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Digamos dos palabras de la justicia legal o también llamada justicia general, o llamada tambien justicia social desde la Encíclica quadragésimo anno. Es la justicia que es una virtud realmente importantísima, Aristóteles va a decir que es la más preclara de las virtudes morales y fundamentalmente cuando se aplica a esto, a la virtud de la justicia legal, es decir a lo que le debemos nosotros a la sociedad, al bien común. Todos tenemos el deber de buscar el bien común que está por encima del bien particular, es de otro orden, es esencialmente distinto al bien particular. Un ejemplo muy claro es que si hay que ir a la guerra, el bien común lo pide, incluso para la paz de un país que se defienda de quien lo invade por ejemplo, y el bien particular de la persona queda ahí supeditado al bien común, y en muchos casos se nos pide eso, no de ir a la guerra, sino de que dejemos nuestra comodidad, dejemos nuestro bienestar por importarnos y por ponernos al servicio del bien común, y realmente es algo que hemos perdido mucho, ocuparnos del bien común, de los demás, pero en relación a todos.

Y en este sentido meterse en la acción social y política, ya hacíamos un video sobre eso el año pasado, es realmente importante y es parte de la virtud social entonces de la justicia legal y de la justicia social, y hay que hacerlo, es más fácil quedarse en la casa cómodo; hay que ponerse a hacer cosas por el bien común. Y al acercarse como el caso de Argentina un periodo de elecciones, lo mínimo que puedo hacer es interiorizarme en los candidatos a los cuales voy a votar, lo mínimo, después se puede hacer mucho más en favor de un buen candidato al que me parece que hay que apoyar. Y en este sentido quería destacar que hay que tener mucho cuidado de darle el voto a un candidato que este a favor del aborto, porque en ese caso nosotros estamos siendo cómplices del pecado del otro, y como el pecado del otro en este caso es grave, es mortal, yo entonces también cometo un pecado mortal. Disculpen que repita cosas que quizás ya han escuchado, lo dijo hace poco alguien que tiene mucha más autoridad que yo aquí en el país Monseñor Héctor Aguer, pero conviene repetirlo, conviene repetirlo porque es de trascendental importancia.

Alguno puede decir, quizá alguno más leído por ahí, que Benedicto XVI dijo en un momento, siendo el cardenal Ratzinger que uno podía votar a un candidato que estuviera a favor del aborto, pero si no esta de acuerdo con eso y lo vota por otros motivos…perdón, Benedicto XVI le escribiendo una carta, cuando dice eso a los obispos de EEUU, donde el aborto ya estaba implantado, estaba puesto en la sociedad. Entonces es otra circunstancia distinta a la que vive nuestro país u otros países donde el aborto no está todavía como ley gracias a Dios, gracias al milagro del año pasado, y entonces uno tiene la obligación de votar a un candidato provida, bajo pecado mortal sino lo hace. Tengamos cuidado porque esta en juego nuestra alma, nuestra salvación eterna, “no, que después me confieso”, si me confieso sin estar arrepentido porque lo haría de nuevo, la confesión es invalida.

Es cosa seria realmente votar y hay que votar entonces en conciencia. Uno puede decir “no, pero el sistema político en realidad está todo viciado”, no importa, se pueden hacer cosas buenas en el sistema político que tiene sus vicios, y grandes.

Ojalá que realmente tomemos conciencia, tenemos las paso ahora el 11 de agosto, después las generales, y si en el ballottage entonces ahí hay dos candidatos que están a favor del aborto, bueno ahí como dicen algunos moralistas, en un principio uno puede votar a uno de los dos, porque no queda otra. Yo no voy a hacer eso por supuesto, no voy a votar a ninguno, pero eso queda libertad de cada uno, ahí si subjetividad, puede uno votar también el blanco, no votar. Ahora en el caso que haya algún candidato o algunos candidatos provida no queda esa libertad de conciencia porque ante Dios vamos a ser juzgados y ante la patria.

Le vamos a pedir a María Santísima que nos ayude a hacer buen uso de nuestra conciencia, de nuestra libertad, en el sentido que tenemos libertad para buscar el bien, no para hacer el mal. La libertad para hacer el mal es un error de la libertad. Nadie más libre que Dios, y Dios no puede hacer el mal. Que Ella nuestra Madre nos ayude, la ponemos a la patria otra vez bajo su manto, que, así como hizo el milagro el año pasado, que no se aprobara el aborto en el senado, haga el milagro se vea reflejado la ola celeste en las urnas. Nuestra Señora de Luja ruega por nosotros, Sagrado Corazón de Jesús en vos confiamos.

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