DIA 9
Por las almas tibias
Piadosísimo Jesús, que eres la Piedad misma. Traigo hoy al seno de Tu Compasivo Corazón a las almas enfermas de tibieza. Que el puro amor que Te inflama encienda en ellas, de nuevo, la llama de tu amor, y no vuelva el peso muerto de su indiferencia a abrumante con su carga. ¡Oh, Jesús!, todo compasión, ejerce la omnipotencia de Tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de amor viva y haz que ardan con santo fervor, porque Tú todo lo puedes.
Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que, a pesar de todo, Jesús cobija en el seno de su Corazón lleno de piedad. Padre de Misericordia, te ruego, por los sufrimientos que Tu Hijo padeció, y por sus tres largas horas de agonía en la Cruz, que ellas también glorifiquen en el mar sin fondo de Tu misericordia, Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia
– Comenzar con un Padrenuestro, Ave María y Credo, y luego, con la ayuda de las cuentas de un rosario:
– Al inicio de cada decena decir:
“Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero.”
– En cada cuenta pequeña de las decenas decir:
“Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”
– Al terminar las cinco decenas, repetir tres veces:
“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.
Jaculatoria final: “Oh sangre y agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Vos confío”.
Se puede concluir la corona con el rezo de la Salve.