Oh, Madre de los pobres pecadores
que acoges con ternura en tu regazo,
permíteme corresponder tu abrazo
y darte cada día nuevas flores:
Las rosas de las cruces ofrecidas
sin quejas ni amarguras ponzoñosas;
los lirios de las obras animosas
de bien, que contra el viento son bruñidas;
Orquídeas que fulguren gratitudes,
hortensias de plegarias coloridas,
geranios perfumados de despojos;
En fin, un ramillete de virtudes
labradas en el alma y acrecidas
al tiempo que se arrancan los abrojos.
P. Jason
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La más: Bella, Santa, Pura, humilde, fuerte y lena de mucho amor.