Recientes hallazgos obtenidos por la búsqueda informática con IA (inteligencia artificial), y con todas las reservas que tal método puede y debe aún suscitar, favorecen el establecer como fecha de composición de los famosos manuscritos del Mar Muerto, un intervalo de tiempo muy anterior al que siempre se supuso. En este caso, el cambio de datación es muy favorable a interpretar dichos manuscritos como auténticos, muy cercanos al original –pudiéndose tratar del manuscrito auténticamente original en algún caso-, pues supone que el tiempo de composición de dichos escritos hay que fijarlo entre el siglo IV y el siglo II a.C.
Esta colección, conocida como Rollos del Mar Muerto, consta de 972 manuscritos y fue descubiertas en cuevas a orillas del Mar Muerto entre 1947 y 1956, en once cuevas distintas. Los textos incluyen las versiones más antiguas conocidas de muchos libros del Antiguo Testamento, así como escritos apócrifos y documentos de una misteriosa comunidad judía que habitó la zona antes de la destrucción del Segundo Templo de Jerusalén por las legiones romanas en el año 70 d.C. La datación que se suponía acertada hasta el momento variaba entre el siglo III y el siglo II d.C., aunque existían aún muchas dudas al momento de datar con certeza cada manuscrito.
Un reciente estudio, combinando la datación por radiocarbono, la paleografía y la inteligencia artificial, a cargo de investigadores internacionales dirigidos por la Universidad de Groninga y publicado en Plos One, ha desarrollado un modelo de predicción de fechas, llamado Enoch, que proporciona estimaciones temporales mucho más precisas para manuscritos individuales con base empírica. Utilizando este modelo, los investigadores muestran que muchos manuscritos son más antiguos de lo que se creía. Y establecen que, quizás y por primera vez, hasta dos fragmentos datan de la misma época de sus presuntos autores bíblicos. Se trataría de una copia del libro de Eclesiastés y el manuscrito 4Q114 que contiene versículos del libro de Daniel.
Hasta ahora, la datación de manuscritos individuales se basaba principalmente en la paleografía (el estudio de la escritura antigua). Sin embargo, el modelo paleográfico tradicional carece de una base empírica sólida. Para la mayoría de los Manuscritos del Mar Muerto se desconoce la fecha del calendario, y no existen otros manuscritos con fecha de ese período disponibles para la comparación paleográfica, según informa la Universidad de Groninga.
Entre los manuscritos en arameo/hebreo de los siglos V-IV a. C. y finales del siglo I y principios del II d. C., existe una brecha que impide la datación precisa de los más de mil rollos y fragmentos de la colección de dichos rollos. Esta brecha ha sido subsanada por los investigadores del proyecto, mediante la combinación de dataciones de radiocarbono de 24 muestras de manuscritos, junto con el análisis paleográfico mediante un modelo basado en aprendizaje automático (suponiendo una regresión de cresta bayesiana). Nuevas dataciones de radiocarbono son marcadores temporales empíricos y fiables que cierran la brecha paleográfica entre el siglo IV a. C. y el siglo II d. C. Proporcionan una fecha bastante objetiva para los estilos de escritura en los manuscritos analizados. Las pruebas de radiocarbono, realizadas sobre 27 muestras válidas y tras eliminar contaminaciones previas, confirmaron que solo dos muestras eran más jóvenes de lo esperado, mientras que la gran mayoría resultó más antigua que lo hasta ahora admitido por paleógrafos.
El modelo Enoch de predicción de fechas procede así: Utilizaron una red neuronal profunda (BiNet), desarrollada previamente internamente, para la detección de patrones de trazos de tinta manuscritos en manuscritos digitalizados. Esto permite un posterior análisis de la forma geométrica a nivel microscópico del trazo de tinta, como la curvatura (denominada textural), así como a nivel de la forma de los caracteres (denominada alográfica). Proporciona una base cuantitativa y empírica para el análisis del estilo de la escritura a mano, algo que la paleografía tradicional no puede ofrecer. La validación cruzada demostró que Enoch puede predecir dataciones basadas en radiocarbono a partir del estilo con una incertidumbre de unos 30 o máximo 50 años, aproximadamente. Esto es incluso más preciso que los resultados de la datación por radiocarbono directa en el rango de 300 a 50 a.C. Una vez que Enoch está listo para su uso, es posible datar los aproximadamente mil manuscritos del Mar Muerto de este periodo. Los investigadores dieron un primer paso al proporcionar a Enoch las imágenes binarias de 135 rollos y solicitar la evaluación de las predicciones de datación por paleógrafos.
Los investigadores cuentan con una nueva y poderosa herramienta que les permite respaldar, refinar o modificar sus propias estimaciones subjetivas para manuscritos específicos, a menudo con una precisión de tan solo 50 años para manuscritos de más de 2.000 años de antigüedad.
Los resultados concretos
Los primeros resultados de las predicciones de fechas de Enoch, presentados en el artículo de Plos One, demuestran que muchos Rollos del Mar Muerto son más antiguos de lo que se creía. Esto también cambia la forma en que los investigadores deben interpretar el desarrollo de dos antiguos estilos de escritura judía, denominados ‘asmoneo’ y ‘herodiano’. En concreto, los manuscritos con escritura de tipo asmoneo pueden ser más antiguos que la estimación actual de ca. 150-50 a.C. Además, la escritura de tipo herodiano surgió antes de lo que se creía, lo que sugiere que estas escrituras coexistieron juntas desde finales del siglo II a. C., en lugar de mediados del siglo I a. C., que es la opinión predominante.
