Barcelona, España, 27 de septiembre de 2018.
Hace un año, en septiembre, durante mis vacaciones pude ir a peregrinar al santuario del Santo Cura Brochero en Córdoba, Argentina. Este santo sacerdote católico dedicó toda su vida en el apostolado en las sierras cordobesas, con una parroquia de más de 4.300 km cuadrados. Trabajando entre la gente humilde, preocupándose por el bien espiritual de todos ellos, y hasta del progreso material de toda esa zona. Construyó más de 200 km de camino y varias iglesias. Una de sus grandes obras fue la construcción de una casa de Ejercicios Espirituales, donde miles y miles de personas hicieron Ejercicios durante la vida del santo, calculados entre tres mil y cuatro mil al año.
A Villa Cura Brochero nos dirijimos con mi familia, mamá, hermanos y una de mis tías, Alicia, quien me compró una imagen del santo para traer a Tanzania, a la capilla que habíamos dedicado a su nombre, Santo Cura Brochero de Lughela. En el santuario la bendijimos, y la hicimos tomar gracias de las reliquias.
Así fué cómo la imagen viajó desde Argentina hasta Tanzania, un viaje increíblemente largo, con tramos en colectivos, luego cuatro aviones, y finalmente las siete horas en auto hasta la misión, las ultimas dos por camino de tierra, y saltanto en cada pozo… la imagen llegó intacta, luego de más de cuatro días de viaje.
Esperé la oportunidad de llevarla a esa capilla, porque deseaba que la gente hiciera una pequeña fiesta para recibirla. Había que esperar a terminar el tiempo de lluvias, para poder llegar, pero como queríamos hacer procesión, y festejo con la gente, es decir, comida con todos luego de la celebración, mejor sería esperar. Cuando ya estábamos en tiempo de sequía, las mil actividades de la parroquia nos impedían organizarlo. Finalmente, gracias a la misión popular en Ilomelo, vimos que era una buena oportunidad para llegarnos a Bughela.
Uno de los días de la misión fuimos con un grupo de los misioneros a esta aldea, que queda cerca de Ilomelo, a unos 10 km. Y digo cerca porque desde nuestra casa son casi 35 km. El camino es muy malo, pero no estaba tan mal como durante las lluvias. Nos esperaba un grupo de adultos y de niños, 20 o 30 personas, que para lo que es esta aldea, es mucho. Prepararon un lugar para comenzar la proseción, y mientras se reunía toda la fligresía comenzamos a rezar el rosario delante de la imagen, con una breve reseña de su vida, explicándoles quién era San José Gabriel Brochero.
La procesión fue mas bien breve, pero por eso pudimos hacerla tranquilos. Se hizo una segunda estación, donde también cantamos y explicamos otro aspecto de la espiritualidad del P. Brochero. Finalmente llegamos a la capilla, donde se cantó y bailó con mucha alegría. Yo me alegro de poder llevarles esta imagen a una capilla tan lejana y pobre. La primer capilla dedicada al Cura brocher en África, porque le pusimos este nombre el día de su canonización.
Pero me alegro sobre todo porque en esta tierra de misión, no existen las tradiciones de celebrar patronos, de tener santos, hacer novenas. Es algo que nosotros debemos ir enseñando e inculcando. Tener una imagen, es algo importantísimo, aunque la capillita sea de lo más humilde, creo que lo más bello que tiene es la imagen del santo Cura.
Me alegré de verlo allí, en esa capilla de adobe, pequeñísima, con gente tan simple y humilde como la que estaría acostumbrado a visitar él. Me imagino que allí se sentirá a gusto, en medio de sus hijos de Bughela.
Y le pedimos que podamos preocuparnos de nuestra parroquia como lo hizo él, y que pronto comencemos las tandas de Ejercicios Espirituales Ignacianos, para lograr la verdadera conversión de las almas y de toda la parroquia, nuestra inmensa parroquia, aunque no tanto como la suya.
Agradezco especialmente a quien generosamente donó la imagen, mi “tía Alicia”. Creo que es algo hermoso que puedan hacer estas obras de misericordia, ya que esta gente siempre los tendrá presentes en sus oraciones. Es un intercambio fanastico, en donde los donantes, siempre salen ganando.
Firmes en la brecha!
P. Diego Cano, IVE