Ushetu, Kahama, Tanzania, 4 de mayo de 2022
Algo adelanté en la anterior crónica. Tuvimos una misa de acción de gracias por los primeros votos de la hermana “María wa Huruma ya Mungu” (María de la Misericordia de Dios), que se celebró en la aldea de donde ella es oriunda. La misa tuvo lugar el viernes de la octava de Pascua, en la aldea de Salawe, que es uno de los extremos de la misión hacia el oeste, y hay que recorrer 40 kilómetros para llegar.
Como estaba planificado, fuimos con tres vehículos, para llevar a toda la gente que se podía: las hermanas, las novicias, las aspirantes, y algunas personas invitadas. ¡Cómo son las cosas de Dios!, porque pensó en que tuviéramos un poco de aventura, pues la noche anterior llovió muchísimo, y si pensábamos que el camino iba a estar un poco difícil, teníamos razón. Pero gracias a Dios no tuvimos dificultades para llegar, aunque debimos usar la doble tracción casi todo el camino de ida.
La aldea de Salawe, como les decía, queda en un extremo, y por ese mismo motivo es que la fe todavía está en sus inicios. Los feligreses van creciendo día a día en cantidad y en calidad. El año pasado se predicó allí una Santa Misión Popular, con grandes frutos. Los niños y jóvenes son un gran tesoro del lugar, pues son muchos, y traen vida, y mucha esperanza a esa capilla. La capilla está dedicada a “San Luis rey de Francia”, porque fue donada por un grupo de amigos de la ciudad de San Luis, y por eso mismo los quisimos recordar con el patrono de ese lugar en Argentina.
El viaje, más allá de la aventura, es muy hermoso sobre todo en este tiempo de lluvias, donde se disfrutan los campos cultivados, el color verde, y las colinas que se suceden sin término.
La capilla estaba repleta desde el inicio, pues unos minutos antes llegó un grupo de casi cien estudiantes del colegio secundario, que obtuvieron el permiso del director para venir a participar de esta misa. Una gran gesto del director de la escuela y de los estudiantes, que caminaron seis kilómetros de ida y seis de regreso, para poder vivir esta fiesta.
Sólo quiero destacar que fue muy hermoso al final de la misa, ver que todos pasaron a saludar a la hermana, desde los niños, los jóvenes, hasta todos los adultos presentes. Muchos la conocían desde pequeña, muchos otros conocen a su familia. Por eso mismo fue muy emotivo el momento en que la hermana Huruma les habló, y dio una acción de gracias. Se hizo un silencio impresionante y se veía mucha emoción en los rostros. Esto me llamó la atención, pues como les digo, se trata de una aldea muy lejana, donde la mayoría son paganos, y donde los cristianos viven ese ese ambiente. Cuesta muchas veces que presten atención en un sermón, o en las cosas sagradas… sin embargo ahí estaban todo los ojos fijos en la hermana, y se hizo un gran silencio.
Destaco un momento que fue emocionante en su discurso, y que me parece muy importante. En un momento la hermana contó que cuando era chica, comenzó a ir al catecismo. Su padre es pagano, pero su madre es cristiana practicante, y entonces tenía el permiso para asistir. En aquél entonces no tenían catequista en la aldea, y debía ir caminando hasta la aldea más cercana, Mazirayo, distante a unos cinco kilómetros de Salawe. Entonces iba ella sola desde su aldea, y contó que la primera vez que fue caminando sola, en los descampados donde hay grandes yuyales y se pueden esconder animales salvajes, sintió mucho miedo. Cuando regresó, lloraba y decía que no iba a volver al catecismo. Sin embargo Dios le dio la fuerza para vencerse, y continuar yendo, a pesar de todo. Y ella misma reflexionaba: “¿Qué sería de mí si hubiera dejado el catecismo?” Tal vez no sería religiosa, y tal vez… ni siquiera cristiana. Pero así Dios la fortaleció desde adentro, y hoy es la primera vocación de ese lugar, y hoy cientos de niños y jóvenes escuchaban su testimonio. Ella misma se emocionó y se cortó un poco. Toda la gente aplaudió con gran fuerza sus palabras.
¡Y qué profundidad encierran! Cada uno de nosotros podría pensar en cosas similares, dificultades que estuvieron a punto de hacernos abandonar el buen camino. Pero por gracia de Dios, por esas gracias actuales, esas luces del Espíritu Santo, esas ayudas de la Virgen, nuestra Madre, por alguna oración de algún alma contemplativa… por esas gracias recibidas, hoy estamos aquí. Estamos sirviendo a Dios y misionando. Y cada uno de ustedes está perseverando en la fe. Dar gracias a Dios, y pedir ser fieles a cada toque de la gracia… una gracia trae una infinitud de gracias unidas, un “rosario de gracias”, como nos enseñaba un gran sacerdote y padre.
Se imaginan la alegría vivida ese día. El regreso nos apreció más breve que la ida, tal vez porque el camino estaba un poco más seco por el calor del día. Una jornada para recordar siempre.
¡Firmes en la brecha!
P. Diego Cano, IVE
Comentarios 2
Me encantan las crónicas del Padre Diego. Qué loable misión, cuánta alegría y agradecimiento. Dios haciéndose presente en las lejanas tierras que no le conocen, gracias a la labor de ustedes. Dios les bendiga!!!
Padre Diego muchas gracias, por la crónica, bello testimonio de la hermana Maria de la Misericordia de Dios, desde Tanzania.
Unidos en oración cada día Padre Diego, por su ministerio por los frutos de su bella misión, sin duda alguna llena de bendiciones. Permita Nuestro Señor algún día poder conocer a la Hermana Maria de la Misericordia de Dios.🙏💙🙏