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Zaffaroni acaba de ser nombrado en un organismo del vaticano dedicado a la “formación sobre la temática de Derechos Sociales, migración y colonialismo”[1]. Él es uno de los principales responsables de la destrucción del sistema penal argentino a favor de los delincuentes. Publicamos un fragmento de un artículo del ilustre Dr. Hector Hernandez[2], quien dedicó importantes escritos a desenmascarar la farsa de este personaje:


La experiencia social nos advierte que “hay algo” muy extendido, que opera contra el sentido común, contra la recta concepción de la justicia penal y las viejas convicciones y prácticas de los tribunales, algo que definimos como Garantismo abolicionista o Garantoabolicionismo. Una forma de abolicionismo que se oculta tras las garantías o “los derechos humanos”. Como nadie en el mundo jurídico niega doctrinalmente las llamadas “garantías jurídicas”, el uso de la palabra “garantismo” para indicar dicha posición es un engaño, porque ocultan lo otro, que es lo principal. La Abolición. No hay que hablar, entonces, de “garantismo”, sino de Garantoabolicionismo.

¿Qué es el Garantismo Abolicionista?

Es ante todo una cierta pulsión o actitud (I) más o menos afectiva o instintiva contra el Estado o en general contra el orden, y en consecuencia contra la aplicación de penas. En esta dimensión puede efectivamente aparecer algo parecido a “compasión”, a condolerse de la situación de los delincuentes, de intentar comprenderlos, así sea falsa compasión. Esa actitud se manifiesta en una cierta mentalidad (II), que conforme a aquel rechazo va formando ideas sobre el asunto del Estado y de las penas. Lo que a su vez confluye en torno a un movimiento (III), esto es un conjunto de personas que actúan en pos del objetivo común de destruir el sistema penal. Que para alcanzar sus objetivos necesita presentar ciertas doctrinas (IV).

Obedece a un movimiento universal

El Garantismo Abolicionista no es original del Río de la Plata, sino que obedece –aparte esa sensiblería “compasiva” progresoide extendida por el universo mundo – a tendencias que se registran en EEUU y Europa y se remontan en definitiva a los neomarxismos y al marxismo, siéndole inseparable cierta inquina consubstancial contra el Estado.

Pero tenemos la originalidad argentina de que sus integrantes han alcanzado los más altos puestos en la magistratura y que ha adquirido cierto predominio en la cultura jurídica, a la vez que, conocida su acción, han producido una reacción popular generalizada en su contra a nivel de los medios, pero no todavía en la Universidad.

Ha predominado en la Argentina durante el poder de los gobiernos Kirchner y Verbitzky (que continúan). Y la mención de Eugenio Raúl Zaffaroni como autor tipo de dicho Movimiento no se debe a que sea (en su segunda etapa doctrinal, abolicionista) ni un genio político todopoderoso ni un doctrinario de fuste y coherente y serio sino a otras tres razones: 1) Es quien más alto poder ha alcanzado, judicial y universitario; 2) Es quien más ha radicalizado sus posiciones de clara militancia política apelando a cualquier recurso para derogar el sistema penal; 3) Es quien ha sincerado y publicitado un Plan de lucha para demoler el sistema.

Esquema: Proposición estimativa: “ilegitimado”

El punto central del G.A. entre nosotros es que “el sistema penal está deslegitimado”, que por ser irracional es incompatible con la Constitución Nacional y con los derechos humanos y que por lo tanto implica un dolor y una pena y un dolor y un holocausto inútil. (Abusan de los términos tétricos para denostar al sistema penal).  Pero como las declaraciones internacionales de Derechos Humanos admiten hasta ahora los castigos, se ven obligados a concebirlos como una construcción en evolución constante que, desde luego, ellos son los “sacerdotes” que los interpretan (Textual de Zaffaroni en el libro Encuentro con las penas perdidas. “nosotros somos los sacerdotes en esta cuestión”). De ahí la consecuencia lógica de postular su abolición.

El Plan de lucha

Se ve que el Movimiento Garantoabolicionista tiene una estrategia y una táctica para destruir el sistema, y esto está claramente confesado en un libro ya citado.

La estrategia consiste en quedarse en el sistema para hacerlo implosionar. Utilizar los cargos y privilegios y sueldos y exenciones impositivas y ventajas del sistema para utilizar “juridismos” que en realidad dan vuelta todo el derecho penal. Se trata de evitar que suceda como con los viejos “progresistas”, que hacían marchas contra el sistema, pero cuando sus hijos querían seguir Derecho terminaban estudiando por los libros de los penalistas defensores del sentido común. Y favoreciendo al sistema penal. El que aplica penas a los delincuentes.

Táctica

A partir de allí, cualquier política o doctrina o argucia para no aplicar las penas es bienvenida, teorizada desde “la agencia académica” (sic) donde se inventan los más estrepitosos disparates sin control de realidad, que se ejecutan desde la “agencia judicial” (como llaman a la Justicia), donde tratan de abolirlo como se pueda, total o parcialmente, tratando de que no los echen, lo que arruinaría el plan;  en todo caso dando dos pasos adelante pero retrocediendo uno.

