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EFICACIA DE LA PROTECCIÓN DE SAN JOSÉ

Elevemos al cielo nuestro pensamiento para descubrir allí la gloria de San José; y al terminar estos ejercicios consagrados en honor suyo, asegurémonos para toda nuestra vida y sobre todo para el momento de nuestra muerte su poderosa protección.

Si grande fue San José en la tierra por su dignidad y sus virtudes, más grande es aún en el cielo por la gloria y por el sitio eminente que ocupa cerca del trono de Dios. Puédese decir de él, que es todopoderoso. Lo es con la omnipotencia de Dios Padre, cuya dignidad, misión y autoridad compartió, al ejercer aquí abajo el cargo de padre nutricio del Verbo encarnado.

¿Podría el Padre Eterno rehusar algo, a aquel a quien hiciera el don de su propio Hijo?…

San José es todopoderoso en el cielo, con la omnipotencia de Jesucristo, sobre quien tuvo pleno poder en la tierra, y que le prestó siempre obediencia de hijo. Ahora bien, ¿creéis que Jesús glorificado pueda resistir al menor deseo de quien le prodigara tantos cuidados, tan buenos oficios y tan fielmente lo sirviera en la tierra? ¡Oh! ¡no, eso es imposible! Jesús cifra su gloria en someter a San José su omnipotencia en el cielo, del mismo modo que en la tierra le sometió su voluntad.

San José goza, además, de la omnipotencia de María, su santa Esposa; María como Esposa fiel le hace partícipe de su gloria y de su poder soberano. Nada podría rehusar la Reina del cielo a aquel a quien sirvió ella y honró como a digno esposo; a quien amó como a su custodio, tutor y padre. ¡Hemos de concluir pues, en que San José es todopoderoso! Pues bien, honrémosle siempre, seámosle devotos, consagrémonos a su culto y así agradaremos infinitamente a Jesús y a María que consideran como hecho a sí mismos todo cuanto se hace en honor de San José.

En él tenemos todos un ejemplar y protector. Adoradores de Jesús Sacramentado, continuamos en torno de la Eucaristía su servicio, sus adoraciones, su amor; Él velará por nosotros, nos comunicará su espíritu y sus virtudes; y, mostrándonos a Jesucristo, le dirá: Yo no puedo estar ya sobre la tierra para cuidarte, servirte y sustentarte; bendice pues ahora a éstos adoradores que me reemplazan cerca de Ti y concédeles todas las gracias con que me colmaste, a fin de que pueda su servicio recordarte el mío y reemplazarlo dignamente.

¡Oh! ¡cuán feliz se siente San José al vernos presurosos cerca de la adorable Persona de Jesús Sacramentado, tan débil, tan abandonado, tan perseguido, que tiene 91 más necesidad aún de siervos y defensores en su Sacramento, que en los días de su infancia! Esta devoción a San José será particularmente benéfica y preciosa a las madres cristianas. San José es patrón de las familias cristianas: que lo sea de cada familia en particular y experimentaréis bien pronto las bendiciones de su protección y los beneficios de su patrocinio.

San José es patrón de las vocaciones cristianas. ¡Ah! cuánta necesidad tenéis de su auxilio para cumplir bien vuestros deberes ¡oh madres! para encaminar la vocación de vuestros hijos; inspiradles la devoción a San José; será fuente segura de felicidad para ellos.

San José es patrón de las personas afligidas, pues fue mucho lo que sufrió; en vuestras penas dirigíos a él. Santa Teresa nos dice que jamás pidió algo a San José que no lo obtuviera al punto: tened confianza como ella y todo lo alcanzaréis.

San José es, finalmente, patrón de la buena muerte, pues murió en brazos y en el amor de Jesús y de María. ¡Dichosa el alma que practica la devoción a San José! pues posee una segura prenda de santa muerte y de la salvación y dicha eterna.

Aspiración. Sé siempre, oh San José, mi protector, mi perfecto modelo y mi tierno padre en el servicio de Jesús Sacramentado.

RIQUEZA DE SAN JOSÉ

San José es el más favorecido de todos los santos. Dios, en vista de la dignidad a que iba a elevarlo, hubo de usar para con él de una liberalidad enteramente divina; de otra manera hubiera podido quejarse de que el Señor no le diera lo necesario para sostener su rango.

Sabemos que Dios otorga sus gracias en razón al estado a que llama. Excediendo aún la medida de lo necesario dispensa gracias superabundantes, gracias de representación: Dios trata a sus santos con honor; siempre observa en la repartición de sus gracias lo que podríamos llamar el decoro divino.

El Padre celestial no tuvo sobre la tierra más que un santo que lo representase: comprenderéis, pues, que debió darle todo lo que reclamaba su honor de padre, para que lo representase dignamente; Dios Hijo, que requería un padre nutricio digno de Él, agregó sus propias riquezas y todos sus dones; y el Espíritu Santo, cuya fecundidad iba a actuar bajo el manto y la protección de San José, lo adornó con sus más sublimes gracias.

San José ha recibido la primera gracia de predestinación. Todos los dones de la inteligencia y del corazón, todos los dones, naturales y sobrenaturales, le fueron otorgados, en la medida más abundante.

San José era noble, de la sangre de David, que fue elegido rey por voluntad de Dios. Su inteligencia fue esclarecida. con luces particulares, para que pudiese comprender la grandeza del misterio de que iba a ser depositario durante treinta años.

¡Y su corazón, de qué dulzura, de qué amor, se hallaba penetrado! Después del Corazón de María no hay, ni habrá jamás, corazón más amante. No es preciso que os hable de su cuerpo: era perfecto, y la majestad más dulce irradiaba en toda su persona. Pero Dios quería que San José participase de la vida de su divino Hijo: lo cubrió, pues, con un manto de humildad; le hizo salir de Jerusalén, lo confinó en una ciudad desprestigiada ante la opinión, que se consideraba imposible que de ella saliese nada bueno: y allí lo dejó morir en la obscuridad.

Si grande es San José a los ojos de Dios, más aún lo es y lo será ante los hombres; hay que estudiarlo y hacer crecer en nuestros corazones el culto más filial para con él.

 

Aspiración. San José, que habéis alimentado al que nos alimenta con su Sagrado Cuerpo, ruega por nosotros.

 

MES DE SAN JOSÉ, el primero y más perfecto de los Adoradores. (Extractado de los escritos de San Pedro Julían de Eymard)

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Comentarios 2

  1. DIANA TAMOLA dice:

    Muchas gracias por enseñarnos lo que significa san José en la vida de un cristiano. ¡San José, ampáranos en estos momentos tan difíciles y danos una buena muerte. Amén.

  2. Ricardo Pirani dice:

    Gracias por darnos claridad en lo que creemos, me surge una pregunta, si San José descendientes de David, tiene sangre real, y así se cumple la profecía, en Jesús, porque el pueblo de su tiempo no valoraba esa descendencia? Entiendo que el poder político lo ocupaba Roma, pero de no haber Sido invadidos, sería José rey? Sin embargo su pueblo lo tiene como un carpintero solamente. Gracias.

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