Había una vez un predicador protestante que tenía fama de ser un buen predicador y una persona de gran oración: “cuando oraba”, la gente solía decir “conmovía el corazón”. Un periodista quería escribir un artículo sobre este predicador, así que fue a uno de sus servicios. El predicador, como era su costumbre, comenzó el servicio con una larga oración. Después de escuchar su oración, el periodista la describió cínicamente como “la oración más elocuente jamás ofrecida a un público de Boston”. Se dio cuenta de que el propósito de la oración era simplemente conmover los corazones de los oyentes.
Este “gran predicador” tenía el mismo problema de los fariseos: su oración no estaba dirigida a Dios. La oración que no se dirige a Dios por ningún motivo (para conmover al auditorio, para aparentar ser una persona santa, etc.) se dirige a nosotros mismos, lo que significa que buscamos nuestra propia gloria en lugar de la gloria de Dios.
La pregunta entonces es: “¿Cómo puedo estar seguro de que mi oración está dirigida a Dios?” La respuesta principal es: la humildad. Sin embargo, me gustaría destacar algo importante, que está implícito en lo que acabo de decir: debemos orar con una actitud de escucha, más que con una actitud de hablar.
¿Qué significa esto? Si oramos porque queremos que Dios nos escuche, tenemos una actitud de hablar. Esta era la actitud de los fariseos, así como la del predicador en la historia anterior. Aquellos que quieren ser escuchados son aquellos que no son humildes.
Por otra parte, los humildes quieren escuchar a Dios, porque saben que lo que Dios tiene que decir es más importante que lo que ellos tienen que decir. Cuando digo “actitud de hablar” no me refiero a quienes rezan con oraciones vocales como el Padrenuestro o el Ave María. Es posible decir esas oraciones tanto con actitud de hablar como con actitud de escuchar.
Por ejemplo, aquellos que quieren hacer algo en particular, y después de la oración están aún más convencidos de que todo lo que querían hacer es la Voluntad de Dios, a menudo dirán: “Dios no cambió nada de mi plan, sino que más bien confirmó todo”. Si ese es el caso, debemos tener cuidado porque generalmente es una confirmación de que estábamos hablando con nosotros mismos, y somos nosotros mismos los que estamos confirmando el plan.
Quien tiene actitud de escucha en la oración no toma ninguna decisión antes de ir a orar, es más, ora con la decisión de no hacer nada hasta que Dios le muestre claramente su voluntad a través de la oración, el discernimiento, el consejo sabio, etc. Una vez que descubre la voluntad de Dios pone todos los medios necesarios para cumplirla.
La venida de Nuestro Señor a nuestros corazones es una venida silenciosa, por lo que es necesario crear un ambiente silencioso dentro de nosotros para que Jesús entre allí. La actitud de hablar crea un ambiente ruidoso dentro de nosotros; por lo tanto, esa clase de oración no es útil para crear este ambiente. Si queremos estar preparados para recibir a Jesús en nuestros corazones, necesitamos aumentar esta actitud de escucha para acallar nuestro egoísmo.
Comentarios 4
Yo no sé ahora si hago bien..
A veces, algunas pocas, al adorar (porque prácticamente siempre es en silencio, la verdad), sí siento q necesito intimar con Él con palabras adecuadas y bellas – personales, quiero decir.., fuera de las oraciones tradicionales-; y entonces le pido que si le parece, me las dé.., q me dé lo q quiere q le diga. Y lo hace, así creo, y me regocijan porque son apropiadas a lo q siento y les descubro cada vez más cosas, sentidos, alusiones, o recuerdos de nuestra ‘historia de amor’ olvidados.., como realmente dadas.. Mías porque me atañen en lo más profundo, pero dadas por impensadas (no planeo nada), y porque me sorprenden, e iluminan.. Y entonces luego a veces las vuelvo a pensar, y las empleo para orar, con agradecimiento.. Ahora este artículo, q considero hermoso y profundo, me hace temer.. 😥
Ten paz María, Dios ve los corazones. A veces las apariencias engañan. También yo he sentido que es mi mismo Jesús Sacramentado el que me da las palabras y son como flechas de amor directas al corazón.. nadie más que tú y Él pueden saber lo que hay entre los dos ♥️.
💞
Buen día. Lo mismo pasa cuando vamos a Misa y escuchamos q cantan para agradar a la gente y le meten todo ritmo para q las personas no se aburran en Misa. Y salen Todas re conténtas felicitando a los chicos q cantaron por q hicieron de la misa un show. Aplauden, ponen ritmos mundanos entonces la gente dice que hermosa Misa.