Kageme, Tanzania, 17 de septiembre de 2021

Después de despedirnos de Musoma, comenzamos nuestra travesía, para cruzar todo Tanzania, de noroeste a sureste, casi 1.800 km de viaje. En la anterior crónica les contaba que las rutas no son muy seguras, no están muy bien señalizadas, y por esto es peligroso viajar de noche. Por eso tuvimos que dividir el viaje en tres etapas, pasando por la capital de Tanzania, Dar es Salaam. Allí dejaríamos nuestro vehículo y seguiríamos en transporte público hasta Tunduru. La Providencia Divina nos tuvo preparado un alivio en Dar es Salaam, pues al llegar a una casa religiosa que hay para alojarse en esa ciudad, nos encontramos con que justo llegaba desde Kenia un sacerdote que era de la diócesis de Tunduru, y el obispo había enviado un auto con chofer desde la diócesis, para llevarlo, y también a nosotros. Fue un gran alivio pues el tramo que quedaba eran de casi 800 km. El viaje fue muy bueno, unas 11 horas, y llegamos antes del anochecer a la casa donde vive el obispo de la diócesis de Tunduru–Masasi, quien nos había invitado a visitarlo.
La visita en Tunduru consistió en primer lugar en la visita a la Catedral. Durante el paseo aprovechábamos a preguntarle al obispo sobre las características de su diócesis. Es una diócesis “periférica”, en el límite con Mozambique. La mayoría de los habitantes son musulmanes, en un 85%, pero con ellos se convive muy pacíficamente. Esto también da a entender que es una diócesis pobre y que resulta un desafío para el obispo y los sacerdotes. Tiene 21 parroquias, y cuenta con 25 sacerdotes, algunos de los cuales son ancianos y otros están enfermos. Seis sacerdotes son religiosos, y algunos sacerdotes los tiene “prestados” de una diócesis vecina.
Casi sin descanso, al día siguiente rezamos la misa de madrugada, a las 5:00 am, y nos despedimos del obispo que muy gentilmente nos había atendido. De allí a la terminal para tomar el bus que nos regresaría a la capital, luego de 13 calurosas horas de viaje. Finalmente en Dar es Salaam pudimos tomar un día de descanso antes de seguir el viaje de regreso dos días en auto hasta Ushetu.
Como les conté en la crónica anterior, estuvimos 7 días sentados en vehículos viajando 4.200 km, y 3 días en tierra firme. Al llegar a casa, sanos y salvos, dimos gracias a Dios, pues nos dio la oportunidad de conocer más sobre Tanzania, las diversas culturas, tribus, y tradiciones. También conocimos más sobre el trabajo de los misioneros en otras partes de este país.
Y pudimos visitar dos diócesis periféricas… con grandes necesidades. Dios nos quiera conceder la gran gracia de poder ayudar en todos lados donde se necesite… como dice san Ignacio en los Ejercicios: “Que a todos quieran ayudar”. Pero como sabemos, para esto, hacen falta misioneros, sacerdotes, hermanos y hermanas… muchas vocaciones. El visitar estos lugares y ver tantas necesidades, nos compromete más y más en el trabajo y la oración por las vocaciones, y en la formación de los futuros misioneros.
¡Viva la misión! ¡Firmes en la brecha!
P. Diego Cano, IVE.
PD: Nuevamente les recuerdo sobre la campaña para comprar un tractor para la misión. La campaña está casi en un 25%. No está mal, pero necesitamos seguir promocionándola… les pido que me ayuden a difundirla, y mientras más personas la conozcan, con pequeñas donaciones se puede seguir adelante. Mil disculpas por molestarlos, pero de verdad que una herramienta así nos sería de gran utilidad. ¡Mil gracias! Aquí abajo les copio el link