La lucha es esta, no la otra

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La lucha es esta, no la otra. Esta: la que enfrenta la cultura de la vida a los nuevos proyectos de educación sexual integral, no ya impregnados de la ideología de género sino directamente producidos por ella. La Otra fue la batalla contra el intento de legalización del aborto. Con la victoria obtenida con el rechazo al aborto indiscriminado se logró mucho. Fue algo histórico e importantísimo no solo para Argentina, sino para toda América, e incluso para el mundo entero. Pero fue una escaramuza si la comparamos con lo que está en juego ahora. Con los proyectos que intentan imponer de modo totalitario la Ideología de Género se subvierte todo el orden natural.

A ver si nos entendemos. En lógica el silogismo más sencillo se expresaría así: “Todos los hombres son inteligentes”; “Pedro es hombre”; “Por tanto, Pedro es inteligente”. La primera frase se llama “premisa mayor”; la segunda “premisa menor”; la última “conclusión”.

Al querer introducir la legitimidad o moralidad del aborto, se pone una premisa menor falsa, que lleva a algunas conclusiones falsas. Es lo que decían algunos proabortistas: “Yo estoy a favor de la vida” (premisa mayor verdadera), “pero hay algunos casos en que un bebé no tendría que venir al mundo” (premisa menor falsa), “por tanto, hay casos en que tenemos que permitir eliminar al bebé” (conclusión falsa de pañuelo verde).

Pero la Ideología de Género subvierte todo el orden natural, introduciendo un nuevo concepto de hombre. Aquí no es una premisa menor, sino la mayor; toda la doctrina sobre el hombre está cambiada, y la ley natural destruida. La Ideología de Género dice que el hombre es lo que él quiere hacer de sí mismo, lo que decide construir, es un “constructo cultural personal”. No hay, pues, ninguna definición de hombre posible. Son válidas todas las que se puedan imaginar. Perdón, no todas. La que propone el sentido común, el realismo, la cultura cristiana, la tradición, la naturaleza… esa no vale, está prohibida, no hay lugar para ella, y dentro de poco al loco que la proponga lo meterán en la cárcel.

Con lo del aborto, el pueblo argentino, se movió y ganó. El riesgo es que se haya cansado de moverse. Porque ahora deberá moverse más, mucho más. Con el aborto había mucha sangre en juego; y eso motivó a los defensores de la vida. Con la Ideología de Género se puede causar infinitamente más daño, pero no todos son capaces de ver ni de oler esa sangre y esa destrucción que amenaza nuestro futuro. Con esta Ideología se abre la puerta de la cámara de los horrores y nos embarcan en un tren que lleva a paraísos parecidos a Auschwitz o a las Islas Solovetsky. Y detrás también se impondrá el aborto y todo lo que supimos defender en un primer momento, si no somos capaces de continuar la batalla.

P. Miguel Ángel Fuentes

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