Corpus Christi y nueva iglesia en Ngokolo

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En la anterior crónica les conté sobre la devoción al Sagrado Corazón que tienen nuestros fieles, y de la alegría que tuvimos en la celebración de esa Solemnidad. Entonces les citaba al Padre Carrascal, quien decía: El hombre de color ora con un gran espíritu de fe y él es fiel a este deber que es para él también una exigencia… Un instinto secreto lo lleva hacia la persona de Nuestro Señor en sus dos grandes de­vociones: Eucaristía y Sagrado Corazón.” Quiero destacar ahora la gran devoción a la Eucaristía, especialmente en la celebración del Corpus Christi.

Creo que cada año hemos ido conociendo qué devociones son las que más atraen a nuestros fieles, así de esta manera podemos trabajar mejor, para ayudarles a que crezcan en esa piedad, y por lo tanto en la fe. La Solemnidad de Corpus Christi se reviste de gran pompa, y año tras año asisten más personas, se realizan verdaderas fiestas, se preparan con ahínco, y llenan todo de gran color.

Además, hemos podido incrementar el número de procesiones, gracias a que ahora somos más sacerdotes en la misión. Entre los años 2013 y 2016 realizábamos dos procesiones eucarísticas, debido a que éramos pocos, y las distancias son tan grandes. En el año 2017 realizamos cuatro procesiones, y este año, por gracia de Dios, realizamos seis procesiones eucarísticas. Estas las dividimos en dos días, para poder ir a seis de los siete centros que tenemos.

Sólo nos faltó uno de los centros, Nyassa, que está muy lejos y además todavía el camino para llegar estaba en muy mal estado, efecto del largo tiempo de lluvias. Sin embargo ellos habían tenido un festejo en ése centro para la Solemnidad de Pentecostés, donde había llegado el P. Víctor Guamán, luego de viajar en moto, cruzar el río en bote, y seguir viaje en moto… les había celebrado la Misa, donde se reunieron todas las capillas de esa zona. De todos modos, Dios quiera que ya el próximo año podamos también llegar a ellos, y de esta manera que todos los fieles de nuestra inmensa parroquia puedan participar de esta fiesta de la Eucaristía a la que le tienen una gran devoción.

Se imaginan que tener tres procesiones de Corpus en un día, y tres al día siguiente, exige un gran esfuerzo. En primer lugar, preparar todos los elementos de la liturgia, en especial, poder tener tres palios, tres custodias, tres sagrarios portátiles, tres paños humerales, etc. etc., que no es tan sencillo de encontrar por estos lares. Añadido a esto, la logística de los vehículos, los equipos de audio, y la gente para acompañar a los sacerdotes para tener una celebración ordenada y digna. Es decir, repartirnos todos, padres, hermanas, postulantes, monaguillos, niñas de la infancia misionera, en cada vehículo… ¡con todas las demás cosas también! Viajábamos apiñados, saliendo por las ventanillas los palos del palio.

En todos lados hubieron hermosas procesiones. Pero podemos destacar las que se realizaron en Mazirayo e Ilomelo, por ejemplo, por primera vez en la historia de esos lugares. Y la que se realizaron en Kangeme y Uyogo, después de cuatro años o más.

En cada lugar brilló la preparación y devoción. Todos los sacerdotes hicimos reuniones en las semanas previas, para preparar a los catequistas de cada centro, a los líderes y los fieles. Les exhortamos a que preparen bien los altares, y establecimos que el altar mejor preparado tendría un premio. Luego hacer el recorrido a pie para ver los lugares exactos de los altares y la limpieza necesaria de los mismos, la orientación, etc. Pensemos en que buscamos que los altares se hagan en las casas de los católicos, que entienden de qué se trata y hacen una buena preparación, sobre todo que haya silencio y respeto en el lugar al momento de dar las bendiciones con el Santísimo. Me sorprendió mucho, en los lugares donde me tocó ir, que eran centros donde ya realizamos las procesiones todos los años, la gente ya sabe cómo participar, cuida el silencio, el orden, los niños también, sin que se les tenga que llamar la atención.

