La imagen de Jesús Misericordioso – Hna María de la Fe

📖 Ediciones Voz Católica

Más leído esta semana

A la humanidad, inmersa en el pecado, Dios a revelado su Misericordia.

 (Antífona de la Liturgia de las Horas)

Dios ha revelado su Misericordia, especialmente enviando a su Hijo para que con su muerte y resurrección pudiéramos ser salvados de la muerte eterna.

Por eso, la Encarnación del Hijo de Dios es fuente de dicha para el cristiano. En su Rostro descubrimos al Padre y cuánto nos ama. Nunca deja de revelarse para que correspondiendo a su amor entremos por el camino que lleva a la Vida.

En la obra célebre del P. Alfredo Sáenz “El Icono, esplendor de lo sagrado” el autor cita a varios pensadores y teólogos que han defendido el culto a las imágenes. Por lo que ahora nos interesa citaré algunos pasajes para que apreciemos mejor la amable Providencia de Dios que ha querido dejarnos su Imagen, en concreto, en el cuadro de la Divina Misericordia.

Orígenes llamaba a Cristo “imagen de la bondad de Dios”. Si el Padre es absolutamente bueno, el Verbo es el Icono (imagen) perfecto de su bondad. “El Padre es la bondad en su principio: de ella nació el Hijo, que es en todas las cosas la imagen de su Padre, y por eso hay que llamarlo, sin lugar a dudas, la imagen de su bondad. No hay en el Hijo una segunda bondad, diferente de la que está en el Padre. Por eso dice: «Nadie es bueno sino el Padre» (Me 10, 18). Quiere decir que el Hijo no posee una bondad diferente sino la misma que está en el Padre”.

La mayor prueba de amor que Dios ha dado al mundo es el decreto de la Encarnación: “Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo unigénito” (Jn 3, 16). A la dación generosa del Padre, sigue la entrega icónica del Hijo que, amándonos, nos amó hasta el fin (cf. Jn 13, 1). Porque el Verbo no es solamente la bondad de Dios por su naturaleza, sino también por su actividad. Gregorio de Nyssa agrega otro aspecto: El Hijo es Icono eterno del Padre porque expresa la plenitud de su belleza. “El Hijo está en el Padre como la belleza de la imagen reside en su forma arquetípica… El Padre está en el Hijo como la belleza arquetípica permanece en su imagen… y hay que pensar simultáneamente lo uno y lo otro” (Contra Eun. I: PG 44, 636)

Al decir de San Ireneo, el Dios invisible se torna visible, el Verbo inaudible se deja oír. En una palabra, se manifiesta. Y en fórmula exquisita: “El Verbo hace que los hombres vean a Dios, al mismo tiempo que muestra (exhibet) el hombre a Dios”. (Adv. Haer. IV, 20,7: PG 7, 1037.)

La Encarnación del Verbo es lo que posibilita su representación en el cuadro. “Represento con audacia al Dios invisible -dice San Juan Damasceno-, no en cuanto es invisible, sino en cuanto se ha hecho visible a causa de nosotros por su participación en la carne y en la sangre. Lo que represento no es su divinidad invisible; por la imagen muestro la carne del Dios que era visible”. (De imaginibus oratio 1,4: PG 94,1236.)

“Por la abundancia de su benignidad para con los hombres -escribe San Nicéforo- se humilló a sí mismo, y en su anonadamiento se hizo visible y pintable para nosotros.”(Antirrhetictis I, 24: PG 100, 260.)

 

LA IMAGEN DE JESÚS MISERICORDIOSO

Historia de la Primera Imagen

«Plock, Polonia, 22 de febrero de 1931. Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir, y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero también de una gran alegría. Después de un momento, Jesús me dijo: −Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. (…) Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte.”(Diario, 47). 

Estas palabras de Jesús a Santa Faustina fueron las primeras en relación a la Imagen de Jesús Misericordioso. La visión tuvo lugar un domingo, justo el día en el que la Iglesia celebra la solemnidad de la Cátedra de San Pedro.

