COLABORAR

Search
Close this search box.

La base, el fin y los medios de todo apostolado deben ir impregnados de vida interior – Juan Bautista Chautard

Más leído esta semana

Entendemos por obras apostólicas las que son dignas de este nombre, es decir, las dirigidas a llevar las almas a Jesucristo, que no ahorran esfuerzos y padecimientos por conseguirlo y van animadas de una fe cierta en la acción de la gracia sobre las almas. Porque de otra forma los resultados serán nulos, o casi nulos.

Tomemos como ejemplo el apostolado con la juventud que han llevado a cabo los canónigos Timon-David y Allemand[1] en Marsella. ¿Dónde estaba la clave del éxito de su apostolado? Es la pregunta que les hice cuando fui a visitarlos para poder hacer algo parecido con los jóvenes de París. Ésta es la respuesta del P. Timon-David:

—«Al comienzo pensaba que los medios humanos eran indispensables: bandas de música, teatro, películas, deporte, juegos, etc. Son andamios que se emplean para sostener la obra, a falta de otros. Pero con el correr de los años, cada día veo con más claridad que una obra apostólica debe cimentarse sobre medios sobrenaturales. Las que se construyen sólo con elementos puramente humanos están llamadas a desaparecer. Solamente las obran que acercan a Dios por medio de la vida interior, son bendecidas de la Providencia».

«Hace ya tiempo que dejé de poner mi confianza en los medios humanos; y la obra prospera como nunca. Créame, apunté siempre a lo más alto posible, y quedará sorprendido de los resultados. No se reduzca a ofrecer a los jóvenes distracciones honestas, con el fin de alejarlos de los placeres prohibidos; tampoco se contente con que se confiesen o asistan a misa de vez en cuando.

«Duc in altum», Rema mar adentro (Luc. 5, 4). Aspire desde el principio a formar a toda costa un grupo selecto de jóvenes que sean cristianos auténticos, que cada día hagan oración, participen de de la Santa Misa, y dediquen un rato a la lectura espiritual. Incúlqueles un gran amor de Jesucristo, un gran espíritu de abnegación y de celo apostólico. Antes de dos años usted mismo se dará cuenta de los magníficos resultados».

«Fórmeles también en la fe por medio de reuniones y conferencias. De esta forma estarán bien armados tanto para dar razones convincentes a sus compañeros desorientados y para resistir a la insidiosa influencia de los medios de comunicación. Siembre en ellos sólidas convicciones que sepan sostener en toda ocasión, sin miedo al respeto humano. Anímeles a ser santos» .

«El número no tiene importancia. Lo importante es que sean auténticos apóstoles de sus compañeros. Tampoco necesitará de grandes salas. Bastará un pequeño local».

«Entonces se dará cuenta que el ruido hace muy poco bien y que el bien hace muy poco ruido; y que para anunciar el Evangelio no se requieren grandes recursos humanos».

«Pero sobre todo, empiece por vivir usted mismo lo que quiere inculcar en los demás. Lleve una vida de auténtica oración, porque en la medida en que arda en amor a Jesucristo, en esa misma proporción inflamará en ese amor a los demás».

—«En resumen, ¿usted lo basa todo en la vida interior?»

—«Sí, y mil veces sí, de esta manera tendrá oro puro, sin mezclas. Se lo digo por experiencia. Todo lo que le he dicho sobre el apostolado con los jóvenes, tiene validez para cualquier otra obra apostólica, como parroquias, seminarios, catequesis, colegios, etc.»

«¡No se imagina la influencia tan grande que puede ejercer sobre una ciudad un grupo escogido que vive en serio la vida sobrenatural! Es una levadura que influye poderosamente sobre la masa».

«Si todos los sacerdotes, consagrados y los laicos dedicados al apostolado conocieran el poder de la palanca que tienen en sus manos, y tomaran como punto de apoyo el Corazón de Jesús y su vida de unión con Él, recristianizarían cualquier nación, por mucho que poder que tenga Satanás y todos sus secuaces».

El alma de todo apostolado – Segunda parte – Juan Bautista Chautard

[1]- Joseph Marie Timon-David (1823-1891), sacerdote de Marsella, se encontró al mismo tiempo con la miseria material y espiritual de los jóvenes obreros. En 1847 funda una “obra de juventud” (centros de ocio) para ellos inspirada en la del sacerdote Allemand. La obra pronto se enriquece con una escuela y ambas con actividades complementarias y educativas. Su espiritualidad está centrada en el amor al Corazón de Jesús. Consagró toda su vida a los jóvenes obreros poniendo a su disposición su vida, sus bienes, sus talentos y dones de sacerdote, educador y apóstol. Dio origen a un «Método de educación», a una congregación religiosa y a una familia espiritual.

Seguir Leyendo

Comentarios 1

  1. Avatar María Victoria Cano Roblero dice:

    Muchas gracias por esas palabras de ánimo para poder continuar sirviendo a Dios dónde El quiera. Señor aumenta mi fé.
    Bendiciones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.