El P. Víctor estuvo en los centros de Mazirayo e Ilomelo; P. Jaime en Kangeme y Nyamilangano; Padre Orazio en Uyogo; y yo en Nyamilangano e Ibelansuha. Cada sacerdote tiene muy buenos relatos de sus respectivas celebraciones. En mi caso, quería contarles de la celebración en Ngokolo, en el centro de Nyamilangano, porque tuvimos una ceremonia del todo especial.

Fuimos allí con el P. Jaime, dos hermanas, algunos postulantes, monaguillos, y niñas Watoto wa Yesu. En ése lugar hace mucho tiempo que venían tratando de edificar una nueva iglesia. Habían hecho las paredes de un templo bien grande, pero allí habían quedado por años. Siempre es un largo camino, y difícil de recorrer para ellos, cuando se trata de aportes de la misma gente, porque todos son pequeños agricultores, y por lo tanto, año tras año es muy poco lo que avanzan.

Cuando fui de vacaciones el año pasado, iba con la idea de tratar de conseguir ayuda para techar algunas capillas en construcción. Techar es algo que les cuesta porque son todos materiales que se deben comprar, las chapas de cinc son caras para ellos, y se necesita todo el dinero junto. Les dije que me ayudaran con sus oraciones, especialmente rezando a San José. Tantas súplicas fueron escuchadas, y fue así que pude conseguir la ayuda para esta capilla de Ngokolo. Una vez que estuvo techada, le envié al donante las fotos, con gran orgullo, de la iglesia con techo. Pero él vio que todavía la faltaba mucho para estar “terminada”, y por su propia iniciativa, se siguieron los trabajos.

La iglesia iba quedando hermosa, y por eso decidimos que la procesión de Coprus Christi de este año fuera en esa aldea, para que todos los fieles de ese centro, que comprende seis aldeas en total, pudieran estar presentes en la bendición e inauguración de la iglesia. Ngokolo se vistió de fiesta. Había una verdadera muchedumbre. El día de la celebración era hermoso ver la cantidad de gente que iba por el camino desde las aldeas vecinas, grandes y chicos, en bicicleta y caminando, muchos kilómetros.

La procesión fue muy bien concurrida y participada. Los paganos del lugar estaban muy atentos a lo que sucedía. Asistieron creyentes y no creyentes. Impresionaba ver la gran masa de gente arrodillada durante las bendiciones en medio de la calle.

Al llegar a la iglesia, hicimos el corte de cintas, bendición y algunas palabras muy breves. Se abrió oficialmente la iglesia y todos entramos. No nos alcanzó, y eso que es bien grande, para la cantidad de fieles que asistieron. Todos los niños estaban afuera, y gente grande también tuvo que participar desde las ventanas. La iglesia estaba radiante, recién pintada, y consta también de una sacristía y una oficina.

Luego de la Misa hicimos la bendición por dentro y por fuera. Y se terminó con un almuerzo festivo. Desde el inicio de la procesión hasta que terminamos la Misa, transcurrieron siete horas. Sin embargo no parecía tanto tiempo. Había una gran felicidad en todos, el tiempo pasaba rápido. Según el parecer de todos, actualmente es la iglesia más linda que tenemos en toda la parroquia. Claro que al estar nueva y pintada, supera a las demás. El agradecimiento en todos era mayúsculo.

Todos están comprometidos a rezar por los benefactores, sus familias e intenciones. Se le puso por nombre “Sagrada Familia”, por pedido de los donantes. La gente estaba muy contenta con eso, y ahora estamos en campaña de conseguir una buena imagen para esa iglesia. Pedimos a Dios, por intercesión de San José el poder seguir ayudando a construir y terminar la construcción de tantas capillas que hacen falta en muchas de las 53 aldeas de nuestra parroquia.

Dios los bendiga. ¡Muchas gracias a nuestros donantes y rezamos siempre por ustedes! No los olvidaremos jamás. ¡Viva Jesús en la Eucaristía!

¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE.

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