Sor Faustina habló de este acontecimiento primero con su confesor, quien interpretó el pedido de Jesús desde un plano espiritual y le dijo: “Pinta la imagen de Dios en tu alma”. Pero al retirarse del confesionario el Señor Jesús le dijo: “Mi imagen está en tu alma (…) Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel, (…) sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo deber ser la Fiesta de la Misericordia”. (Diario 49). Desde aquel momento Sor Faustina ya no tuvo duda alguna: Jesús le estaba pidiendo una imagen material, pero se le presentaban un sin fin de dificultades para llevar a cabo aquel encargo, puesto que, por un lado, ella misma no era capaz de pintar, y tampoco conocía a nadie que pudiera hacerlo. Así, cuando presentó esta cuestión a la superiora, la Madre Róża Kłobukowska, ésta le pidió alguna señal del cielo para poder confirmar la autenticidad de la aparición. Jesús entonces le dijo: “Lo haré conocer a las Superioras a través de las gracias que concederé por medio de esta imagen.” (Diario 51).

Los apremios de Jesús y la desconfianza de los confesores y las superioras causaban un gran sufrimiento a Sor Faustina. Durante su estancia en Plock (más de 2 años) y en Varsovia, siguió pensando en el incumplido deseo del Señor, que le hizo sentir la gran importancia que tenía en los planes divinos la misión que le había encomendado: «De repente vi al Señor que me dijo: “Has de saber que, si descuidas la cuestión de pintar esta imagen y de toda la obra de la misericordia, en el día del juicio responderás de un gran número de almas» (Diario, 154).

Después de profesar sus votos perpetuos, Sor Faustina fue trasladada a la casa conventual de Vilna (25 de mayo de 1933), hoy Lituania. Aquí encontró la ayuda prometida anteriormente: el confesor y director espiritual, el Padre Miguel Sopoćko (1888-1975), que intentó llevar a cabo los deseos del Jesús.

En 1934, en Vilna bajo el pincel de Eugenio Kazimirowski, un reconocido artista local, el lienzo era una realidad. El beato Sopocko lo encargó a principios del año, y cuidó que fuese elaborado tal cual el Señor lo había pedido.

El padre Miguel Sopoćko le dio a conocer al pintor, Eugeniusz Kazimirowski, la misión de Sor Faustina y le comprometió guardar el secreto. Este pintor valorado y educado profesionalmente, renunció a su propia concepción artística para representar detalladamente lo que le relataba Sor Faustina, quien estuvo yendo al estudio del pintor (por lo menos) una vez a la semana, durante medio año, para añadir detalles o indicaciones, y mostrar las debidas correcciones que había que hacer.

En el proceso de pintar la imagen participó activamente el P. Miguel Sopoćko. Él personalmente trató de asegurarse de que la figura de Jesús fuera recreada exactamente según las instrucciones de Sor Faustina. “Más llevado por la curiosidad de saber cómo sería la imagen – recordaba el padre Sopoćko – que, por la fe en la autenticidad de las visiones de Sor Faustina, me propuse proceder para hacer pintar la imagen de Jesús Misericordioso. Así pues, me puse de acuerdo con un artista-pintor que vivía conmigo en la misma casa, Eugenio Kazimierowski, quien, habiéndole pagado un cierto importe, aceptó pintar el cuadro. Luego, la Madre Superiora, permitió a Sor Faustina salir dos veces por semana del convento para ir a encontrarse con el pintor, e indicarle cómo debía ser la imagen”.

                                                            Casa donde se pintó el Primer cuadro.

Así fue que todo el tiempo durante el cual el pintor estuvo pintando la imagen bajo la supervisión de Sor Faustina fue objeto de una gran discreción por parte de la Congregación, por lo que a Santa Faustina la acompañaba cada vez, en el camino al estudio del artista, la Madre Superiora Irena Krzyżanowska. El trabajo duró varios meses, y quedó terminado en junio de 1934.

