Musoma, Tanzania, 27 de octubre de 2021
Es difícil escribir una crónica sobre alguien a quien conocemos y que otros también conocen. Uno no quiere equivocarse ni por exceso ni por defecto, es decir, que no quiere ni exaltarlo más de lo que corresponde, o abajarlo faltando a la caridad y la justicia. Debemos escribir sobre alguien, como nos gustaría que hagan con nosotros, destacando las virtudes y disculpando los defectos… que es como generalmente hacemos cuando hablamos de nosotros mismos.
Bien, entonces, aquí voy… a contarles un poco de un “personaje” de nuestra misión. Todas las misiones y parroquias deben tener los suyos, y aquí les cuento de uno nuestro. Conste que he convenido también con varios de los sacerdotes y las hermanas en que tenía que escribir sobre “Yoseph”, o más conocido como “el Ñata”. En varias ocasiones hemos coincidido en elogiar una virtud destacada de nuestro trabajador o empleado.
Comenzando por el principio, “Ñata” llegó un día a la misión de Ushetu a pedir trabajo. Le dije que no tenía trabajo para darle, pero volvió al otro día, y entonces, le inventamos algunas ocupaciones como para poder pagarle al final de la jornada. Comenzó haciendo algunos trabajos de limpieza, que en el terreno de la misión es mucho: podar árboles, barrer las hojas, regar algunas plantas… en fin. Yoseph vive solo, y es un poco limitado en el hablar, tal vez debido a ataques de epilepsia que suele tener a pesar de tomar medicinas. Sin embargo, siempre fue una persona totalmente fiel, noble. Nunca tomaba nada sin permiso, y a tal punto que comenzamos a pedirle que cuide la casa en algunas oportunidades.
Cuando compramos el terreno para el noviciado, era un terreno completamente virgen, con muchos árboles, arbustos de espinas, grandes hormigueros como montañas de tierra, sin caminos ni senderos para caminar. Comenzamos a limpiar algunas zonas, especialmente para la construcción, y allí “Ñata” mostró toda su capacidad de trabajo. Era una topadora. Con su fuerza y determinación limpiaba un terreno arrancando árboles de raíz. En algunas raíces de árboles cortados hace mucho, trabajaba excavando haciendo un pozo terrible, de hasta dos metros de profundidad, ¡y terminaba sacando las raíces! Nos dimos cuenta que era mejor cuando le dábamos algún trabajo determinado, y bien exacto, y allí no paraba.
Viene a ser casi un “fundador” de la casa de formación, pues apenas comenzamos a trabajar con la primera construcción, él se fue a vivir allí, en un obrador de chapas, y cuidaba los materiales y herramientas. Por las noches, en medio de una tremenda oscuridad, a veces se veía rodeado por las hienas a quienes ahuyentaba con la luz de la linterna y espantándolas con gritos.
Desde aquél tiempo hasta ahora, más de cinco años ya, Ñata sigue con nosotros, y sigue haciendo el trabajo duro, que le gusta. Queríamos ver la posibilidad de que viviera con los sacramentos, y nos dijo que estaba bautizado, pero nada más. En varias ocasiones pusimos a los novicios a darle catecismo, sin embargo no era tan fácil, puesto que no habla casi swahili y había que explicarle en su lengua madre, el sukuma. En otras oportunidades no era muy constante en el catecismo que le daban en la casa, pero al fin, luego de un par de años, Ñata se confesó y recibió la primera comunión. Para esa misa estaba impecable, con su camisa blanca, pantalón negro y zapatos lustrados.
Ñata es como un niño en muchas cosas, y ante cualquier regalo o muestra de afecto y confianza, ríe de manera contagiosa, mostrando toda su alegría. Participa en todas las celebraciones de la parroquia y de la familia religiosa. Cuando llegan nuevos sacerdotes a la misión, o visitas, se alegra más que nosotros, o al menos así parece, por cómo les da la mano, los saluda, ante la sorpresa de los recién llegados.
Un día, no hace mucho, llegó a la oficina de la parroquia. Venía con ropa elegante, no de trabajo. Se me acerca y me dice que quiere hablar conmigo, que tiene un asunto para la oficina. Entramos, nos sentamos, y me dice que se quiere casar. ¡Muy bien Yoseph! -le digo – ¿ya tienes a la novia?. “No todavía”, me dice lo más fresco. Yo lo animé, y le dije que siga buscando, y que cuando tenga alguna novedad venga a anotar el casamiento. Pero el asunto no terminaba allí, pues ¡su deseo era que le ayude a conseguir una mujer para casarse! Le dije que lo pondré en las oraciones, y que él también rece, que si es voluntad de Dios, la encontrará. Se fue de la oficina más feliz que perro con dos colas. Cuando llegó al noviciado a trabajar, les contó a los sacerdotes allí de la conversación que habíamos tenido.
