Ecologismo: el dogma de la nueva religión sincrética universal – P. Juan Claudio Sanahuja

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[Extracto de Poder global y religión universal de Juan Claudio Sanahuja]

Para concretar el proyecto de poder global con un pensamiento único, cambiando la cultura y la religión de los pueblos, colonizando las conciencias para conseguir dóciles ciudadanos del nuevo orden mundial, en 1991 la UNESCO trabajaba en dos proyectos: el de una ética universal de valores relativos, que trataremos más adelante, y el de una ética universal de vida sostenible.

La ética universal de vida sostenible parte de un dogma inapelable: “Se debe recordar la indiscutible verdad que los recursos disponibles y el espacio de la tierra son limitados”1 , dice el documento, que deja claramente asentado que “el progreso industrial de los países desarrollados no se extenderá a los países del Tercer Mundo”, y agrega que la única causa de deterioro ambiental en esos países es el factor demográfico y es intolerable que “los pobres, que serán la mayoría en el futuro, dañen los ecosistemas del mundo por tratar de desarrollarse a cualquier precio”2.

En estos papeles de trabajo, la nueva ética aparece casi como un paradigma mesiánico: “llamado a vivir una nueva ética que tendrá que iluminar las interrelaciones complejas entre los factores económicos, del ambiente y la población”. Sus preceptos deberán guiar, dicen, la toma de decisiones de los gobiernos, ya que éstas “no deberán ser consideradas como medidas sobre asuntos nacionales, sino sobre asuntos de interés internacional”, porque, por ejemplo, el alto crecimiento demográfico de un país pobre, crea necesariamente un flujo migratorio hacia países con mejor nivel de desarrollo, que no tienen capacidad de acoger a nuevos inmigrantes.

La pretensión de la UNESCO es que su nueva ética universal de vida sostenible debe informar las leyes nacionales de todos los países y las conciencias de sus ciudadanos, reiterando que la “responsabilidad ética afecta no sólo a los países sino también a los individuos”.

Por ejemplo, como “la decisión de tener una familia grande o pequeña tiene consecuencias en toda la sociedad nacional e internacional, es imperativo moral de los estados fomentar la familia pequeña”3.

Por momentos, la insistencia en que la maternidad es un problema político se vuelve agobiante, en éste y en otros proyectos. La ética universal hace imprescindible la sustitución por sus nuevos principios de toda otra convicción moral que informe la vida de las personas, de las familias y de las sociedades.

La UNESCO fue coautora meses después de los Principios para vivir de modo sostenible4. Según éstos, es necesaria la elaboración de un nuevo código ético universal que deberá construirse y evolucionar a través del diálogo y el consenso con autoridades religiosas, pensadores, dirigentes civiles y grupos de ciudadanos, deberá informar las leyes nacionales de todos los países, y deberá ser incorporada por todos los individuos en sus códigos de comportamiento personal y social.

Sólo a título de ejemplo, una de las bases de estos Principios es que “se debe lograr el equilibrio entre la capacidad de carga de la Tierra, el volumen de la población y los estilos de vida de cada individuo”. A través del cambio en los estilos de vida de las personas esta nueva ética dará la solución -dicen- al problema del crecimiento demográfico y el consumo de recursos naturales de la tierra, por ejemplo, teniendo en cuenta que determinar el tamaño de la familia es un asunto de interés mundial5, “para poder adoptar esta ética de vida sostenible, los individuos deben reconsiderar sus valores y modificar sus comportamientos. La sociedad debe promover los valores que estén en consonancia con la ética de vida sostenible, y desalentar aquellos que sean incompatibles con ella”6. Luego, la maternidad y la paternidad dejan, de este modo, de ser decisiones personales para convertirse en un tema político.

 “Todos los países deben disponer de sistemas completos de derecho ambiental que salvaguarden los derechos humanos, los intereses de las generaciones futuras y la productividad y diversidad de la Tierra. Los principios de una sociedad sostenible deben incorporarse en la Constitución o en otro instrumento jurídico fundamental para el gobierno y la política de la nación”7. Como todas las naciones se verán afectadas si no se alcanza la sustentabilidad mundial que asegura el futuro de la humanidad, cada estado deberá imponer esta “ética del cuidado” y velar por que la adopten los individuos que viven dentro de sus fronteras8.

Nada tiene que ver la legítima preocupación por el medioambiente, que es parte de la doctrina católica, y se expresa, entre otros documentos en las encíclicas Sollicitudo rei socialis9 y Centesimus annus10, con el paradigma ecologista de nueva ética o religión universal, en el que se entrelazan el relativismo moral, el sincretismo religioso y el panteísmo.

 El disfraz espiritualista del ecologismo permite que aquello que para algunos puede parecer un ámbito de diálogo interreligioso, responda en realidad al intento de imponer un dogma de la nueva religión sincrética universal. Con el afán de encontrar puntos de interés común se llega a una mezcla en la que se pierde la propia identidad de las religiones.

Fuente: Mons. Juan Claudio Sanahuja, Poder global y religión universal. -2a ed. ampliada- Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Librería Córdoba, 2016, páginas 133 a 137.

Citas

  1.  Cfr. UNESCO, Diez Problemas Prospectivos de Población, Documento de Trabajo, Caracas, Febrero 1991, pp. 6-9.
  2.  Ibíd., p. 6.
  3.  Cfr. UNESCO, Diez Problemas Prospectivos de Población, cit. p. 10.
  4.  Cfr. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Cuidar la Tierra. Estrategia para el Futuro de la Vida, Gland, Suiza, octubre 1991, elaborados en conjunto con la FAO, la UNESCO, la OMS, la OIT, el FNUAP (Fondo para la Población de las Naciones Unidas), y el Centro de las Naciones Unidas para Asentamientos Humanos (Habitat).
  5. Ibíd. p. 8.
  6. Ibíd. p. 9.
  7.  Ibíd. p. 11.
  8.  Ibíd. p. 12. Vid. Noticias Globales (NG) n° 139, USA-Ecologistas, los seres humanos son el cáncer de la tierra, 05-01-99 en www.noticiasglobales.org.
  9.  Cfr. Juan Pablo II, Enc. Sollicitudo rei socialis, 30 de diciembre de 1987, por ejemplo vid. n. 29 y n. 34; cfr. también Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2415.
  10. Cfr. Juan Pablo II, Enc. Centesimus annus, 1 de mayo de 1991, vid. nn. 37-39. Vid. Sanahuja, J.C., La Cuestión Ecológica en Pontificio Consejo para la Familia, La Familia ante los Desafíos del Tercer Milenio a la luz de la Evangelium vitae, Senado de la Nación, Buenos Aires, 1997, pp. 97-119.

 

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Comentarios 1

  1. Ana María Buitrago Betancur dice:

    Que grande obra hacen con este apostolado de llevar el conocimiento de todo lo que pueda afectar nuestra fe católica y el magisterio de la iglesia.
    Gracias,
    el Señor que es bueno les ha de recompensar.

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