El tiempo pasado juntos dedicado a pintar fue una oportunidad para una interpretación más profunda del contenido del cuadro. Las cuestiones discutibles las resolvía el mismo Señor Jesús:

(Diario 299) Vilna 1934 “Una vez, cuando el confesor me mandó preguntar al Señor Jesús por el significado de los dos rayos que están en esta imagen [113]; contesté que sí, que se lo preguntaría al Señor. Durante la oración oí interiormente estas palabras: Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzara la justa mano de Dios. Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia.”

Cuadro de Jesús Misericordioso, el original

(Diario 326) Una vez Jesús me dijo: “Mi mirada en esta imagen es igual a la mirada en la cruz.”

(Diario327) “Una vez el confesor me preguntó cómo debía ser colocada la inscripción, ya que todo eso no cabía en la imagen.  Contesté que rezaría y que daría la respuesta la semana siguiente. Al alejarme del confesionario, y pasando cerca del Santísimo Sacramento, recibí el entendimiento interior de cómo debía ser la inscripción. Jesús me recordó lo que me había dicho la primera vez, es decir, que estas tres palabras debían ser puestas en evidencia. Las palabras son éstas: Jesús, en Ti confío. Entendí que Jesús deseaba que fuera colocada esa frase, pero además de estas palabras no daba otras órdenes precisas. Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la Fuente de la Misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma: Jesús, en Ti confío.”

Finalmente, la conversación que mantuvo Sor Faustina con Jesucristo sobre el cuadro pintado fue muy significativa:

«… cuando estaba en el taller de aquel pintor que pintaba esa imagen, vi que no era tan bella como es Jesús. Me afligí mucho por eso, sin embargo, lo oculté profundamente en mi corazón. (…) la Madre Superiora se quedó en la ciudad para solucionar diferentes asuntos, yo volví sola a casa. En seguida fui a la capilla y lloré muchísimo. Le dije al Señor: ¿Quién te pintará tan bello como Tú eres? Como respuesta oí estas palabras: No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia» (Diario, 313).

De esta conversación emana la sinceridad de la persona a la que le había sido concedida una gracia sobrenatural y que en sus vivencias místicas vio la belleza real del Salvador Resucitado.

El Señor Jesús muchas veces se aparecía a Sor Faustina en la forma en la que se muestra en el cuadro (Diario 473; 500; 560; 613; 657, 1046) y también, en repetidas ocasiones exigió que ese cuadro, que santificó con su presencia viva, fuese expuesto para la veneración pública. “Finalmente, en la Semana Santa de 1935 – escribió el padre Sopoćko en sus memorias – Sor Faustina me dijo que el Señor Jesús insistía en que expusiera la imagen durante tres días en el Santuario de Ostra Brama, donde se iba a celebrar un Tridium (…), que iba a presidir el padre rector del Santuario, el Canónigo Zawadzki, quien me pidió que predicara la homilía. Acepté con la condición de que colocara la imagen de la Misericordia como decoración en la ventana del pórtico, donde tendría una apariencia imponente y efectivamente así fue: llamaba la atención de todos los asistentes, incluso más que la imagen de la Virgen de Ostro Brama.”

Gracias, entonces, a los esfuerzos del P. Sopoćko, desde el 26 hasta el 28 de abril de 1935, durante las celebraciones finales del Jubileo de 1900 año de la Redención del mundo, en la Puerta de la Aurora, en Vilna, la Imagen del Misericordioso Salvador fue venerada públicamente por primera vez, por una multitud de fieles que participaban en las oraciones. Esa celebración coincidió con el primer domingo después de la Pascua. Sor Faustina participó en ella, y la homilía sobre la Divina Misericordia fue predicada por el padre Sopoćko, tal como lo había exigido Jesús.