Y aquí debo entonces contarles lo que vemos cada domingo en la parroquia de Ushetu, y de esto damos testimonio todos los sacerdotes, porque a todos nos toca celebrar las misas de los domingos, alternándonos por turnos. Es en definitiva lo que me motivó a escribirles sobre él. Cuando los domingos a las 7:30 am vamos a exponer el Santísimo en la iglesia parroquial, nos hemos sorprendido que hay un hombre sentado a la mitad de la iglesia… es el Ñata. Muchas veces está solo, no ha llegado nadie más todavía. Impecable en su vestimenta, siempre con una camisa nueva que reserva para usar en la iglesia. En sus manos tiene agarrado el rosario, esperando a que el catequista inicie el rezo, y el catequista no ha llegado aún. Alguna vez también ha sido el primero en arrodillarse en el confesionario, cuando todavía no llegaba casi nadie a la iglesia. Y no falta nunca los domingos.
Yoseph tiene defectos también, por supuesto, como todos nosotros, y como todos los seres humanos, aún los santos. El que no tenga defectos, que tire la primera piedra.
Estas cosas que les he contado sobre él me hacen acordar mucho al cuento del P. Castellani, “El piquento”, de las Historias del Norte Bravo, del cual transcribo la ultima parte, donde el personaje que cuenta la historia, un niño, al salir de confesarse, vio a “Piquento” rezando largo tiempo en la iglesia.
Y con este fragmento me despido…
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“… recibí la alegre absolución, recé y salí después de una hora y pico. Y al salir vi al Piquento, todavía inmóvil en el suelo, rezando.
¿Rezando? ¿Qué podía rezar? ¿Y cómo podía pasar tanto tiempo, cuando yo, que era mucho más instruido e inteligente, me aburría soberanamente de rezar mis doce credos o salves y me dormía todas las noches en el rosario?
Me planté en la puerta, dejé ir a Cacho que protestaba y lo esperé. Salió al fin, tambaleando. Le pregunté;
— ¿Qué reza usted Piquento?
Me miró receloso y no contestó nada. Yo añadí:
— Venga a casa conmigo, que si no los muchachos de la plaza le van a tirar cascotazos y mamá tiene una ropa que darle.
Me acompañó dócilmente como un perrito. Y al llegar a la plaza, yo insistí:
— Piquento, dígame, no sea así. ¿Qué hace usted en la iglesia?
— Nada, niño. Ahí está Dios.
— ¿Y usté qué le dice a Dios, Piquento?
— Nada niño. Yo lo miro y él me mira.
¡Yo lo miro y él me mira! ¡Oh, dichoso mendigo!
¡Cuándo será la hora, Señor, en que me enseñarás a hacer la oración de aquel llagado que te miraba sin verte, te miraba y se sentía mirado por Ti!
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¡Firmes en la brecha!
P. Diego Cano IVE
Comentarios 8
Hermosa historia, gran testimonio para quienes hemos servido alguna vez en nuestra parroquia, gracias
Muchas gracias, cuánta sencillez, que hermoso testimonio, rezo por su fidelidad y entrega.
BENDITOS… 🌟🙏🌟
Desde hoy, en mis ORACIONES
Ese, es nuestro DIOS, sencillo, silencioso
Gracias, Hermanos… ha sido un relato de
la GRACIA, que DIOS, pone en los corazones mansos….😍🙏
Bellísima crónica ! Felicitaciones. Muy emotiva , y las fotos que la acompañan, imperdibles ! 🙏
Bellisimo testimonio. Cuanta enseñanza de humildad, amor sincero y entrega hacia el projimo. El padre CANO si que transita el camino de Jesús, con acciones y obras. Felicitaciones a todos por tan magnifica predica. Todo para la gloria del Señor.
Muchas gracias por compartir, hermoso testimonio de un alma acariciada por la mano de Dios y la Virgen Santísima.
Señor, hazme mansa y humilde, pura y sencilla como el Ñata, como Piqueto…Porque sè que sòlo asì te darè alegrìa, mi Dios!
Padre Diego.. grandioso testimonio de vida del Ñata, como desde su solitario Corazón……. este hermano, respondió al llamado del Señor, en la Misión.
Le ayudaré con mis Oraciones para que llegue la novia que el espera..y pueda casarse.. como Dios manda…El Señor y la Virgencita, sigan habitando en sus corazones 💞💕💞 los colme de Bendiciones a Ud. P. Diego y a todos.. saludos y bsos. María