Fiesta de Santa María Magdalena

📖 Ediciones Voz Católica

Más leído esta semana

¿Qué buscas?

Sólo el sentido del oído puede alcanzar la verdad, porque solo él entiende la palabra… “No me toques”, esto es: desentiéndete de ese sentido seductor;apóyate en la palabra y familiarízate con la fe.
La fe ignora el error, la fe abarca lo invisible, no conoce la limitación de los sentidos; además trasciende los límites de la razón humana, el proceso de la naturaleza, los términos de la experiencia
¿Por qué le preguntas a la mirada lo que no puede saber? ¿Para qué se empeñan las manos en palpar lo que le supera? Todo lo que te pueden enseñar es de un nivel inferior.
Pero la fe te dirá de mí cosas que no menguan en nada mi majestad. Aprende a poseer con más certeza, a seguir con más seguridad lo que ella te aconseja. “No me toques, que aun no estoy arriba con el Padre”. Como si cuando haya subido, quisiera que lo tocasen o fuese ello posible.
Claro que podrá; pero con su afecto, no con sus manos; con el deseo, no con la mirada; con la fe, no con los sentidos. ¿Por qué quieres tocarme ahora, si valoras la gloria de mi resurrección por lo que te dicen los sentidos? ¿No sabes que durante el tiempo de mi mortalidad, los ojos de mis discípulos no pudieron soportar la gloria de mi cuerpo transfigurado, que aún debía morir? Todavía complaceré tus sentidos revistiéndome de siervo, para que puedas conocerme como antes.
Pero mi gloria es extraordinaria…Prescinde, pues, de tu juicio… de un misterio reservado para la fe… Lo que el ojo nunca vio, ni oreja oyó, ni hombre alguno ha imaginado (1Co 2,9), la fe lo lleva cerrado y lo guarda sellado dentro de sí misma.
Me tocará dignamente la fe, si me acepta sentado a la derecha del Padre (Mc 16,19; Sal. 109,1), no en la forma de siervo, sino en un cuerpo celestial idéntico al anterior, aunque de forma distinta. ¿Por qué quieres tocar mi cuerpo deforme? Espera un poco y tocarás mi cuerpo hermoso. Pues lo que ahora es deforme se volverá bello.
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón sobre el Cantar de los Cantares, n° 28, 9

Seguir Leyendo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.