«Durante tres días la imagen estuvo expuesta al público, y recibió la veneración pública porque había sido colocada en la Puerta de la Aurora (Ostra Brama), en un ventanal, en lo alto, por eso se la veía desde muy lejos. Durante esos tres días en la Puerta de la Aurora fue celebrada con solemnidad la clausura del Jubileo de la Redención del Mundo, el 19 centenario de la Pasión del Salvador. Ahora veo que la obra de la Redención está ligada a la obra de la misericordia que reclama el Señor» (Diario, 89).

Puerta de la Aurora.

«Cuando esta imagen fue expuesta, vi un movimiento vivo de la mano de Jesús que trazó una gran señal de la cruz. Por la noche del mismo día (…) vi que la imagen estaba pasando sobre una ciudad y aquella ciudad estaba cubierta de redes y de trampas. Jesús, al pasar cortó todas las redes…» (Diario, 416).

«Cuando estaba en la Puerta de la Aurora durante las celebraciones en las cuales fue expuesta esta imagen, estuve presente en la homilía que predicó mi confesor [M. Sopoćko]; la homilía fue sobre la Divina Misericordia, fue la primera de las que exigía el Señor Jesús desde hacía mucho tiempo. Cuando empezó a hablar de esta gran misericordia del Señor, la imagen tomó un aspecto vivo y los rayos penetraron en los corazones de las personas reunidas, pero no en grado igual, unos recibieron más y otros menos. Una gran alegría inundó mi alma viendo la gracia de Dios» (Diario, 417).

Las celebraciones de la Puerta de la Aurora en Vilna fueron para Sor Faustina una señal y el cumplimiento de las gracias anunciadas anteriormente: una manifestación pública de la potencia de la Divina Misericordia.

«Cuando terminó el oficio y el sacerdote tomó el Santísimo Sacramento para impartir la bendición, súbitamente vi al Señor Jesús con el mismo aspecto que tiene en esta imagen. El Señor impartió la bendición y los rayos se extendieron sobre todo el mundo.” (Diario, 420).

Después de la solemnidad, la imagen de Jesús Misericordioso se volvió a colocar en su sitio anterior, en el convento de las Hermanas Bernardinas. Desde allí, el cuadro era tomado para ser llevado en uno de los pasos de la procesión del Corpus Christi.

Luego del importante evento, Santa Faustina insistía que Jesús pedía que el cuadro fuese expuesto en la iglesia, pero el padre Sopocko se avergonzaba de pedir los permisos necesarios porque tenía nuevos elementos y en especial debía explicar el origen del cuadro, por lo que lo hace colgar en un sitio escondido y permaneciendo en un corredor del convento de las Hermanas Bernandinas hasta que en abril de 1937 pide al Arzobispo de Vilna la autorización para exponer el cuadro en la Iglesia San Miguel donde él era rector. Ante la solicitud, el arzobispo ordena una comisión organizada por el canciller de la Curia Metropolitana el padre Adán Sawicki para realizar el examen a la imagen y es así como a partir del 3 de abril de ese mismo año la imagen es bendecida y colocada en un marco dorado al lado del altar principal de la iglesia de San Miguel en Vilna, donde se le rindió culto hasta el año 1948. Era venerado y los fieles donaban exvotos por las gracias concedidas.

El culto a la Divina Misericordia se difundía de forma rápida, llegando más allá de Vilna, de forma inexplicable. A pesar de las limitaciones, llegaba a millones de personas en el mundo entero.

