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Homilética – III domingo de Pascua
TEXTOS LITÚRGICOS [accordions title=”TEXTOS LITÚRGICOS”] [accordion title=”LECTURAS” load=”hide”]No era posible que la muerte tuviera dominio sobre Él Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2,
TEXTOS LITÚRGICOS [accordions title=”TEXTOS LITÚRGICOS”] [accordion title=”LECTURAS” load=”hide”]No era posible que la muerte tuviera dominio sobre Él Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2,
Supliquemos a la Virgen gloriosa, que tan alegre y regocijada está el día de hoy que nos alcance la gracia, diciéndole: Ave Maria.
Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Estas palabras son las que un ángel, enviado por Dios a dar testimonio de la resurrección de Cristo, dirigió a unas mujeres que habían ido al sepulcro a buscar al Salvador difunto. Y quiso decirles que no buscasen entre los muertos, al que ya vivía para siempre, pues había resucitado.
Homilía diaria para el Viernes Santo: la cátedra del amor. P. Tristán Gelonch, IVE “La cátedra del amor” Evangelio según San Juan 18,1-40.19,1-42.
Homilía diaria del Jueves Santo: la Eucaristía nos da vida, predicada por el padre Jon de Arza, monje en Argentina
Al inicio de la crucifixión, como era costumbre, se ofreció a Jesús una bebida calmante para atenuar los dolores insoportables. Jesús la rechazó. Quiso soportar totalmente consciente su sufrimiento (cf. Mc 15,23). Al término de la Pasión, bajo el sol abrasador del mediodía, colgado en la cruz, Jesús gritó: «Tengo sed» Un 19,28). Como solía hacerse, se le ofreció un vino agriado, muy común entre los pobres, que también se podía considerar vinagre; se la tenía como una bebida para calmar la sed.
«Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer» (Lc 22,15). Con estas palabras, Jesús comenzó la celebración de su última cena y de la institución de la santa Eucaristía. Jesús tuvo grandes deseos de ir al encuentro de aquella hora. Anhelaba en su interior ese momento en el que se iba a dar a los suyos bajo las especies del pan y del vino.
La Iglesia nos propone hoy la consideración de la entrada del Señor en Jerusalén, que fue la más suntuosa que jamás tuvo ningún rey, ni emperador. Y fue tan admirable, porque una gran cantidad de gente, incluidos los niños cual tordicos, alondras o pardillos, cantaba las palabras de nuestro tema: Bendito el que viene en el nombre del Señor, según aquello que afirma David: De la boca de los niños y de los que están aún pendientes del pecho de sus madres, hiciste salir una perfecta alabanza (Sal 8,3). Y lo mismo debemos hacer nosotros, bendiciéndole por su venida.
TEXTOS LITÚRGICOS [accordions title=”TEXTOS LITÚRGICOS”] [accordion title=”LECTURAS” load=”hide”]LECTURAS Yo pondré mi espíritu en vosotros, y viviréis Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 12-14 Así
Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?»
«Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios. Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.»
San Juan enmarca en el episodio del encuentro de Jesús con la Samaritana preciosas enseñanzas:
— Jesús se revela a la Samaritana: a) Como Fuente de Agua Viva. Poco a poco Jesús conduce a la Samaritana a desear otra Agua; la de verdad saciativa; manantial en la misma entraña del alma (14). b) Como Templo único, espiritual y verdadero