Ser madre de sacerdotes – P. Francisco Javier de Igarzábal

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Detrás de todo sacerdote hay una madre, una madre que lo engendró, que lo alimentó, que le enseñó a dar los primeros pasos y que finalmente lo entregó al Señor. Todo esto hace que la madre de un sacerdote esté dotada de una dignidad particular porque ella no es la madre de un hombre cualquiera, sino que es la madre de un hombre que al subir al altar supera en dignidad a todos los reyes de la tierra y a los ángeles del cielo porque obra en persona de Cristo.

Esta dignidad de la madre del sacerdote se puede ver de manera particular en una piadosa tradición que se realiza el día de la ordenación de su hijo. Cuando un sacerdote es ordenado, el obispo unge sus manos con el santo crisma como muestra de su peculiar participación en el sacerdocio de Cristo. Luego esas manos ungidas con el santo crisma son limpiadas con un purificador hecho con tela de lino que se le entrega a la madre del nuevo sacerdote. La madre del sacerdote debe conservar ese purificador hasta el día de su muerte para ser enterrada con él. Según esta antigua costumbre, cuando la madre se presente frente al tribunal divino y Cristo la interrogue diciendo: “Te he dado vida. ¿Qué me has dado tú?”. Ella entregará el purificador y responderá: “Te he dado a mi hijo como sacerdote”. Y gracias a esto Cristo le tendrá una particular misericordia.

Todo lo dicho se refiere a la maternidad carnal. Es evidente que no toda mujer puede ser madre carnal de un sacerdote únicamente aquellas privilegiadas que Dios escogió desde la eternidad para que trajeran al mundo a sus sacerdotes. Sin embargo, debemos decir que existe también otra maternidad que está al alcance de toda mujer, la maternidad espiritual. Mediante la oración toda mujer puede engendrar y sostener sacerdotes. Toda vocación sacerdotal tiene su origen en la oración «Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Lc 10,3). De este modo lo dispuso Cristo y así como el sacerdote tiene el poder para transustanciar el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo, de manera análoga toda mujer puede con su oración transformar a un simple hombre en sacerdote.

Por esta razón, es que por medio de la oración toda mujer puede engendrar sacerdotes, convirtiéndose así en madre de tantísimos sacerdotes. Un claro ejemplo de esto fue santa Teresita del Niño Jesús, de ella podemos decir con total certeza que fue madre de muchos sacerdotes, dedicó toda su vida a rezar por los sacerdotes. La santa decía que había entrado al Carmelo «para salvar almas, y, sobre todo, para orar por los sacerdotes». En las cartas que le escribe a su hermana Celina constantemente insiste en esta idea: «siento que Jesús nos pide a nosotras dos que apaguemos su sed dándole almas, sobre todo almas de sacerdotes»; «Celina, oremos por los sacerdotes, ¡sí, oremos por ellos! Consagrémosles nuestras vidas»; «¡Tenemos que forjar este año muchos sacerdotes que sepan amar a Jesús!»; «Celina querida, lo que tengo que decirte es siempre lo mismo: ¡oremos por los sacerdotes».

También cada una de ustedes está llamada a convertirse en madre de sacerdotes, no importa si están casadas, solteras o si son religiosas. Engendrar y sostener sacerdotes por medio de la oración es la acción más noble a la cual se puede entregar una mujer. Si bien es verdad que con una maternidad espiritual en el momento de la muerte no tendrán un purificador para entregar a Cristo, por otra parte, sí podrán decir con plena confianza en la misericordia divina: “Me he dedicado a rezar por tus sacerdotes”.

P. Francisco Javier de Igarzábal

 

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Quien desea rezar por los sacerdotes puede unirse al proyecto 40 horas: https://40horas.org/

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Comentarios 7

  1. Ileana dice:

    “Señor Jesucristo, me he dedicado a rezar por tus queridos y entrañables Amigos del alma, los Sacerdotes”.
    Amén

  2. Claudia dice:

    Que gran enseñanza me han dado hoy, muchas gracias, Voz Católlica. Solo puedo decir;: Mi amado Señor, el más grande amor de mi vida, a partir de hoy, permíteme dedicar más tiempo para orar por los sacerdotes que tú has puesto en mi camino y por todos mis hermanos que has elegido para apacentar tu rebaño 🙏🙏🙏

  3. Graciela Bocchia dice:

    Hola!! Pertenezco al grupo de las 40 Horas!!! Mujeres que cada mes rezamos por nuestros queridos sacerdotes y por las vocaciones religiosas!!! Es la tarea más noble que puedo tener!!! Pensar en cuántos sacerdotes están lejos de sus familias, y nuestras oraciones son bálsamo de amor para esas almas, a veces, doloridas… Invito a todos a inscribirse en esta maravillosa tarea!!!
    Jesús y María nos acompañan en este bellísimo camino.!!

    • Equipo Voz Católica dice:

      felicitaciones Graciela!
      Ave María y adelante con las 40 horas!
      Equipo Voz Católica

  4. Fernanda dice:

    Pertenezco al Apostolado de la Cruz la primera de las cinco Obras de la Espiritualidad de la Cruz fundada por Concepción Cabrera de Armida. Es precisamente Jesus que le da a Conchita la gracia de la Maternidad espiritual, gracia muy alta. De esto damos gracias infinitas ya que estas Obras don sacerdotales y son hijos espirituales efectivamente. Mucha oración y sacrificio por ellos.

  5. Patricia García dice:

    Quiero hacer parte de las mujeres que oran por los sacerdotes y religiosas.

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