Las primeras reproducciones que se imprimieron de la imagen, basadas en una copia del cuadro de Jesús Misericordioso (obra de Lucía Bałzukiewiczówna) fueron hechas en la imprenta de Józef Cebulski, en Cracovia en 1937. Estas imágenes – escribía Sor Faustina al Padre Sopoćko – no son tan bonitas como deberían ser (…). Sin embargo, las compran aquellos que se sienten atraídos por la gracia de Dios, y por lo tanto es Dios mismo quien actúa. Nuestra Congregación ya ha comprado bastantes. La Madre Irena divulga estas estampas y libritos. Hemos hecho el propósito de darlas también en la portería. Las imágenes de Jesús Misericordioso, obra del pintor Kazimirowski, así como sus reproducciones, se fueron distribuyendo durante la segunda guerra mundial. En Vilna, el fotógrafo Nowicki, bajo pedido del Padre Sopoćko, hizo unas mil copias fotográficas de la imagen de diferentes tamaños (los más pequeños eran de aproximadamente 1 cm). Algunas de estas fotos se cosían en las gorras y uniformes de los soldados. Las estampas imprimidas de Jesús misericordioso eran distribuidas en los conventos de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, también en iglesias, y se enviaban en paquetes a las cárceles y a los campos de concentración.

 

Tiempos peligrosos

La llegada de la Segunda Guerra Mundial (SGM), a partir de 1939, traería consigo grandes cambios y la Iglesia católica no estuvo exceptuada de estos difíciles acontecimientos, pero la pintura se mantuvo en resguardo milagrosamente.

En agosto de 1948 las autoridades comunistas hicieron cerrar el convento de las Hermanas Bernardinas en Vilna, por lo que cerraron también la iglesia de San Miguel.

El lienzo de Jesús Misericordioso fue guardado secretamente por intermedio de un empleado que era encargado de liquidar el inventario.

Posteriormente, dos devotas de la Divina Misericordia conscientes de la suerte que podría correr el lienzo, se encargaron de esconderlo en un desván muy bien enrollado (sin el marco y la placa con el escrito). Luego, lo trasladaron hasta la iglesia del Espíritu Santo conjuntamente con el resto del material de la iglesia liquidada.

El Párroco, P. Jan Ellert, no dió muestra de interés en exponerlo, por lo que permaneció escondido en condiciones inapropiadas para su conservación hasta el año 1956 cuando el padre Józef Grasewicz –al salir de un campo de trabajo soviético− regresa a Vilna y comienza a buscar la pintura original de la Divina Misericordia al mismo tiempo que establecía contacto con su buen amigo el Padre Sopocko quien estaba muy preocupado por el paradero de la sagrada imagen.

Con permiso del Padre Jan Ellert, probablemente en 1949, el P. Józef Grasewicz tomó la imagen de Jesús Misericordioso para colocarlo en la iglesia en Nowa Ruda, cerca de Grodno (hoy Bielorusia), donde él era Párroco.

Allí la imagen permaneció por 30 años, pese a que, en 1970, las autoridades locales comunistas decidieron convertir la iglesia en un almacén y la totalidad del mobiliario fue trasladado a otra Parroquia. Sin embargo, para ese momento, la pintura estaba ubicada muy alta en la parte central del recinto y no se encontró una escalera con la suficiente longitud para descolgarla permaneciendo abandonada en la iglesia cerrada.

                                                        Iglesia abandonada de nowa-ruda hasta 1986

 

El rescate del lienzo

El Padre Sopocko, desde Polonia, no descansó en su intento de llevarlo a un sitio seguro y discretamente, realizó peticiones para su traslado, nuevamente a Vilna, donde había sido pintado y expuesto por vez primera. Sin embargo, esto fue posible en 1986, con la ayuda de un grupo de católicos que se reunían con cautela para rezar dentro de la casa de Dios. Se descolgó en secreto la imagen haciendo posible su retorno, aunque Sopocko no la recibió porque ya había fallecido.

Al llegar a Vilna, las autoridades eclesiásticas decidieron exponerla, a partir de 1987, en la iglesia del Espíritu Santo previas restauraciones, dadas las condiciones de deterioro en que se encontraba, y que debían adaptarla al espacio donde iba a ser colocada. Los resultados de estos arreglos fueron desfavorables porque cambiaron la apariencia original: Antes de colocar la imagen en el altar, a la orden del P. Kaszkiewicz, el cuadro dañado fue repintado. Como resultado, el aspecto de la cara del Señor Jesús cambió notablemente. Al cuadro se añadió una frase en rojo: “Jesús en Ti confío”. Además, para ajustar el cuadro al hueco en el altar, se dobló la parte inferior del lienzo, y en la parte superior se agregó al cuadro una parte adicional en forma de oval.

