En el día de los santos Inocentes, rezamos especialmente por los niños que están en peligro de ser abortados; para que el Señor mueva los corazones de los responsables de estas atrocidades y se permita vivir a los más frágiles e indefensos.
¿Por qué, tirano Herodes, Idumeo,
intruso rey con fuerzas del Senado,
la vida, que tu suelo no ha pisado,
se anticipa a quitarla tu deseo?
Dime de qué blasón, de qué trofeo
vives en tu quietud amenazado,
para que de Raquel dejes bañado
en sangre el hospedaje Galileo.
Si luego de los doctos entendiste
la verdad de tan ciertas profecías,
¿por qué la falsa adoración fingiste?
Herodes, mal se encubren tiranías;
que en la inocente sangre, que vertiste,
se vio que la del Niño pretendías.
(Del Príncipe de Esquilache)