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Compartimos el texto de la Meditación 7ª de la Introducción a la vida devota de san Francisco de Sales, en la que el Santo nos invita a reflexionar sobre EL INFIERNO.

PREPARACIÓN.

1. Ponte en la presencia de Dios.
2. Humíllate y pídele su auxilio.
3. Imagínate que estás en una ciudad envuelta en tinieblas, abrasada de azufre y pez pestilente, llena de ciudadanos que no pueden salir de ella.

 

CONSIDERACIONES.

1. Los condenados están dentro del abismo infernal como en una ciudad infortunada, en la cual padecen tormentos indecibles, en todos sus sentidos y en todos sus miembros, pues, por haberlos empleado en pecar, han de padecer en ellos las penas debidas al pecado: los ojos, en castigo de sus ilícitas y perniciosas miradas, tendrán que soportar la horrible visión de los demonios y del infierno; los oídos, por haberse complacido en malas conversaciones, no oirán sino llantos, lamentos de desesperación y así todos los demás sentidos.

2. Además de todos estos tormentos, todavía hay otro mayor, que es la privación y la pérdida de la gloria de Dios, que jamás podrán contemplar. Si a Absalón, la privación de la amable faz de su padre le pareció más intolerable que el mismo destierro, ¡oh Dios mío, qué pesar, el verse privado para siempre de la visión de tu dulce y suave rostro!

3. Considera, sobre todo, la eternidad de las llamas, que, por sí sola hace intolerable el infierno. ¡ Ah!, si un mosquito en la oreja, si el calor de una ligera fiebre es causa de que nos parezca larga y pesada una noche corta, ¡cuán espantosa será la noche de la eternidad, en medio de tantos tormentos! De esta eternidad nace la desesperación eterna, las blasfemias y la rabia infinita.

 

AFECTOS Y RESOLUCIONES.

1. Espanta a tu alma con estas palabras de Job: «Ah, alma mía, ¿podrías vivir eternamente en estos ardores eternos y en este fuego devorador?» ¿Quieres dejar a Dios para siempre?

2. Confiesa que los has merecido y ¡cuántas veces! Pero, de ahora en adelante, quiero andar por la senda contraria; ¿por qué he de descender a este abismo?

3. Haré, pues, estos y aquellos esfuerzos para evitar el pecado, que es la única cosa que puede darme la muerte eterna.

 

CONCLUSIÓN

Da gracias, ofrece, ruega.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

San Francisco de Sales, “Introducción a la vida devota”

(Primera parte, cap.XV)

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Comentarios 4

  1. Elena Cruz morales dice:

    Cómo me ayudado en más está reflexión de Sn. Francisco. Que pena y dolor será sino me esfuerzo más por ganarme el cielo. Con la meditación y está me queda clarísimo que en cuanto a mis sentidos me han apartado de la presencia de Dios. Sólo le pido gran misericordia

  2. Laura Tafoya Martínez dice:

    Bendito y alabado seas mi Señor, gracias por tu amor porque de una u otra forma me muestras lo que debo hacer para salvar mi alma, el más interesado en ello eres Tú que me amas con un amor único e incomparable, concedeme la gracia Padre de Amor, misericordia y bondad que yo sea dócil a tu Santo Espíritu para que camine por la senda del bien y luche por ordenar lo que pienso, siento y hago para contribuir al bien común de la humanidad, en la verdad, la justicia y la paz, principalmente para la salvación de las almas. Oh mi Señor como decía hoy el Salmo en la Santa Misa, no nos trates según nuestros pecados, ten misericordia de nosotros, porque te hemos fallado, te hemos sido infieles, ay Dios mío pero es porque no conocemos tu amor, por eso nos perdemos en la misión principal que tenemos todos que es la santidad; que toda obra buena que cada ser humano haga lo tomes en cuenta para que ningún hijo tuyo vaya al infierno.
    Perdónanos Señor, ten misericordia de tu pueblo. Perdón oh Dios mío, perdón e indulgencia, perdón y clemencia, perdón y piedad.
    Jesús yo confío en Tí.
    Ave María purísima, sin pecado concebida.
    Mil gracias Voz Católica.

  3. Maria Victoria Cano Roblero dice:

    Deseo darte gracias Padre Amado porque atravez de estos ejercicios espirituales me he estado viendo mi propio espejo y que Tu no queres que mi alma se pierda sino que vuelva a verte a Ti, que ame como tu amas, perdone como tu me perdonas en el sacramento de reconciliacion y si todavia caigo me invitas a levantarme, darme tu mano, que sea musericordiosa como Tu mi Dios y Señor.
    Que toda la mugre de mis pecados seas tu quien puedas perdonarmelos. Tu que los conoce todo solo te digo PERDON SEÑOR PERDON.
    Y poder agradarte con lo que Tu puedas transformar en mi. Dame todos los dias la Gracia de poder decirte tu rostro busco Señor.

  4. María Vilca Figueredo dice:

    Señor, Dios Misericordioso, te doy gracias por darme la oportunidad de aprender a reconocer y arrepentir de mis pecados.
    Tengo que confesarme.Perdon SEÑOR, perdón.

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