                                                               Cuadro restaurado por primera vez

Estos cambios no estaban de acuerdo con la composición artística del cuadro realizada en 1934 por E. Kazimirowski en cooperación con sor Faustina y el Padre Sopocko. Esta inherencia, redujo notablemente el valor original de la obra.

En 1987, la Imagen se consagró nuevamente en uno de los altares laterales, pero el acceso a ella fue limitado.

No obstante, la pintura recibió la visita de uno de los más grandes impulsores de la Divina Misericordia, San Juan Pablo II, el 5 de septiembre de 1993, quien aprovechó la ocasión para orar de rodillas ante “la imagen santa” como él mismo la llamó por haber sobrevivido a diversas situaciones críticas en tiempos de la persecución comunista a los católicos.

                                                                       Juan Pablo II ante la imagen.

Finalmente, bajo la guía del arzobispo de Vilna, cardenal J. Backis, y con el apoyo de los devotos de la Divina Misericordia y la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso, (fundadas por el P Sopocko) la Imagen se sometió a restauración y conservación profesional. La restauración profunda, tuvo lugar en la capilla del convento de las hermanas en Vilna, por la conservadora de obras de arte Edyta Hankowska–Czerwinska de Wloclawek. Se eliminaron del cuadro todas las repinturas. Las manchas creadas por la humedad, se hicieron pruebas de retirarlas con sustancias químicas. Se repararon las deterioraciones.

                                                                       Restauradora y el cuadro

Algunos daños sufridos por el lienzo tuvieron que ser eliminados utilizando el pegamento. Se ven también huellas dejadas después de haber quitado el lienzo del bastidor (huellas de los clavos que sujetaban el cuadro), y el doblamiento de la parte inferior de unos cuatro centímetros. A consecuencia de la restauración el cuadro recuperó su aspecto original.

Mientras tanto, la pequeña Iglesia de la Santísima Trinidad, a muy poca distancia de la Iglesia del Espíritu Santo, que el gobierno devolvió a la Arquidiócesis, pero en un estado gravemente dañado, fue restaurada con la ayuda de fondos de los miembros de la Asociación de Marian Helpers en los EE. UU.

En la Fiesta de la Misericordia del 2004, El Metropolitano de Vilna, Cardenal Audrys Juozas Backis re-consagró la renovada iglesia de la Santa Trinidad en Vilna como Santuario de la Divina Misericordia. Paralelamente, les encargó a la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso, orar en ese Santuario y el cuidado de la original e inestimable Imagen. La Congregación lleva decenas de años haciendo gestiones para propagar la primera imagen de Jesús Misericordioso, aquel creado en el ambiente de oración y de sufrimiento de sor Faustina.

La Imagen restaurada de la Divina Misericordia se consagró allí en septiembre del 2005.

Para concluir:

Es asombroso pensar que, como resultado de la guerra (1939-1945) y la incorporación de Lituania a la URSS, la imagen de Jesús Misericordioso dejó de estar disponible para los peregrinos durante decenas de años. Y a pesar de muchas amenazas (el cuadro estaba escondido en el ático, enrollado repetidamente, almacenado en condiciones inapropiadas, con excesiva humedad y temperaturas bajo cero, restaurado de forma inepta), sobrevivió a la época comunista. ¡Gracias a un milagroso acto de la Divina Providencia!

