En este día san Luis María nos enseña las características de la Verdadera Devoción a María Santísima. ¡Hagamos todo lo posible por alcanzarla, por vivirla!
En este décimo primer día de preparación para la Consagración, san Luis María nos enseña cómo la verdadera devoción implica también una verdadera conversión.
En este décimo día de preparación para la Consagración, san Luis María nos previene de algunas falsas devociones ya que el maligno “no falsifica tanto las otras devociones como las de Jesús y de María”.
En este noveno día de preparación para la Consagración, san Luis María nos invita a mirarnos a nosotros mismos desde los ojos de la fe y reconocer aquello de san Pablo: “Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña” (Gal 6,3).
En este octavo día de preparación para la Consagración, nuestro Santo comienza a explicarnos más en concreto qué significa ser “Esclavo de María” y cuantas bendiciones y gracias se hallan tras este título de honor.
Hoy consideraremos el fundamento teológico del culto a la Santísima Virgen María, que no es otro que Jesucristo, a quien esta devoción nos lleva de una manera inmejorable.
Dice nuestro Santo: “Dios quiere que su Santa Madre sea al presente, más conocida, más amada, más horada que nunca…”. Lo que meditaremos en este sexto día es que maría es el medio más seguro, más fácil, más corto y más perfecto para ir a Jesucristo y las grandes y hermosas consecuencias que esto trae para nuestra vida.
En este quinto día de preparación para la Consagración, meditaremos sobre la verdad de que “Por María ha comenzado la salvación del mundo y por María debe ser consumada” (San Luis María), es decir, acerca de la importantísima misión que nuestra Madre del cielo tendrá en los últimos tiempos.
En este cuarto día de preparación para la Consagración, meditaremos cómo la devoción a Santísima Virgen, siendo ella Reina de los Corazones, nos es necesaria para la salvación y más aún para la santidad.
En este tercer día de preparación para la Consagración, meditaremos sobre esa consoladora verdad de que María sigue siendo en el cielo tan madre de Jesús como lo fue en la tierra y cómo necesitamos de Ella para nuestra salvación y santidad.