En este vigésimo sexto día nos consuela nuestro Santo enseñándonos que los fieles servidores de María “tanta facilidad tienen en llevar el yugo de Jesucristo que casi n o sienten su peso”
Nos estamos acercando al gran día en que nos entregaremos, totalmente, a nuestra Madre del cielo. Sigamos, para decirlo con palabras de los santos Ejercicios, “con grande ánimo y liberalidad” poniendo lo que está de nuestra parte para que Ella nos reciba como sus esclavos de amor.
Seamos como Jacob, buenos, humildes y confiados hijos y así nuestra Madre del cielo nos hará fieles reflejos de sus virtudes.
En este vigésimo tercer día comienza el Santo a explicarnos una figura bíblica que ilumina en gran manera cómo debe ser nuestro tierno amor a la Santísima Virgen y cuántas gracias esto trae consigo.
“Siguiéndola [a María], no te extravías; implorándola, no pierdes la esperanza; pensando en ella, no yerras; si ella te sostiene, no caes; si te protege, no tienes que temer; si te guía, no te cansarás; si te es propicia, llegas seguro al puerto”.
Nos invita en este día San Luis María, a valorar la libertad interior a la que nos lleva esta devoción
En este día vigésimo día San Luis María nos invita a mirar siempre a nuestra Madre del cielo.
En este día décimo noveno San Luis María nos explicará que “esta devoción es un camino fácil, corto, perfecto y seguro, para llegar a la unión con Nuestro Señor en la cual consiste la perfección del cristiano”.
“La Sma. Virgen es Madre de dulzura y misericordia y jamás se deja vencer en amor y generosidad. Viendo que te has entregado totalmente a Ella para honrarla y servirla y te has despojado de cuanto más amas para adornarla se entrega también plena y totalmente a ti.
Jesucristo ha dado más gloria a Dios su Padre por la sumisión que ha tenido a su Madre durante treinta años, que la que le hubiera podido dar convirtiendo a toda la tierra por obra de las más grandes maravillas.