¿Y cómo queréis que yo no gima, cuando veo que el amor no es amado? Veo a un Dios casi fuera de sí por amor del hombre, y al hombre tan ingrato a este Dios.
Nosotros, aunque hasta aquí nos hayamos unido a estos ingratos, ¿querremos seguir en ser siempre tales? No, que no se merece esto aquel amable Niño que ha venido del cielo a padecer y morir por nosotros, para hacerse amar de nosotros.
Fue para el Redentor el vientre de María cárcel voluntaria, porque fue prisión de amor; más por otra parte no fue injusta.
Era a la verdad inocente, pero se había ya ofrecido a pagar nuestras deudas, y a satisfacer por nuestros delitos.
Amemos a un Dios que tanto ha padecido por nosotros. Pongámonos delante las penas del corazón de Jesús sufridas desde niño por nosotros; y de esta manera no podremos amar otro que este corazón, el cual tanto nos ha amado.
El eterno Padre quiso que su Hijo encarnado, destinado por víctima de nuestros pecados a su Divina Justicia, padeciese con mucha anticipación todas las penas a que debía sujetarse en su vida y en su muerte. Jesucristo padeció más, padeció siempre con un corazón lleno de tristeza, y todo lo acepto por amor a nosotros
Ir a descargar Un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. Is. 6,9 Parvulus enim natus est nobis, et filius datus est
San Alfonso María de Ligorio Ir a descargar Sacrificio y ofrenda no quisiste, más me apropiaste cuerpo. Hb. 10, 5. Hostiam et oblationem noluisti corpus
NOVENA DE NAVIDAD (Comenzamos esta novena de Navidad con este hermoso texto de san Juan Pablo II, “el Papa magno”) La Novena de Navidad nos