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Por gracia de Dios, he podido estar siete días en Cracovia y me voy muy contento, y con ese grito en el corazón.

Han sido días, humana y sobrenaturalmente, del todo especiales. Compartimos mucho con quien fuera “mi” novicio –ya ahora todo un sacerdote–, el p. Bernardo Ibarra, sin el cual esta visita no hubiera sido posible; caridades y más caridades de su parte, nos hemos reído mucho y también conversado de muchos temas muy enriquecedores. Y claro, hemos peregrinado a casi todos lados juntos, lo cual, además de lo que facilita en un lugar así alguien que hable el idioma, también me dio la posibilidad de tener un “guía turístico-religioso” de lujo.

Lo que viví estos días es muy difícil de expresar… es más, me llevo cosas para ir rumiando en la oración por mucho tiempo. Pero hay algo que querría compartir –se los decía más arriba–, y es el hecho de haber podido constatar de muchas maneras que Polonia es impresionante en su fe, pero está en un momento de quiebre, en un punto de inflexión, en el cual, si no hay reacción, poco quedará de lo que aún se puede ver hoy.

Me explico. He visto a polacos rezar como no he visto a gente rezar en mi vida… en voz alta, sin vergüenza; todos, no había uno en el santuario de Jasna Góra

Virgen Negra de Czestochowa, Jasna Gora
Virgen Negra de Czestochowa, Jasna Gora

que no rezara, incluso los que iban caminando de un lado a otro… todos rezaban. Es difícil de explicar –una pluma más hábil lo haría mejor– qué significa que todos rezaban… el “clima” era de oración; en un momento en que rezaban el Rosario se escuchaban fuerte las voces, convencidas… También los hombres rezaban ¡y cómo! No podía dejar de ver un señor de unos 60 años arrodillado ante una columna… estaba en otro mundo… estaba rezando con la misma devoción –¡o más!– que la más piadosa de las viejitas en otros países. Y no era el único: padres de familias, jóvenes –aunque no tantos–, niños, etc. ¡Realmente conmovedor!

De rodillas. Estaba entrando a ese santuario –todavía estaba afuera, pero había gente participando desde ahí de la Misa–, y en un momento… todos al piso, de rodillas… ¡Claro que no pude no arrodillarme! Era el momento de la Consagración y no había nadie de pie… y eso que ahí estaban arrodillados en el piso (en otros países de Europa hay Misas donde no se arrodilla nadie, ni en los mejores reclinatorios). Pude ver también mucha gente arrodillarse al entrar y salir de la iglesia o al pasar frente al Santísimo y hacer ¡bien! La genuflexión. Ya a estas alturas uno puede darse cuenta qué está haciendo la persona… qué le han enseñado… en definitiva, si está haciendo un acto de adoración o no.

El saludo. A los religiosos y sacerdotes es muy común saludarlos con un “Dios te bendiga” (esa sería la mejor traducción), a lo cual el consagrado responde con las mismas palabras. Lo tienen tan claro, que visitando el museo de san Juan Pablo II en su Wadowice natal, una mujer me saludo con un “Hi”, y a mí, que me había aprendido el saludo “católico” y lo estaba practicando, solo me salió responderle “Dios te bendiga” (en polaco). Esto hizo que en otro lugar del museo donde nos cruzamos, ella le pidiera disculpas al p. Bernardo porque me había saludado con un “Hi”, porque pensaba que era extranjero y no sabía polaco (no se había equivocado para nada…). Hasta ese punto tienen en consideración a los consagrados.

Fuimos a una pizzería y los cuadros eran pinturas del Evangelio (varios de Gustav Doré) y los nombres de las pizzas eran San Marcos, San Mateo, etc. Claro, el dueño era católico y no tenía vergüenza de mostrarlo y de hacer su apostolado de ese modo. No parece nada del otro mundo, pero no lo he visto en otros mundos en toda mi vida.

Confesiones. Viví estos días en el santuario de San Juan Pablo II donde todo el día hay un sacerdote confesando (aquí confiesan los nuestros también) y casi todo el día hay confesiones, todos los días… y está a las afueras de Cracovia.

Comunión. La mayoría de rodillas y más mayoría, aún, en la boca. Las erradas decisiones tomadas al llegar el Covid han hecho que algunas personas comulguen en la mano, cosa impensable antes de la pandemia.

Abstinencia de carne. Sentados, listos para pedir la comida en un restaurante, le pregunto al P. Bernardo si, como en todo el mundo, el viernes se puede ofrecer otra cosa si se come carne. Me dice que no, que solo con el permiso del párroco, pero que era día de fiesta (del nacimiento de la Virgen). No estábamos seguros si en día de fiesta se levanta la abstinencia o es solo en solemnidad. Mientras debatíamos y buscábamos en internet, le dijimos al camarero que vuelva después… y corroboramos que solo en solemnidades se levanta el precepto de la Iglesia, así que, por tanto, pedimos pescado. Y la gente se confiesa de comer carne los viernes, o sea que tienen conciencia de eso. Un párroco, antes de una cena de bodas, tomó el micrófono y dio el permiso a todos para comer carne. Esas cosas ya no se ven… ¡Bien por Polonia!