Otro dato interesante, que nos habla de la milagrosa Imagen de Jesús es la coincidencia entre el rostro de la Divina Misericordia y la Sábana Santa que se descubrió y se difundió en Estados Unidos a mediados de la época de 1990, a raíz de un estudio fotográfico; y recientemente, especialistas en antropología han descubierto en Polonia, una asombrosa correspondencia de facciones y proporciones entre la primera imagen de Jesús Misericordioso pintada por Eugenio Kazimirowski y el rostro de la Sábana Santa de Turín. Este asombroso descubrimiento se produjo luego de comparar ambas imágenes por el Prof. Zbigniew Treppa, de la División de Antropología de la Representación Visual de la Universidad de Gdansk (Polonia).

“Los resultados de mis estudios antropológicos de las dos caras de ambas imágenes muestran una completa convergencia de los puntos faciales característicos, como la parte media de las cejas, la base de la nariz, los pómulos, la mandíbula, las alas de la nariz, el comienzo del labio superior e inferior, y la barbilla”, expresa el científico polaco.

                                                                    Imagen con la sábana santa

Otro dato a tener en cuenta para la divulgación de la Imagen Santa:

Por iniciativa de los organizadores y fundadores de la conservación del cuadro en 2003, de la Fundación de los Apóstoles de Jesús Misericordioso de Lódz, en marzo de 2004, en la Iglesia de Espíritu Santo de Vilna fue realizada una sesión fotográfica profesional, para documentar el cuadro. Desde entonces, de las diapositivas de 20 cm se hacen fotocopias de la primera imagen de Jesús Misericordiosos. Las copias son distribuidas y facilitadas a la evangelización públicas.

 

 OTRO CUADRO DE JESÚS MISERICORDIOSO

 

                                                                            El más divulgado

                                                                  Segundo cuadro, el más conocido

Es necesario destacar que durante la Segunda guerra mundial se fueron pintando otras imágenes de Jesús Misericordioso.

En 1943 – a los diez años de haberse pintado el primer cuadro de Jesús Misericordioso y cinco años después de la muerte de sor Faustina en Cracovia, se presentó a la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia de Cracovia un pintor, Adolfo Hyla. El artista quería pintar un cuadro y regalarlo a la capilla del convento como un exvoto de agradecimiento por el salvamento de su familia de los accidentes de la guerra.

Este cuadro fue realizado con la participación del confesor de Sor Faustina, el Padre José Andrasz SJ.

Le presentaron al artista como modelo una reproducción del primer cuadro pintado por Kazimirowski en cooperación con sor Faustina. Adjuntaron también la descripción del cuadro del Diario de Santa sor Faustina. Sin embargo, el artista realizó en parte lo que le encargaron, pero también, según su propia idea. Es la imagen de la Divina Misericordia más famosa de entre todas las que se han pintado.

Está imagen fue bendecida por el P. José Andrasz el 7 de marzo de 1943.

Cuando el cuadro estaba pronto se vio que no encajaba en el altar al que iba destinado, donde iban a ser expuesto para la celebración en honor de la Divina Misericordia; entonces la Superiora del convento, la M. Irena Krzyzanowska le pidió al artista A. Hyła que pintara una segunda imagen, que debería tener el mismo tamaño y forma que la cavidad interior que había encima del altar lateral de la capilla del convento.

El primer domingo después de Pascua, el 16 de abril de 1944, el padre J. Andrasz bendijo la nueva imagen, que correspondía perfectamente en tamaño y forma a la cavidad del altar lateral.

Esta imagen se hizo famosa en poco tiempo, por las numerosas gracias que allí se recibían. Sus copias y reproducciones se vendían en todo el mundo.

Hoy día peregrinos de todo el mundo se acercan al Santuario, para pedir ante la imagen de Jesús Misericordioso la misericordia para ellos y para aquellos que se lo piden. Numerosos exvotos colocados en las paredes de la capilla son muestra del cumplimiento de las promesas que Cristo dirigió a aquellos que rezaran con confianza ante la imagen de la Divina Misericordia.

