“Diablo miedoso” (Canto popular religioso de lengua sukuma) – P. Pablo Folz

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Pasaron los días, y las alegrías vividas en la misión popular parecen estar aún vivas. Creo que es un gran consuelo del misionero el poder recordar y alegrarse en el bien que se ha hecho.

Miserable e incapaces por demás, pero conscientes de la verdad de que somos instrumentos de Dios. Él es causa primera de todo bien y quiere en su designio divino obrar a través de causas segundas y así utiliza de los padres para la generación y de misioneros para la salvación de almas. Por esto nos alegramos al recordar los sucesos de la misión, porque nos ha usado de instrumentos.

Y en esta crónica quiero compartirles un suceso en particular.

Se ha hecho tradición en nuestras misiones populares de Tanzania que durante la visita de casas los misioneros distribuyan medallitas porque por estos pagos los paganos son mayoría y los cristianos tienen que lidiar con esto. La tendencia a volver a lo pagano es muy fuerte. A la poligamia, a la superstición, a una vida adúltera sin leyes, al alcohol y demás. Pero en particular a los “curanderos” del pueblo. Ellos dan amuletos para todo. A los recién nacidos un cordón en la cintura (dicen que para cortar la diarrea), a los enfermos de la cabeza un tipo de collar (hay collares hasta contra la envidia o para sacar o protegerse de cierta maldición; y otros para obtener abundancia en el negocio, en las cosechas, etc.). Claro que nada es gratis. Algunos ofrecen hasta dos vacas, he escuchado yo, por uno de esos collares. Un cordón con un huesito con qué sé yo atravesado. Otros llevan caracoles chiquitos de río o monedas. Y así el Diablo los tiene a todos muy bien arreglados.

Entonces los misioneros salen de visita de casa invitando a la misión, bendiciendo y “cazando” amuletos. Cuando los encontramos con esas cosas le preguntamos qué llevan. Si son cristianos les explicamos que va contra la fe. Si son paganos les presentamos la fe y les proponemos un intercambio: que nos den eso y nosotros les damos una medalla de la Virgen. A lo que generalmente aceptan con mucho gusto. Verdad que Nuestra Señora les queda mejor al cuello que todo esos huesos y caracoles.

Los misioneros recogen todos esos amuletos y se los entregan al sacerdote de la misión, quien los guarda para el día de “La quema del Diablo”.

En este día, después de una representación en la cual el diablo aparece atado a un palo, el cual fue atrapado por san Pedro y san Pablo. Se hace un diálogo catequético mostrando las mentiras de Satanás y el triunfo que tiene Cristo sobre él. Luego se prosigue a prenderlo fuego. Y esto es muy significativo acá, ya que no hace mucho se solía prender fuego a los que se los encontraba culpables de robo o de homicidio.

Y así lo quemamos al diablo por ser el primer homicida, ladrón, mentiroso y todo lo demás. En la quema le devolvemos todos sus collares en una bolsita colgada al pecho.

Y todo el mundo se pone a bailar al rededor del fuego cantando en sukuma que “el diablo es miedoso” o que “se vuelva hacia atrás, que nosotros nos vamos con Jesús “.

“Que alegría esa”, dirá alguno… y la verdad que es que sí; alegría que Cristo es el que vence. Y que María ahora adorna a esos niños y a estas gentes.

En Cristo y María
Firmes en la Brecha
P. Pablo Folz, IVE

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Comentarios 1

  1. Gabi dice:

    Hermoso! 🙏 Gloria a Dios

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