El nuevo enfoque permitió fechar empíricamente manuscritos que anteriormente estaban fuera del alcance de la datación por radiocarbono, evitando la destrucción de muestras. Así, las estimaciones indican que múltiples manuscritos literarios fueron copiados antes del periodo de expansión asmonea, lo que ofrece una revisión profunda de cuándo y cómo se produjo el desarrollo textual y religioso en la antigua Judea. Tradicionalmente, por ejemplo, se pensaba que la escritura “herodiana” emergió hacia mediados del siglo I a.C., pero el análisis empírico aplicado ha desplazado esta fecha a un periodo anterior, ya que muestra que coexistió con el estilo asmoneo desde finales del siglo II a. C. Este descubrimiento obliga a los expertos a repensar el proceso de evolución de la escritura aramea/hebrea y sus implicaciones para el surgimiento de movimientos intelectuales y religiosos contemporáneos a los manuscritos.
Este estudio establece también que 4QDaniele (4Q114) y 4QQoheleta (4Q109) son los primeros fragmentos conocidos de un libro bíblico de la época de sus presuntos autores. Se desconoce quién terminó exactamente el Libro de Daniel, pero se suele suponer que este autor lo hizo a principios de la década de 160 a.C. De igual manera, en el caso del Eclesiastés (Qohelet), los estudiosos asumen que un autor anónimo del período helenístico (siglo III a.C.) fue el autor de este libro bíblico, en lugar de la visión tradicional de que fue el rey Salomón del siglo X a.C. La novedosa datación por radiocarbono de 4Q114 y la predicción de la fecha de Enoch para 4Q109 sitúan estos manuscritos en la misma época que estos autores anónimos de los siglos II y III a.C. Por lo tanto, estos resultados han brindado la oportunidad de estudiar evidencia tangible de la autoría de la Biblia, según los autores. Al obtener fechas radicalmente anteriores para rollos como la copia de Eclesiastés o los versículos de Daniel, se evita poner en cuestión la idea de copias posteriores distanciadas de sus fuentes originales, reforzando la posibilidad de que los textos reflejen con mayor fidelidad los contextos culturales e ideológicos que los originaron.
Enoch en detalle
Enoch es el primer modelo completo basado en aprendizaje automático que utiliza imágenes sin procesar para generar predicciones probabilísticas de fechas para manuscritos, garantizando a la vez la transparencia y la interpretabilidad gracias a su diseño explicable. Este modelo fue entrenado a partir de 24 manuscritos datados de manera independiente mediante radiocarbono, integrando imágenes digitales procesadas para aislar y analizar exclusivamente los trazos manuscritos presentes en los pergaminos. El procesamiento incluyó técnicas de binarización y segmentación que permitieron la generación de patrones que sirvieron como vectores de características, eliminando la influencia del contenido textual o del deterioro del soporte físico.
La arquitectura interna de Enoch emplea redes neuronales (con combinación de métodos de análisis textural y alográfico), que son capaces de distinguir detalles a nivel micrométrico en los trazos de tinta, así como las formas generales de los caracteres. Mediante la aplicación de regresión de cresta bayesiana, el modelo correlacionó estos vectores de características con las distribuciones de probabilidad de fechas derivadas de las mediciones de radiocarbono. Esta integración permitió transferir objetividad a un campo que hasta ahora dependía en gran medida de interpretaciones paleográficas expertas, generalmente sujetas a incertidumbre y falta de marcadores cronológicos confiables.
La rigurosidad en la validación cruzada constituyó otro aspecto central del desarrollo del modelo. Enoch fue probado con imágenes no vistas previamente, con un índice de coincidencia del 85% respecto a las distribuciones de fechas obtenidas con radiocarbono. Además, el modelo proporcionó márgenes de error que oscilan, en promedio, entre 28 y 31 años, y en algunos intervalos fueron incluso más estrechos. Una de las capacidades más innovadoras de Enoch es su potencial para predecir fechas de manuscritos que nunca fueron objeto de datación destructiva mediante radiocarbono. Los paleógrafos evaluaron las predicciones generadas para 135 rollos sin fecha previa, concluyendo que el 79% de las estimaciones eran viables y alineadas con los estándares del campo.
A diferencia de los métodos tradicionales, el modelo Enoch se distingue por ser el primero en utilizar imágenes sin procesar de los manuscritos para generar predicciones probabilísticas de fechas, garantizando transparencia e interpretabilidad gracias a su diseño explicable. Esta herramienta combina evidencia empírica derivada de la datación por radiocarbono y el análisis geométrico de la forma de los caracteres manuscritos.
Implicaciones y limitaciones
Las conclusiones del estudio representan un avance notable en el campo de la datación de manuscritos antiguos, según expertos. Sin embargo, tanto los autores como otros especialistas subrayaron que los nuevos métodos y resultados deben interpretarse con cautela y en diálogo con otras evidencias. El modelo desarrollado, aunque robusto frente a los desafíos técnicos del conjunto de los Rollos del Mar Muerto, no exime de limitaciones inherentes a la propia naturaleza de las fuentes y el tamaño aún reducido del conjunto de entrenamiento. También es cierto que la datación por radiocarbono revela la antigüedad del soporte material, pero no necesariamente el momento exacto en que el texto fue escrito. Si bien es cierto que el método busca solucionar esto con el estudio de los trazos y de la tinta, no hay que olvidar el factor de la escasa representatividad temporal de las muestras utilizadas para entrenar los algoritmos.
Se trata sin duda de una herramienta objetiva y cuantitativa para la datación, pero insisten en que sus predicciones deben complementarse siempre con otros enfoques independientes, como el arqueológico o el histórico, a fin de disminuir el margen de error y evitar interpretaciones unilaterales.