Novena de la Divina Misericordia [Día 6]

 

Novena de la Divina Misericordia [Día 6]

 DIA 6

Por las almas mansas y humildes
y las de los niños pequeños

Misericordiosísimo Jesús que dijiste: «aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón», acoge en Tu Corazón desbordante de piedad a todas las almas mansas y humildes, y las de los niños pequeños. Estas almas son la delicia de las regiones celestiales y las preferidas del Padre Eterno, pues se recrea en ellas muy particularmente. Son como un ramillete de florecillas que despidieran su perfume ante el trono de Dios. El mismo Dios se embriaga con su fragancia. Ellas encuentran abrigo en Tu Piadosísimo Corazón, oh Jesús y entonan incesantemente himnos de amor y de gloria.

Padre Eterno, vuelve Tu mirada llena de misericordia hacía estas almas mansas, hacia estas almas humildes y hacia los niños pequeños acurrucados en el seno del corazón desbordante de piedad de Jesús. Estas almas se asemejan más a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra hasta alcanzar Tu Trono, Señor. Padre de misericordia y bondad suma, Te suplico, por el amor que Te inspiran estas almas y el gozo que Te proporcionan: bendice a todo el género humano, para que todas las almas a la par entonen las alabanzas que a Tu misericordia se deben por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

– Comenzar con un Padrenuestro, Ave María y Credo, y luego, con la ayuda de las cuentas de un rosario:

– Al inicio de cada decena decir:

«Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los del mundo entero.»

– En cada cuenta pequeña de las decenas decir:

«Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.»

– Al terminar las cinco decenas, repetir tres veces:

«Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten misericordia de nosotros y del mundo entero».

Jaculatoria final: «Oh sangre y agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Vos confío».

Se puede concluir la corona con el rezo de la Salve.

 

¡Ave María y adelante!

 

Lecciones