Colegios. En la gran mayoría de los colegios hay catecismo y lo dan personalmente los sacerdotes (es tarea mayormente de los vicarios parroquiales).  

Aire fresco. Me encontré con un joven misionero, alemán, que me dijo que viene a Polonia de vez en cuando a tomar “aire fresco” para volver a misionar a su intoxicado país…

Y podríamos seguir comentando cosas por el estilo y, aunque parezcan, si se quiere, un tanto accidentales, lo que se puede percibir es un ambiente de fe. Claro que me moví por lugares religiosos, pero no se percibe lo mismo en otras partes. En Jasna Góra estaba llenísimo de gente (como en otros santuarios marianos) pero era “un domingo más” (no una fiesta de la Virgen) y ahí, repito, no había turistas, sino que todos rezaban…

Pero en algunos momentos, no podía de dejar de pensar que todo esto se está por acabar y no en mucho tiempo. ¡Ojalá me equivoque! Viendo a esa gente rezar así, me venían imágenes de Manresa, donde me encuentro misionando y donde la fe no pulula demasiado, y no podía dejar de ver que es eso lo que se les avecina… Digo Manresa porque es donde vivo, pero podríamos pensar en muchos lugares de Europa occidental.

Algunos síntomas. Padres católicos que no saben qué hacer con sus hijos jóvenes, ya sin fe y perdidos en sus vicios. El problema es que no se dieron cuenta en su momento lo que estaban viviendo sus hijos. Como les decía más arriba, si bien es conmovedor lo que se ve, sin embargo, es cierto que tantos jóvenes no hay en las Misas y demás.

Sacerdocio. En el 2012 entraron 50 seminaristas al seminario diocesano, este año solo 1. Este dato tiene una importancia capital en lo que vengo diciendo. No solo por el número en sí, sino porque alguien que debería poder responder, preocupadamente, sobre cuáles son los motivos de esta debacle estadística, solo lo atribuye a un “descenso de la natalidad” (me pregunto si habrán entrado a la universidad solo un joven por carrera…).

Juan Pablo Magno. Estamos aquí en Polonia por él y lo amamos como a nuestro Padre Espiritual, con todo lo que eso implica. Nos conmueve estar donde se ordenó sacerdote, donde celebró su primera Misa, conocer en qué cuadro de la Virgen recibió tal o cual gracia, etc. Si bien el clero ya de edad le tiene un amor de ese estilo, en el clero joven no se ve igual… algunos no lo aprecian demasiado, otros al estilo de un “héroe nacional” pero no como un modelo sacerdotal a seguir. Podemos ir conjeturando por qué no hay vocaciones… Pero dejemos que hable, además, un cura polaco, quien nos dijo que a su modo de ver no hay vocaciones porque los sacerdotes no rezan (cómo no recordar las palabras del Papa Magno: “La oración hace al sacerdote y el sacerdote se hace a través de la oración”[1]) y porque no trabajan en equipo (lo cual, eso agrego yo, habla de varias virtudes “faltantes”).

Aunque casi con seguridad, a estas líneas no las lea ningún polaco, sin embargo, no quería irme de estas “sagradas” tierras sin dejar por escrito este grito… ¡Resiste Polonia!

Fuiste otrora el antemural que frenó invasiones de herejes… ¡Resiste Polonia!

La Iglesia ha sido quien ha dado unidad a tu nación, poniendo a Jesucristo en el centro no solo de la fe sino de la cultura… ¡Resiste Polonia!

Sin Cristo no hubieras sobrevivido a tantas invasiones y dos regímenes totalitarios en el siglo XX… ¡Resiste Polonia!

Tienes fresco aún el legado de dos gigantes como el beato Cardenal Wyszyński y San Juan Pablo Magno… ¡Resiste Polonia!

Y para resistir, date cuenta que estás en la más terrible de las batallas que jamás has enfrentado, porque lo que te asedia, siendo letal como ahogarse en el mar, es agradable como el canto de las sirenas… Ten conciencia de los enemigos, reemprende la lucha, desenvaina la espada de la fe… ¡Resiste Polonia!

Que la Virgen Negra, patrona de Polonia temida por las naciones invasoras, hasta el punto de prohibir peregrinaciones a su santuario, llamada por eso Principal Revolucionaria, despierte y enfervorice los corazones de tantos polacos donde aún late la fe animada por la caridad.

Juan Pablo Magno interceda por este hermoso país y nosotros, pequeña familia religiosa, deudores de este Gigante del Espíritu, sepamos, en deber de justicia, poner nuestro grano de arena –¡o mejor nuestra gota de sangre!– para que siempre se diga de Polonia… ¡Semper fidelis!

Pd. Les envío el enlace donde pueden ver algunas fotos y videos que, a manera de reportaje (no en el sentido de entrevista, que solemos darle en Argentina), fue enviando al grupo Mar Adentro. Se trata de un grupo en formación aún, de la Tercera Orden Secular de nuestra familia religiosa que tiene como particularidad que la gran mayoría nos han conocido por internet (y por internet también se desarrolla el grupo). Aquí en enlace: https://photos.app.goo.gl/o5rnVaGzjG3KVPpu7

—Notas—

[1] K. Wojtyla, Don y misterio: En el quincuagésimo aniversario de mi sacerdocio, Biblioteca Autores Cristianos 1996, 104.

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