Karol Wojtyla, como sacerdote, condujo celebraciones en honor de la Divina Misericordia, y más tarde, ya como obispo y pastor de la Arquidiócesis de Cracovia. El día 7 de junio de 1997 rezó también ante la imagen, esta vez como el Papa Juan Pablo II. En aquella ocasión dijo: Cada uno puede venir acá, contemplar este cuadro de Jesús misericordioso, su Corazón que irradia gracias, y escuchar en lo más íntimo de su alma lo que oyó la beata. «No tengas miedo de nada. Yo estoy siempre contigo» (Diario, 613). Y, si responde con sinceridad de corazón: «¡Jesús, confío en ti!», encontrará consuelo en todas sus angustias y en todos sus temores. En este diálogo de abandono se establece entre el hombre y Cristo un vínculo particular, que genera amor. Y «en el amor no hay temor — escribe san Juan —; sino que el amor perfecto expulsa el temor» (1Jn 4, 18).

Cabe en nosotros el asombro al ver que la divulgación en Polonia de otro cuadro, fue providencial ya que era imposible en aquellos años del comunismo exponer la milagrosa Imagen Santa. Y mientras tanto la difusión de esta Segunda imagen era para todos, no sólo para Polonia sino para el mundo entero, una revelación, una ayuda, una esperanza. A través de la Imagen pintada por Hyla, también Dios se hacía presente. Dicha imagen pintada por Adolfo Hyla ayudó mucho en el desarrollo del culto de la Misericordia Divina. Lo confirman los testimonios de las gracias recibidas por su intercesión.

Sin embargo, su popularidad no disminuyó el valor del primer cuadro pintado en Vilna Lituania, exactamente según el modelo trasmitido por el Señor Jesús. Después de una larga espera, el primer cuadro llegó a ser dignamente expuesto en donde, rodeado de la oración de las hermanas de Jesús Misericordioso y de los peregrinos que van a verlo, es venerado públicamente.

Para terminar, concluyó citando al P. Sáenz quien con su trabajo en defensa a las sagradas imágenes nos insiste:

“La transposición en imagen del Verbo Encarnado no es sino la continuidad de aquel grito de júbilo que se inaugura en el Evangelio: el Señor ha aparecido verdaderamente, se ha manifestado, lo hemos visto y tocado… Al que hace eco el famoso texto de Juan: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos del Verbo de la vida” (1 Jn 1, 1) … eso es lo que representamos en imagen. Se comprende cuán verdadera es aquella frase de Florenskij: “El significado del icono -en su intelectualidad visible o intelectual visibilidad- es la encarnación”. (Le. Porte Regali. Saggio sulla icona, Adelphi, Milano, 1977, p. 1739)

Entendamos pues que, entre el “dejarse ver” y el “dejarse pintar” media una relación sumamente estrecha. “¿Cómo no podrá ser pintado el que puede ser visto? -se pregunta San Teodoro Studita-… ¿Cómo aquel que fue hecho a semejanza de los hombres, no podrá ser pintado a semejanza de los hombres?” (Refutatio poem. Iconomach.: PG 99,452. 460.) Y el Damasceno: “Cuando el Hijo de Dios, tomando la forma de siervo, revistió el aspecto del hombre, y se hizo a semejanza de los hombres, ¿qué impide que se haga su imagen?” (De imaginibus oratio I, 27: PG 94, 1269). Pintar iconos es proclamar la verdad del misterio de Cristo.”

Que Jesús de la Divina Misericordia aparecido a una humilde sierva suya, Santa Faustina Kowalska, para hacerse pintar, nos alcance toda gracia a través de su Sagrada Imagen.

 

 

Seguir Leyendo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Acepto los Términos y condiciones y la Política de privacidad .

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

Librería Dictio

Anda. Velez Sarsfield 30 local 6
– pasaje Santo Domingo  –
Córdoba Centro
 tel 0351-4240578
de 10:30 a 18:00

Envíos a todo el país
[email protected]

Librería Gladius

Bartolomé Mitre 1721,
Buenos Aires, Argentina.
[email protected]

Envíos a todo el país