Comenzamos una vez más adviento, digo una vez más ya que por gracia de Dios es la cuarta temporada, ya grabamos dos videítos acerca de esto, también abajo de la descripción del video ofrecemos dos retiros grabados años anteriores por si quieren aprovechar este tiempo de Adviento para meditar un poco más estas verdades tan hermosas que nos ofrece la Iglesia esperando a nuestro Señor.
En la Segunda Lectura de este día, en la Carta a los Romanos, san pablo nos habla de la luz y las tinieblas. Nos dice que “abandonemos las obras de las tinieblas y nos revistamos de las armas de la luz”.
A veces nosotros por haber escuchado una y otra vez la Palabra de Dios que esta muy bien no llegamos a profundizar en esas metáforas que Dios usa para enseñarnos y que quiero detenerme en este momento en el tema de la luz. Si nosotros entendemos todo lo que es la luz para nosotros, en nuestra vida de todos los días vamos a entender más todavía lo que significa la Luz de Dios. Si vamos al Génesis, Génesis 1, 2 dice la Escritura que “Dios creó el cielo y la tierra y todo era oscuridad, todo era caos, confusión”, eso es la oscuridad.
En el versículo siguiente dice que “Dios creó la luz”, imaginemos un mundo sin luz, imaginemos por un instante, no se puede vivir sin la luz. El hombre necesita, los animales necesitan, los vegetales… necesitamos luz para vivir, la luz solar. La luz nos purifica el aire, la luz nos da fuerza, nos da vitaminas a los hombres. Sin la luz los vegetales no pueden alimentarse. La luz nos hace ver la belleza de las cosas, nos hace distinguir. Tan importante es la luz, tan importante es que el hombre, claro, sin la luz solar ha inventado otro tipo de luz, la luz artificial. Si alguien alguna vez en la vida ha estado en un lugar sin luz por mucho tiempo puede valorar lo que es la luz, lo que necesitamos la luz, o una noche larga a veces lo que se espera que llegue el sol.
Tratemos de pensar un poco todo esto ¿para qué? Para hacer el salto a lo sobrenatural ¿por qué? Porque en la medida que entendamos lo que nos dice Dios en lo humano, en mayor medida vamos a entender lo sobrehumano, lo sobrenatural, la importancia que tiene que tener Dios en nuestra vida porque Él es la Luz como va a decir san Juan en su Primera Carta, capitulo 1, versículo 5 “Dios es luz y en Él no hay tiniebla alguna “y , si Dios mandó algunos rayos de su luz en el Antiguo Testamento, en los profetas. Por ejemplo, si vamos al Libro de Daniel cuando lo manda a llamar Nabucodonosor el Rey a Daniel le dice “Me han dicho que hay luz en ti, que tienes inteligencia, etc…” “hay luz en ti” la luz de Dios, la sabiduría, la claridad de Dios.
Isaías nos va a decir que “el pueblo que andaba en tinieblas ha visto una gran luz” y ya ahí está hablando el profeta de la Luz de Cristo, Cristo es la Luz por antonomasia “Yos Soy la Luz del mundo el que me sigue no anda en tinieblas…” pero repito detengámonos un instante a pensar lo que es un mundo sin luz, lo que seria nuestra vida sin ningún tipo de luz, seria muerte, seria oscuridad, seria caos. Así es nuestra vida espiritual, así es la vida de nuestra alma si no esta Dios, si no está Jesucristo, la Luz, así es y a veces no nos damos cuenta y vivimos en tinieblas o vivimos con poca luz. “La Palabra de Dios es luz” dice la Escritura de manera muy clara “Tu palabra es la Luz de mis ojos, lámpara para mis ojos” pude entender eso una vez cuando tuve que caminar en una montaña, un grupo más o menos grande con pocas linternas y era de noche, no podíamos hacer un paso sin la luz de alguna linterna que llegara al piso donde teníamos que pisar, bueno así tendría que ser nuestra vida con respecto a la Palabra de Dios no hacer un paso en nuestra vida sin la Luz de la Palabra de Dios.
Lo dejo como para que ustedes lo mediten en este Adviento, en estos días, en este domingo, todo lo que implica que Cristo es nuestra luz y como tenemos que prepararnos entonces como san Pablo en este Adviento “dejando de lado las cosas de las tinieblas, el pecado y todo lo que aun sin ser pecado Dios no lo quiere”, lo que san Ignacio en los Ejercicios va a llamar afectos desordenados.
Le vamos a pedir a nuestra Madre que nos ayude en estos pocos días de Adviento, porque son pocos y pasan rápido y más en nuestro hemisferio que estamos ya cerca de fin de año que aprovechemos y que vivamos con intensidad este Adviento para que Luz de Cristo cuando llegue el día de Navidad realmente inunde todo nuestro ser, que no quede recoveco, que no quede rincón donde Cristo no reine, no este Él , no ilumine nuestra vida , que nuestra Madre la que fue el reflejo total de la Luz de Cristo así como se la llama a Ella “la Luna” ¿Por qué? Porque reflejo la luz del Sol que es Cristo, nos enseñe a nosotros sus hijos pecadores y débiles a también reflejar esa luz del Señor.