Método escrito por San Luis María para las Hijas de la Sabiduría [1]
Me uno a todos los santos del cielo, a todos los justos de la tierra y a todas la almas fieles de este lugar. Me uno a ti, Jesús mío, para alabar dignamente a tu Santísima Madre y alabarte en Ella y por Ella.
V/. Renuncio a todas las distracciones que me sobrevengan durante este Rosario. Quiero rezarlo con modestia, atención y devoción, como si fuera el último de mi vida. R/. Amén
V/. Te ofrecemos, Santísima Trinidad, este Credo para honrar todos los misterios de nuestra fe; este Padrenuestro y estas tres Avemarías para honrar la unidad de tu esencia y la trinidad de tus personas. R/. Amén
Te pedimos fe viva, firme esperanza y ardiente caridad.
Credo, Padrenuestro y tres Avemarías.
En cada misterio, después de las palabras y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, se añade una palabra para recordar de modo especial el misterio. Por ejemplo: Jesús encarnado, Jesús santificador, etc., como se indica para cada decena.
PRIMERA CORONA
MISTERIOS GOZOSOS
La Encarnación
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta primera decena en honor de tu Encarnación en el seno de María. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de Ella, una profunda humildad. R/. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Se añade: Jesús encarnado.
Gracias del misterio de la Encarnación, desciende a nuestras almas. Amén.
La visitación
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta segunda decena en honor de la Visitación de tu Santísima Madre a su prima Santa Isabel y de la santificación de San Juan Bautista. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, una perfecta caridad para con el prójimo. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Se añade: Jesús santificador.
Gracias del misterio de la Visitación, desciende a nuestras almas. Amén.
El Nacimiento de Jesús
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta tercera decena en honor de tu Nacimiento en el establo de Belén. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, el desapego de los bienes de la tierra y al amor a la pobreza y a los pobres. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Se añade: Jesús niño pobre.
Gracias del misterio del Nacimiento de Jesús, desciende a nuestras almas. Amén.
La Presentación en el Templo
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta cuarta decena en honor de tu Presentación en el templo y Purificación de María. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, gran pureza de cuerpo y alma. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Se añade: Jesús sacrificado.
Gracias del misterio de la Presentación de Jesús, desciende a nuestras almas. Amén.
El Hallazgo de Jesús.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta quinta decena en honor de haberte encontrado María en medio de los doctores. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de Ella, la verdadera sabiduría. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Se añade: Jesús Santo de los santos.
Gracias del misterio del Hallazgo de Jesús en el templo, desciende a nuestras almas. Amén.
Al final de esta primera corona se dice el «Magnificat»
SEGUNDA CORONA
MISTERIOS DOLOROSOS
La Agonía
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta sexta decena en honor de tu Agonía mortal en el Huerto de los Olivos. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, la contrición de nuestros pecados. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jesús Agonizante.
Gracias del misterio de la Agonía de Jesús, desciende a nuestras almas. Amén.
La Flagelación
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta séptima decena en honor de tu flagelación sangrienta. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, la mortificación de nuestros sentidos. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jesús azotado.
Gracias del misterio de la Flagelación, desciende a nuestras almas. Amén.
La Coronación de espinas
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta octava decena en honor de tu Coronación de espinas. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, el desprecio del mundo. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jesús coronado de espinas.
Gracias del misterio de la Coronación de espinas, desciende de nuestras almas. Amén.
La Cruz a cuestas
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta novena decena en honor de tu Cruz a cuestas camino del Calvario. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, paciencia en todas nuestras cruces. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jesús cargado con la cruz.
Gracias del misterio de la Cruz a cuestas de Jesús, desciende a nuestras almas. Amén.
La crucifixión
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta décima decena en honor de tu Crucifixión y Muerte ignominiosa en el Calvario. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, la conversión de los pecadores, la perseverancia de los justos y el alivio de las almas del Purgatorio. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jesús crucificado.
En esta decena, antes de cada ‘avemaría’, pedimos a Dios, por intercesión de los nueve coros angélicos, las gracias que necesitamos.
Santos serafines, pidan a Dios, etc. Dios te salve, María, etcétera.
Santos querubines, pidan, etc.
Santos tronos, pidan, etc.
Santas dominaciones, pidan, etc.
Santas virtudes, pidan, etc.
Santas potestades, pidan, etc.
Santos principados, pidan, etc.
Santos arcángeles, pidan, etc.
Santos ángeles, pidan, etc.
Todos los santos y santas del paraíso, pidan, etc.
Gloria al Padre
V/. Gracias del misterio de la Crucifixión y Muerte de Jesús, desciende a nuestras almas.
R/. Amén.
Al final de la segunda corona se rezan de rodillas las siguientes oraciones.
Oración compuesta por el Sr. de Montfort para pedir y alcanzar de Dios la divina Sabiduría[1].
Dios de nuestros padres, Señor de las misericordias, Espíritu de la verdad, yo –pobre creatura– me prosterno ante tu divina Majestad, consciente de la infinita necesidad en que me hallo de tu divina Sabiduría que he perdido a causa de mis pecados y pongo toda mi confianza en la promesa infalible que has hecho a cuantos te la imploren sin dudar: Hoy vengo a pedírtela con toda la insistencia posible y con la humildad más profunda.
Envíanos, Señor, esa Sabiduría que se mantiene siempre ante tu trono. Envíanosla para sostener nuestra debilidad, iluminar nuestras mentes, inflamar nuestros corazones, hablar y obrar, trabajar y sufrir de acuerdo contigo, orientar nuestros pasos y llenar nuestras almas con las virtudes de Jesucristo y los dones del Espíritu Santo, pues solamente ella posee, todos tus tesoros.
Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, te pedimos el tesoro infinito de tu Sabiduría, por las entrañas misericordiosas de María, por la sangre preciosa de tu amadísimo Hijo y por el deseo ardentísimo que tienes de comunicar tus dones a tus desheredadas criaturas. ¡Escucha, escucha Señor, nuestra plegaria! Amén.
Oración a San José
Dios te salve, José, varón justo, la Sabiduría está contigo, bendito eres tú entre todos los hombres y bendito, Jesús, el fruto de María, tu fiel esposa. San José, digno padre nutricio de Jesucristo, ruega por nosotros, pecadores, y alcánzanos de Dios la divina Sabiduría, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Esta oración se reza tres veces
TERCERA CORONA
MISTERIOS GLORIOSOS
La Resurrección
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta undécima decena en honor de tu Resurrección gloriosa. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, el amor de Dios y el fervor en tu santo servicio. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jesús resucitado.
Gracias del misterio de la Resurrección, desciende a nuestras almas. Amén.
La Ascensión
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta decimosegunda decena en honor de tu Ascensión triunfante. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, deseo ardiente del cielo, nuestra Patria querida. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jesús que sube al cielo.
Gracias del misterio de la Ascensión, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
Pentecostés
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta decimotercera decena en honor del misterio de la Venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de tu Santísima Madre, la venida del Espíritu Santo a nuestras almas. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jesús que te envía la plenitud del Espíritu Santo.
Gracias del misterio de la Venida del Espíritu Santo, desciende a nuestras almas. Amén.
La Asunción de María
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta decimocuarta decena en honor de la Resurrección y gloriosa Asunción de tu Santísima Madre. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de Ella, tierna devoción para con tan buena Madre. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemaría y Gloria. Jesús que te resucita.
Gracias del Misterio de la Asunción de María, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
La Coronación de María.
Te ofrecemos, Señor Jesús, esta decimoquinta decena en honor de la Coronación de tu Santísima Madre en el cielo. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de Ella, la perseverancia en la gracia y la corona de la gloria. Amén.
Padrenuestro, 10 Avemarías y Gloria. Jesús que te corona.
En esta decena, antes de cada ‘avemaría’, pedimos a Dios, por intercesión de todos los santos, las gracias que necesitamos.
Arcángel San Miguel y todos los santos patriarcas, pidan a Dios, etc. Dios te salve, María, etc.
San Abraham y todos los santos patriarcas, pidan, etc.
San Juan Bautista y todos los santos profetas, pidan, etc. Santos Pedro y Pablo y todos los santos apóstoles, pidan, etc.
San Esteban, San Lorenzo y todos los mártires, pidan, etc.
San Hilario y todos los santos pontífices, pidan, etc.
San José y todos los santos confesores, pidan, etc. Santa Catalina, Santa Teresa y todas las santas vírgenes, pidan, etc.
Santa Ana y todas las santas mujeres, pidan, etc.
‘Gloria al Padre’, etc.
Gracias del misterio de la coronación de María, desciende a nuestras almas. R/. Amén.
Al final de esta tercera corona se dice la oración siguiente:
Oración a la Santísima Virgen
Dios te salve, María, Hija amabilísima del eterno Padre, Madre admirable del Hijo, fidelísima Esposa del Espíritu Santo, Templo augusto de la Santísima Trinidad.
Dios te salve, Princesa soberana, a quien todo está sometido en el cielo y en la tierra.
Dios te salve, Refugio seguro de los pecadores, Nuestra Señora de la misericordia, que a nadie jamás has rechazado.
Por más pecador que yo sea, me arrojo a tus pies y te ruego me obtengas del buen Jesús, tu querido Hijo, la contrición y el perdón de todos mis pecados, junto con la divina Sabiduría.
Me consagro enteramente a ti con todo lo que tengo. Te tomo desde hoy por mi Madre y Señora. Trátame pues como el último de tus hijos y al más sumiso de tus siervos.
Escucha Princesa mía, escucha los suspiros de un corazón que desea amarte y fielmente servirte. Que jamás se diga que de todos los que a ti han recurrido sea yo el primer abandonado.
V/. ¡Oh esperanza mía, oh vida mía, oh mi fiel e inmaculada Virgen María! Defiéndeme, aliméntame, escúchame, instrúyeme y sálvame. R/. Amén.
V/. Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del altar. R/. Sea para siempre bendito y alabado.
V/. ¡Oh Jesús! ¡Mi amable Jesús! ¡Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra bondadosa! ¡Dígnate concedernos tu santa bendición! R/. Amén
V/. ¡Soporta nuestras debilidades! ¡Escucha nuestra plegaria! ¡Y defiéndenos del mundo y del demonio! R/. Amén.
La Superiora dice: ¡Bendíganos ahora y siempre Jesús y su dulce Madre!
[1] A fines de 1.713, volvió Montfort por última vez a Poitiers, donde permaneció un solo día. Allí lo esperaba su primera discípula, María Luisa de Jesús, cofundadora de la Congregación de las Hijas de la Sabiduría. Dialogan en torno al naciente instituto y sus comunes ideales. En cierto momento, María Luisa recita de memoria esta oración que Montfort había compuesto años atrás y había enseñado a esta alma selecta. Montfort le expresa su complacencia. «Y decir, hija mía, que yo la había casi olvidado!». Ver Sab 9,1-18.