San Juan Pablo II rezaba el santo via crucis todos los viernes del año, sin dejar de hacerlo aún estando de viaje, o enfermo o
Otra condición tiene el amor de Cristo en el Calvario, que debemos mirar con mayor detenimiento. El amor de Cristo en el Calvario, como hemos dicho, es suprema manifestación de ese amor; el amor de Cristo en el Calvario se dilata sin término, por los cielos y la tierra; pero, además, ese amor precisamente se dilata así, y precisamente se manifiesta así en la hora del odio.