(Jeanne Smits – LifeSiteNews – 27/05/2025)
Francia avanza rápidamente hacia la legalización del suicidio asistido y la eutanasia, con una primera votación «solemne» prevista en la Asamblea Nacional el martes 27 de mayo sobre dos proyectos de ley distintos: uno eufemístico sobre el «final de la vida» y otro sobre un mejor acceso a los cuidados paliativos. Este último es más que nada el aderezo del primero que, si se aprueba, pasará a su primera audiencia en el Senado. El habitual vaivén parlamentario entre ambas cámaras se iniciará entonces en fechas indeterminadas.
El Gobierno ha apoyado ampliamente el proyecto de ley propuesto por un «député» centrista (pero ex socialista), Olivier Falorni, lo que fue subrayado por el propio presidente francés cuando visitó una de las principales logias masónicas de Francia a principios de este mes. Las palabras de Emmanuel Macron iluminan trágicamente las verdaderas cuestiones en juego.
El resultado de la votación del martes no es un hecho, ya que todos los partidos han dado libertad de voto a sus diputados, [Nota de VC: el proyecto de Ley de eutanasia fue aprobado por el Parlamento Francés el martes 27 de mayo de 2025, cuando el original inglés de este artículo ya había sido publicado] pero los comentarios abiertos de Macron sobre la influencia de la masonería son una señal de que hay mucha presión sobre los diputados del Parlamento francés para que sigan adelante en convertir el acceso a la «muerte elegida» en un «derecho». El título oficial del proyecto de ley, modificado por una enmienda presentada por el propio Falorni cuando el texto fue aprobado por una comisión de la Asamblea Nacional antes del debate actual, lo deja bien claro, ya que pretende crear un «derecho a la muerte asistida.»
El lenguaje de los «derechos», opuesto al de los mandamientos y prohibiciones (como «no matarás»), es típico de la mentalidad masónica, que está en contra de cualquier tipo de dogma y se nutre de la «transgresión». Hace enmudecer toda oposición radical afirmando que los opositores son libres de no utilizar tal derecho pero no deben impedir que otros lo hagan.
Esto ofrece sin duda la explicación fundamental del hecho de que la Asamblea Nacional adoptara el pasado sábado la creación de un nuevo delito penal: «obstaculizar» el acceso a la información o la ejecución del recién creado «derecho a la muerte asistida». Los pocos diputados presentes llegaron a duplicar las posibles penas mediante enmienda: cualquier persona declarada culpable de «presión moral o psicológica», «amenazas» o «intimidación» contra la «muerte asistida» de un individuo podría recibir una pena de hasta dos años de cárcel y una multa de 30.000 euros (casi 35.000 dólares).
Según la legislación francesa actual, tanto empujar a una persona al suicidio como no socorrer a una persona en peligro de muerte son delitos punibles.
Aunque la mayoría de las disposiciones más extremas del texto fueron adoptadas durante el debate, una fue rechazada el viernes por la noche: la muerte por suicidio asistido o eutanasia no se mencionará como «muerte por causas naturales» en el certificado de defunción de la víctima. Poco consuelo ante la flagrante promoción de la «cultura de la muerte» que está en marcha.
He aquí lo que Emmanuel Macron dijo sobre el tema, el pasado 5 de mayo, en la «Grande Loge de France», una de las dos principales organizaciones masónicas de Francia. Tiene la reputación de ser «conservadora» frente a la «Gran Oriente», más radicalmente izquierdista, pero ambas tienen un enemigo común: el orden natural querido por Dios.
En primer lugar, Macron elogió la «irreverencia» y la «blasfemia».
Declaró: «La República está más que en casa en la masonería, está en su corazón y en su alma… [Ed: a partir del minuto 26:28] Hablar aquí ante ustedes y a través de ustedes, y en última instancia a toda la nación, es tanto más necesario cuanto que la masonería está en la vanguardia de la batalla crucial que debemos librar si queremos moldear los tiempos para el bien de la humanidad.»
Macron también lamentó que la masonería haya sido atacada recientemente por una revista de derechas por su papel en la promoción de la ley sobre el «final de la vida» que se debatirá próximamente en la Asamblea Nacional.
«Es sin duda significativo que la masonería haya sido siempre el blanco de teóricos de la conspiración y oscurantistas, que le atribuyen una influencia que en realidad le honra», dijo, al tiempo que sugería que los masones hicieron de hecho todo lo posible por promover el proyecto de ley de eutanasia en Francia.
Y añadió: «Lo digo aquí: enorgullézcanse de ello. Al igual que otras grandes familias espirituales, los masones se hacen cargo de este debate fundamental sobre el final de la vida, y digo también aquí que es algo bueno. No tengo la intención de extenderme sobre este tema, y sé que ustedes mismos han trabajado largo y tendido sobre él. He recibido vuestros escritos y os doy las gracias por ellos. También leo todo lo que se dice o escribe sobre este tema. No es un tema cualquiera, es algo que nos afecta a todos y cada uno de nosotros. Pero el debate no puede reducirse a la cuestión de si estamos a favor o en contra de la vida, o si de un lado hay un humanismo que quiere ofrecer tratamiento y del otro simplemente abandono a la muerte.
No. Como bien has señalado, se trata también de nuestra relación con la muerte, con el sufrimiento y con la dignidad humana hasta el último segundo. Y me temo que a veces, en nuestros debates, las cosas se precipitan, y olvidamos la profundidad y la gran dificultad, a veces, de pensar simplemente en el mal menor. Porque en determinadas situaciones, ya no hay el bien de un lado y el mal del otro, sino simplemente una elección que hay que hacer en situaciones concretas, en la soledad de la persona que se está muriendo, de su familia, de su médico, el camino único que respete la dignidad de cada persona en cada momento
Que los francmasones tengan esta ambición de hacer del hombre la medida del mundo, el actor libre de su propia vida, desde el nacimiento hasta la muerte, no debe sorprender. Por mi parte, lo celebro, porque cuanto más intenso y elevado sea el debate por la nación, más esclarecida será la elección del pueblo francés y más amplio el consenso.»
Aquí se describe verdadera y concisamente la masonería: es la ideología que rechaza las leyes impuestas a la humanidad desde arriba y considera que el hombre es el único juez del bien y del mal.
Emmanuel Macron concluyó: «A través de la masonería, lo que se persigue en última instancia es el proyecto que aspira a la revolución y la emancipación del que ustedes, junto con otros, son los guardianes.»
Esto es precisamente lo que está en juego.
Comentarios 1
No estoy deacuerdo con la autanacia ,Dios no kiere eso ,