La idea que tenemos de nosotros mismos (5 de 10) – P. Miguel A Fuentes, IVE

📖 Ediciones Voz Católica

Más leído esta semana

MEDITACIONES PARA RECTIFICAR LA IDEA QUE TENEMOS DE NOSOTROS MISMOS

Enlaces a las anteriores publicaciones:

  1. Quién soy, qué soy.
  2. Lo que soy: hecho a imagen de Dios
  3. En quién y en qué me he convertido. “He pecado”.
  4. Mi realidad personal pecadora
  5. Soy un ser caído…

 

  1. Soy un ser caído…

  • Sal 109,22: Porque soy pobre y desdichado y tengo dentro herido el corazón. Lc 5,8: Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador. Lc 18,13: ¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!
  • En el Paraíso el hombre, tentado por el diablo, dejó morir en su corazón la confianza hacia su creador y, abusando de su libertad, desobedeció al mandamiento de Dios. En esto consistió el primer pecado del hombre. Todo pecado, también cada uno de lo míos, son una desobediencia a Dios y una falta de confianza en su bondad.
  • En el primer pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios, y por ello despreció a Dios: hizo elección de sí mismo contra Dios, contra las exigencias de su estado de criatura y, por tanto, contra su propio bien. El hombre, constituido en estado de santidad, estaba destinado a ser plenamente «divinizado» por Dios en la gloria. Por la seducción del diablo quiso ser como Dios (Gn 3,15), pero «sin Dios,  antes que Dios y no según Dios» (San Máximo el Confesor). Cada uno de mis pecados ha reiterado ese deseo de ser dios sin Dios.
  • La Sagrada Escritura nos muestra las consecuencias dramáticas de esta primera desobediencia:

–          Adán y Eva pierden inmediatamente la gracia de la santidad original (Rom 3,23).

–          Tienen miedo de Dios (Gn 3,9-10).

–          Se forman una falsa imagen de Dios: la de un Dios celoso de sus prerrogativas (Gn 3,5).

–          Se destruye la armonía en la que se encontraban gracias a la justicia original, y el dominio de las facultades espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebra (Gn 3,7);

–          Comienzan las tensiones entre el hombre y la mujer (Gn 3,11-13);

–          La armonía con la creación se rompe; la creación visible se hace para el hombre extraña y hostil (Gn 3,17.19). A causa del hombre, la creación es sometida a la servidumbre de la corrupción (Rm 8, 20).

–          Entra la muerte en la historia de los hombres (Rom 5,12). El hombre volverá al polvo del que fue formado (Gn 3,19).

  • Todas esas consecuencias, de una manera o de otra, se han revivido en mí, en cada uno de mis pecados. También yo: he perdido la santidad, me he formado una imagen falsa de Dios, tengo miedo de Dios (a quien de Padre yo convertí en Juez), he perdido mi armonía interior, estoy tensionado en mi interior y con mis semejantes, estoy esclavizado a mis pasiones, estoy caminando hacia el polvo de la muerte.

Responde:

¿Entiendo la gravedad del pecado y los daños que produce en mi alma? ¿Me comprendo responsable y asociado en el pecado de Adán? ¿Veo sus consecuencias en mí? ¿Entiendo de qué manera mis pecados reviven la actitud de nuestros primeros padres y me hacen responsable del mal en el mundo?

 

 

P. Miguel A. Fuentes, IVE

Seguir Leyendo

Comentarios 1

  1. Pablo Vernet dice:

    Excelente propuesta para trabajo personal y grupal. Muchas gracias

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.