Puede considerarse el diálogo de Jesús con Nicodemo como la respuesta al problema esencial del hombre moderno. Lo que el corazón del hombre más quiere, pero se debe abrir a Jesús y a su gracia.
De la conclusión: La actitud de Nicodemo es la del hombre que piensa y reflexiona; siente la necesidad de decir a Jesús por qué viene, de darle motivo de su visita:
“Nadie puede hacer los milagros que tú haces de no tener a Dios consigo”
En el silencio de la noche, Jesús deja caer el velo de las parábolas; no habla en figuras,
sino con el acento de claridad viva y fuerte, que usa cuando habla con los suyos y les
revela algo, recogiendo en una síntesis rápida las más altas verdades de su mensaje, las
más profundas realidades de su personalidad (vino para ‘salvar al mundo’; es el “juicio del
mundo”)
A los que manifiestan interés por la verdad, se les debe proponer el problema religioso en lo esencial, el Cristianismo en el sentido íntimo de su misterio.
Lo esencial es que el problema religioso del hombre sólo se puede plantear y resolver desde lo sobrenatural, desde el carácter sobrenatural de la Fe: Nacimiento nuevo, que nos introduce en la participación de la vida divina de la Gracia.
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Artículos sobre el mismo tema en este blog: 1) Jesús y Nicodemo
