No hay nada sobre la Tierra que dé más gloria a Dios que el Santo Sacrificio de la Misa. No hay ninguna otra acción en el mundo que se deba realizar con mayor respeto, atención y devoción.
En este misterio, todo es grandioso. El poder que Dios muestra en la Misa es infinito, un amor sin límites, una paciencia extrema. «En la Eucaristía se vuelve a hacer presente, real y verdaderamente, el sacrificio de la Cruz, el sacrificio real e incruento de la misma víctima inmolada en el Calvario, que se ofrece a sí mismo al Padre como holocausto en expiación por nuestros pecados.
Teniendo una buena preparación para recibir ferviente y dignamente a nuestro Señor Jesucristo en la Sagrada Comunión Nuestra alma es como un jardín, que debemos
Catequesis sobre la Eucaristía – Audiencia General, S.S. Juan Pablo II – 11 de octubre, 2000