Más leído esta semana

📖 Ediciones Voz Católica

Uno de los rasgos que diferencia la acción de España sobre los nuevos territorios de América frente a otras potencias europeas, como Inglaterra o Portugal, fue el trato que dio a los nativos. Esta característica no es menor y se explica a partir del concepto de conquista que tenía cada nación o corona reinante en aquellas épocas.

La España de los reyes católicos, y a partir de ellos quienes los sucedieron en mayor  o menor medida, daba a la actividad de la evangelización importancia primordial y, por lo tanto, no extraña que Isabel y Fernando ordenaran y recomendaran el no dejar de ver en los aborígenes almas por las cuales Nuestro Señor Jesucristo también había padecido. Nada de esto se deja ver en el exterminio de las diversas tribus indígenas que llevaron a cabo los ingleses en Norteamérica, y posteriormente los norteamericanos, extendiéndose estas crueldades a la población negra que quedó reducida a la esclavitud y cuyos rastros llegaron, incluso, hasta la segunda mitad del siglo pasado.

También sobre este punto cabe el deleznable tráfico de esclavos que protagonizaron los portugueses, que seguirá siendo un baldón para sus conquistadores.

Volviendo a lo hecho por los españoles, lo anteriormente dicho no obsta para reconocer que en algunos casos hubo abusos y excesos, pero no era la costumbre y mucho menos la norma. Y una gran diferencia que distancia lo que unos y otros hicieron es la predisposición de los conquistadores españoles para enlazar sus vidas con los nuevos habitantes del reino. Sobre este aspecto es fundamental recordar aquello de Isabel la Católica de  “cásense españoles con indias e indias con españoles”, y veamos cinco ejemplos de ello, que son solo una muestra, y  la descendencia de aquellos nuevos matrimonios.

Primer caso: Pedro de Santa Cruz, capitán, y Francisca, india guaraní. Nieto de ellos fue San Roque González de Santa Cruz, SJ, primer santo criollo del Río de la Plata.

Segundo Caso: Juan Ortiz de Zárate, adelantado del Río de la Plata, reemplazó al gobernador, con sede en Asunción, Francisco Ortiz de Vergara; casó con Leonor Yupanqui, nieta del Príncipe Lupa Inca. De este matrimonio nació una hija, Juana de Zárate Yupanqui, ambicionada por varios pretendientes poderosos, se casó con Juan Torres de Vera y Aragón, dos veces Gobernador del Río de la Plata y del Paraguay y fundador de la ciudad de Corrientes; hijo de estos fue Juan Alonso de Vera y Zárate, casado a su vez con otra descendiente de indios, María de Figueroa, de Chuquisaca, nieta de la mestiza peruana, Constancia Holguín de Orellana.

Tercer Caso: Capitán Juan Eugenio de Mallea, segundo jefe de la expedición fundadora de las ciudades de Mendoza y de San Juan que comandó Juan Jufre; casó con Teresa de Asencio, hija del cacique huarpe Juan de Agnaco, poco más de doscientos años después nacía, como descendiente de este matrimonio, Facundo Quiroga.

Cuarto Caso: Domingo Martínez de Irala, conquistador del Paraguay, tuvo una hija con la india guaraní Águeda; fruto de esta unión fue Isabel de Irala, mestiza que casó con Pedro de la Puente Hurtado de Mendoza, de la centenaria y poderosa casa española de los Mendoza. De este matrimonio descienden varias decenas de personajes de la historia argentina como los presidentes Evaristo Uriburu, Félix Uriburu y Manuel Quintana y el actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Rodríguez Larreta, guerreros de la independencia, gobernadores y personajes públicos que se haría muy largo enumerar; por casos, y a modo de ejemplo, tenemos a Remedios de Escalada, esposa del Libertador José de San Martín, o al premio Nobel Luis Federico Leloir. Un caso paradigmático fue el de Juana Larrazábal de la Quintana, también descendiente de la guaraní Águeda y de Isabel de Irala, que casó con el Virrey del Río de la Plata, marqués Rafael de Sobremonte. También tuvo, Isabel de Irala, descendencia en Europa, como los Primo de Rivera, tanto José Antonio como su padre, el dictador Miguel Primo de Rivera; los marqueses del Duero, marqueses de la Habana, duques de Fernán Núñez, y un gran número de casos de personajes pertenecientes a casas nobiliarias de España e Italia y hasta los príncipes rusos Cirryl  y Sofía Trubetskoy. Otro dato de esta descendencia es que entre 1700 y 1920 se cuentan 32 sacerdotes y 28 monjas.

Quinto caso: Alonso Riquelme de Guzmán Ponce de León, capitán, alguacil mayor y alcalde de la Asunción, teniente de gobernador y justicia mayor de Guayrá y gobernador de Ciudad Real del Guayrá, casó con la mestiza Úrsula de Irala, hija de Domingo Martínez de Irala y Leonor, una india guaraní. Descendiente de ellos, entre otros, fue Adolfo Saguier Viana que llegara a ser presidente del Paraguay.

Estos cinco casos de indias y mestizas son una prueba más que suficiente del espíritu con que España y, en especial, sus reyes católicos entendieron aquella proeza, la de conquistar todo un continente para Cristo, a la que muchos no dudan en calificar como la mayor empresa humana de la historia.

Seguir Leyendo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.