La presente tesis versa sobre el “abandono” que el alma del justo parece padecer de parte del mismo Dios según el testimonio de los salmos. No es, por tanto, un estudio sobre el clásico tema del abandono en Dios, ni tampoco sobre el abandono de Dios por parte del hombre a causa del pecado. Lo que intentamos analizar y penetrar es el misterioso modo en que Dios trata a sus fieles cuando se presenta a la percepción de estos como Aquel que se “aleja”, se les “oculta”, no les “responde”, los “olvida”, etc. Entre las varias motivaciones que hemos encontrado para abordar esta temática sobresale una de índole marcadamente teológica. En efecto, la presentación que Dios hace de Sí mismo en algunos lugares de las Sagradas Escrituras presenta en no pocas ocasiones contrastes difíciles de armonizar con el resto de la revelación. Así, por ejemplo, el Dios creador que ama su obra es el mismo que se arrepiente de ella y la «cancela» con las aguas del diluvio (cfr. Gn 1-2; 6,6-7); el Dios infinitamente misericordioso es el mismo que manifiesta un celo ardiente por una justicia estricta y consecuente (cfr. Ez 33,12-16); el Dios del universo y de toda la humanidad muestra predilección por un pueblo y un territorio particulares “en desmedro” de las otras naciones de la tierra (cfr. Dt 7,6). Del mismo modo, aquel Dios fiel, siempre cercano, amante y protector del justo, aparece en algunos pasajes bíblicos como un Dios alejado, un Dios que, a primera vista, abandona y rechaza incluso a quienes le son fieles y se confían a Él. Por parte del alma justa, observamos que, consecuentemente, brota en ella un lamento “espontáneo” que parece desdecir su propia santidad, pues su comportamiento roza en ocasiones la irreverencia y la blasfemia. Paradójicamente, el “abandono” de Dios y el lamento del hombre esconden justamente lo contrario de lo que aparentan. En cuanto a Dios, se deja percibir un amor de predilección y un celo especial por aquellas almas que Él parece abandonar. En cuanto al justo, su lamentación, lejos de ser una rebelión, testimonia un modo de oración lícito y “necesario”, manifestando incluso una relación de especial intimidad con Dios. Estos contrastes y estas paradojas pertenecen a la noción bíblica de Dios, por lo cual deben ser conservados e incluidos armónicamente en una teología bíblica que intente conocer a Dios como Él mismo se ha revelado.
El autor es sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado (IVE). Nacido en Argentina en 1985, realizó su formación sacerdotal en la casa madre de su congregación y se especializó en Sagradas Escrituras en Roma (Licenciatura 2014, Doctorado 2018). Actualmente misiona en Alemania, donde continúa sus estudios (Habilitation en Sagradas Escrituras desde 2019).