Los dones del Espíritu Santo:
Dice el libro de Isaías: Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, un tallo brotará de sus raíces. 2 Reposará sobre él el espíritu de Yahveh, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor de Yahveh. (Isaias 11:1-2 CAB)
Se trata del Espíritu que recibe el Mesías. El texto menciona seis características, que la tradición ha fijado en siete dones, simplemente porque el texto hebreo menciona como último el temor (יִרְאָה), y el griego de los Setenta usa una palabra que mejor se traduce como piedad (εὐσεβείας). La tradición ha asumido que expresan dos aspectos complementarios de la acción del Espíritu, por lo que ha conservado ambos, llevando el número a siete.
Son los dones del Mesías, que luego Él participa a su Cuerpo místico.
Son el regalo por el cual Cristo cristifica a sus miembros. ¡Cuántas veces los encontramos obrando maravillas en las almas que Dios pone en nuestras manos, en la gente que Él pone en nuestro camino!
Conocer la acción del Espíritu Santo es vital para nuestra vida espiritual. En orden a:
- Reconocer su acción en nosotros, para humillarnos y agradecerla.
- Disponernos a tratar bien a este Huésped del alma, por medio de la fidelidad a sus toques (en oración y fuera de ella).
- Evitar el contristarlo por falta de fidelidad, que podría ser por falta de reconocimiento de su acción, por no prestar atención a su obra.
- Disponer el alma por la práctica de las virtudes correspondientes a los dones, ya que la virtud habitúa la voluntad a afectarse al bien que el don produce sobrenaturalmente, por lo cual facilita la fidelidad por medio de la connaturalidad que produce en nuestra alma.
- Pedir humildemente su acción en nosotros, y pedir la gracia de la fidelidad a los dones. Humildemente, porque por más que los conozcamos, no podemos causarlos. Podemos pedirlos. Y pedirlos bien y humildemente es lo más importante.
¿Qué son los dones del Espíritu Santo? Son principios habituales de acción sobrenatural, que hacen a la obra sobrenatural no sólo en cuanto a los principios o a los fines, sino también en cuanto al modo, que es aquí ser movido por Dios.
Dice Santo Tomás en la Suma Teológica I-II, 68,1:
“Pues bien, es manifiesto que las virtudes humanas perfeccionan al hombre en cuanto que puede ser movido por la razón en las cosas que hace interior o exteriormente.
Es, por tanto, necesario que existan en el hombre unas perfecciones más altas que le dispongan para ser movido por Dios.
Y estas perfecciones se llaman dones, no sólo porque son infundidos por Dios, sino también porque por ellas el hombre está dispuesto a ser prontamente móvil (movido) bajo la inspiración divina”.
Este “ser movido” tiene dos notas:
- es libre,
- y supone la virtud de la caridad, es decir, estar en gracia.
- “Pero el hombre no es instrumento en ese sentido [inanimado], sino que es llevado por el Espíritu Santo de modo que también obra él, en cuanto que es libre” (art 3, ad 3).
- “El alma del hombre no es movida por el Espíritu Santo si no es estando unida a Él de algún modo, así como el instrumento no es movido por el artífice sino mediante el contacto o algún modo de unión. Pero la primera unión del hombre con Dios es mediante la fe, la esperanza y la caridad. De ahí que estas virtudes se presupongan a los dones como ciertas raíces de ellos. Por consiguiente, todos los dones pertenecen a estas tres virtudes como ciertas derivaciones de ellas”. Y en el art. 5: “Por lo que, así como las virtudes morales conectan entre sí en la prudencia, así los dones del Espíritu Santo conectan entre sí en la caridad, de modo que quien tiene la caridad tiene todos los dones del Espíritu Santo; ninguno de los cuales puede tenerse sin la caridad”.
La Virgen nos conceda ser movidos por el Espíritu que la cubrió con su sombra e hizo en ella tantas maravillas.
P. Miguel Soler, IVE
Letanías al Espíritu Santo
Señor ten piedad – Señor ten piedad
Cristo ten piedad – Cristo ten piedad
Señor ten piedad – Señor ten piedad
Cristo óyenos – Cristo óyenos
Cristo escúchanos – Cristo escúchanos
Dios Padre Celestial – Ten piedad de nosotros
Dios Hijo Redentor del mundo –Ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo –Ten piedad de nosotros
Santa Trinidad, un solo Dios – Ten piedad de nosotros
Espíritu del Señor, que aleteando sobre las aguas al comienzo de la creación la fecundaste – Ten piedad de nosotros
Espíritu por cuya inspiración han hablado los santos hombres de Dios –Ten piedad de nosotros
Espíritu cuya unción nos enseña todo – Ten piedad de nosotros
Espíritu testigo de Cristo –Ten piedad de nosotros
Espíritu de verdad que nos sugiere toda cosa –Ten piedad de nosotros
Espíritu que te posas sobre María –Ten piedad de nosotros
Espíritu del Señor que llenas la tierra –Ten piedad de nosotros
Espíritu de Dios que habitas en nosotros –Ten piedad de nosotros
Espíritu de sabiduría y entendimiento – Ten piedad de nosotros
Espíritu de consejo y fortaleza –Ten piedad de nosotros
Espíritu de ciencia y de piedad –Ten piedad de nosotros
Espíritu del temor del Señor –Ten piedad de nosotros
Espíritu de gracia y misericordia –Ten piedad de nosotros
Espíritu de virtud, de dilección y de sobriedad – Ten piedad de nosotros
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz – Ten piedad de nosotros
Espíritu de humildad y castidad –Ten piedad de nosotros
Espíritu de benevolencia y de mansedumbre –Ten piedad de nosotros
Espíritu de la gracia multiforme – Ten piedad de nosotros
Espíritu que sondeaste también las profundidades divinas –Ten piedad de nosotros
Espíritu que pides por nosotros con gemidos inenarrables –Ten piedad de nosotros
Espíritu que bajaste sobre Cristo en forma de paloma –Ten piedad de nosotros
Espíritu en el cual nacemos –Ten piedad de nosotros
Espíritu por el que la caridad es infundida en nuestros corazones –Ten piedad de nosotros
Espíritu de adopción de los hijos de Dios –Ten piedad de nosotros
Espíritu que te apareciste sobre los discípulos en lenguas de fuego –Ten piedad de nosotros
Espíritu del cual están repletos los Apóstoles –Ten piedad de nosotros
Espíritu que repartes los dones como más te parece –Ten piedad de nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo – Perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo – Escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo – Ten piedad de nosotros