En su “sincerismo” desvergonzado y que avergüenza a los argentinos y a los juristas, el citado líder ha propiciado, para cesar con la aplicación de penas, que la policía coimee para no efectivizar las órdenes de captura, “como hacen en Brasil” (sic); hacer las reformas abolicionistas en las leyes de reglamentación de la ejecución de sentencia, y no en los códigos penales, “para que ningún periodista cretino se dé cuenta” (sic); extremar el uso de las nulidades para llevar los juicios a la prescripción con el juicio oral; si no se mejoran las cárceles liberar a los presos; ridiculizar toda propuesta de construir prisiones, etc.; cambiar el lenguaje, síntoma de lo cual lo más significativo es no usar la palabra “delito”, que denota ya un juicio moral, por “conflicto”. Reemplazar las penas por medidas que no son penas. Y ha confesado que, como juez, buscaba cualquier coartada “para que el delincuente zafe”.

Bibliografía

Es decisivo su libro (del mentor Zaffaroni) En busca de las penas perdidas, que al publicarse recibió durísima crítica jurídica, incluso por sus propios conmilitones; por ejemplo Donna, Griselda Tessio, Carlos Nino y Carlos Elbert[3]. Las críticas se acallaron pronto porque el autor pasó a ser “el pensamiento correcto que no se puede impugnar”. Pero entró en desprestigio generalizado al tomarse conciencia de que la aplicación del Garantoabolicionismo desató la inseguridad, incluso abundando los reproches a la inconducta moral (aspecto este último en que nunca he querido entrar) e incluso penal, del autor tipo. (Que ha sostenido que el aborto es un genocidio, y ha propiciado el genocidio…).

La enmarañada doctrina de aquel dicho libro se hace inteligible en la presentación dialogada de él, en Santa Fe, publicada a  su vez como Encuentro con las penas perdidas, donde en la intimidad de la Militancia, el líder se explaya en un volumen muy poco conocido que quizá por eso no se reedite, en donde aparece el ya citado “Plan de lucha”[4].

Esta presentación que hacemos se ve confirmada por estas palabras escritas por el informado periodista Agustín Morales Solá en La Nación de Buenos Aires en 2019, en que cuenta que un colega le preguntó a aquél por qué escribía libros sobre derecho penal si no creía en el Código Penal. A lo que Zaffaroni respondió´Porque quiero destruirlo desde adentro, crear una escuela de jueces y fiscales que lo interpretarán de tal manera que no quedará nada de él´”.

——- Notas ——-

[1] https://www.lanacion.com.ar/politica/el-papa-francisco-nombro-al-exjuez-zaffaroni-en-un-nuevo-organismo-del-vaticano-nid18082023/; https://www.infobae.com/politica/2023/08/18/el-papa-francisco-designo-a-eugenio-zaffaroni-como-directivo-de-un-instituto-vaticano/.

[2] H. HERNANDEZ, Garantismo abolicionista y falsa compasión. Descargar aquí.

[3] Críticas durísimas de DONNA, Edgardo Alberto, “Derechos humanos, dogmática penal y criminología”, La Ley, 1991-C, Sec. Doctrina, p.670; *ELBERT, Carlos Alberto, recensión a En busca de las penas perdidas de E.R.Z., en Doctrina Penal, año 12, Depalma, Buenos Aires, 1989, pp. 760-771;  TESSIO, Griselda, en En Busca de las penas perdidas, libro que se cita en la próxima nota, p. 22 y ss.; PARMA, Graciela, en el mismo libro, pp. 26 y ss.NINO, Carlos, Un debate sobre la pena: Carlos S. Nino vs. Eugenio R. Zaffaroni, Fichas para el trabajo universitario, INECIP, Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales, Ediciones del Instituto, Buenos Aires, 1999, 50 apretadas páginas. (Un debate…) Contiene un debate sostenido en la publicación No hay derecho, nro. 4 a 7, Buenos Aires, 1988-1995 (p. 4). – Se advertirá que ninguno de estos autores pertenece al Solidarismo penal.

[4]  AAVV  dirigidos por Carlos Elbert (abolicionista), editor, Griselda Tessio y Noemí Berros, coordinación, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe de la Vera Cruz, sin fecha, circa 1993, cuyo principal personaje centralmente reporteado es Zaffaroni.

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Comentarios 4

  1. Teresa Aristizábal dice:

    Que Dios se apiade de de Argentina y del mundo entero si está en el Vaticano apague y vámonos.

    • Es cierto que las dificultades y los males del tiempo presente son grandes, pero no olvidemos que Cristo es el Señor de la historia y la cabeza de la Iglesia: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día; somos considerados como ovejas para el matadero. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.

  2. Marta dice:

    El que pueda entender que entienda, porque acá no se puede entender el nombramiento del Vaticano con respecto a este señor. Zafará Zaffaroni, pero no el juicio que a cada uno espera.
    Gracias. Dios los bendiga.
    🇦🇷♥️🇻🇦

  3. Nelly Rochel Moguel dice:

    Buen día. Muchas gracias por compartir éste artículo. Trabajo en la educación y está ocurriendo algo parecido, se habla de una “desconstrucción” para luego hacer una “reconstrucción” en la mentalidad de niños y adolescentes en cuanto a diversidad y equidad de género.

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