Compartimos hoy dos breves escritos de San Maximiliano Kolbe.
Una primera reflexión sobre la Inmaculada Concepción:
A la pregunta repentina: “¿Quién es la Inmaculada?” no es posible dar una respuesta completa, porque esto sobrepasa la inteligencia humana.
La Sagrada Escritura habla poco de Ella. Se limita a señalar algunos hechos como la Anunciación, la Natividad… Las diversas gracias en la Historia de los hombres, de los pueblos, de los estados, de numerosas apariciones, pero sobre todo la historia de la gracia en cada alma — si todo esto pudiera ser escrito— podrían responder parcialmente a la pregunta: ¿Quién es la Inmaculada?
Ella es la Madre de Dios y se declara Inmaculada. Dios, al manifestarse a Moisés, dice de Sí mismo: “Yo Soy el que Soy”, es decir, la existencia misma.
La Virgen María, a la pregunta de Bernadette, responde: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Esta es la definición de la Inmaculada. Pero ¿Qué significa la Inmaculada Concepción? La palabra “concepción” indica que no es eterna, porque tiene un principio. La palabra Inmaculada indica que, desde el principio de su existencia, no se ha encontrado en Ella la menor lejanía de la Voluntad de Dios. La Inmaculada es la criatura más elevada entre todas las criaturas, la más perfecta: Ella es divina.
San Maximiliano Kolbe, 26-7-1939: Conf.
y una breve carta dirigida a Nuestra Madre Santísima, que recordamos hoy en su día:
A la Mamá celeste en el día de su onomástica:
¿Qué debo desear para ti, qué puedo desearte?
Quisiera recoger los más dulces deseos, en lo posible, para que te pongas contenta; pero no sé qué ni cómo, y…me quedo mudo…
Oh María Inmaculada, deseo para ti, y tú sabes que te lo deseo de corazón, de todo corazón, todo lo que tú misma deseas; Te deseo todo lo que te desea hoy Jesús, tu divino Hijo, tu Hijo verdadero que te ama infinitamente; Te deseo lo que te desea tu divino y virginal Esposo, el Espíritu Santo; Te deseo lo que el Padre celeste y toda la Santísima Trinidad te desea.
¿Qué más debo desearte, oh Madre mía, toda mi esperanza?
Te deseo todo lo que mi pobre corazón, con tu ayuda, consigue, puede conseguir o podría conseguir desearte…
¿Qué más desearte, oh Señora, Señora del cielo y de la tierra, oh Madre del mismo Dios?
Lo que te digo es muy poco, muy limitado, pero a ti te agrada.
Te deseo que tomes posesión de mí lo más pronto posible y de la manera más perfecta, y que lo mismo pueda yo hacer contigo.
Que yo sea verdaderamente tuyo lo antes posible, sin límites, sin condiciones, irrevocablemente, para siempre, y tú mía.
Y además te deseo que tomes posesión, del mismo modo, de cada corazón que late en la tierra, en todo el universo, y eso cuanto antes, lo antes posible; igualmente, te deseo que tomes posesión de los corazones de todos y cada uno de aquellos que vivirán en el futuro, y eso desde el inicio de su existencia y para siempre.
¿Qué más?…
¡No sé…!
San Maximiliano Kolbe 16-7-1932
Comentarios 1
Qué belleza!!! Bendito sea Dios por esas almas tan especiales!!!🙏🏼🙏🏼🙏🏼❤️❤️❤️❤️