revista bimestral Child: Care, Health and Development en 2012, cuando salió a la luz una investigación que destacaba cómo el divorcio provoca que los hijos de padres que deciden separarse sean maltratados en una tasa del 10,7%, frente a una tasa media de maltrato infantil del 3,4%.

Esto implica que el divorcio, introducido en su momento y saludado como una institución moderna y filantrópica, no sólo conlleva mayores tentaciones suicidas para los hijos -como documenta una investigación publicada en Psychiatry Research en 2011-, sino que además triplica la posibilidad de que los niños sean víctimas de violencia. Todo esto también puede leerse, por supuesto, como un efecto protector del matrimonio. De hecho, en Estados Unidos se ha observado que los hijos de familias casadas tienen un 70% más de probabilidades de graduarse en la universidad que sus compañeros de parejas no casadas; las chicas de familias casadas tienen la mitad de probabilidades de quedarse embarazadas prematuramente y los chicos la mitad de probabilidades de acabar en la cárcel.

En resumen, mientras que el matrimonio protege en gran medida a los niños, el divorcio los expone a toda una serie de dificultades, respecto a las cuales, de hecho, los resultados del nuevo y amplio estudio sobre los jóvenes singapurenses nacidos a finales de los años setenta y ochenta no son sino una confirmación autorizada y definitiva. De ahí una duda: ¿por qué la institución del divorcio, a pesar de décadas de dolorosas “pruebas”, sigue siendo aclamada como un logro y no como la tragedia que en realidad representa? Realmente da que pensar, mientras que los efectos devastadores de este supuesto “hito de la civilización” permanecen donde siempre han estado: en el silencio sufriente, por tomar prestado el título de una conocida película, de los inocentes.

 

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Comentarios 2

  1. Maria Ines Groppi dice:

    El divorcio siempre es destructivo: del matrimonio y de la felicidad de los hijos.Pero, hay mucha gente que gana dinero con el,y no hablo de los divorciafos.

  2. Diana Peregrina Carrizo dice:

    La familia ha dejado de verse como una santa institución siendo atacada, por eso al aislarse a sus miembros las destruyen , la Sagrada Familia nos revela la importancia de la contención familiar aún en los momentos más difíciles no debe haber espacio para la fragilidad por amor al otro, sosteniéndose el uno al otro.

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