Señora nuestra, alcanzame de tu Hijo y Señor
el que sienta interno conocimiento de mis pecados
y aborrecimientos de ellos
que sienta el desorden de mis operaciones
para que aborreciendo ese desorden me enmiende y ordene
y conocimiento del mundo
para que aborreciendo me aparte de las cosas mundanas y vanas.
y conocimiento interno del Señor
que por mí se ha hecho hombre,
para que más le ame y le siga.
Lo que de verdad importa es que tengamos, de hecho, voluntad enérgica y eficaz de tercer binario, donde no hay reservas, ni subterfugios, ni dilaciones, ni componendas, ni capitulaciones, ni lentitudes, con las disposiciones enseñadas en la Nota [157] de pedir “…aunque sea contra la carne…” y que consiste en “la aplicación inmediata del ‘vince te ipsum’ (vencete a ti mismo); se trata de vencer la extrema repugnancia de la aficción… de batir el último baluarte de la sensualidad… de no limitarse a defender, sino atacar…, no contentarse con resistir, sino llevar la ofensiva: ¿la carne exige la propiedad? Renuncia a la posesión; ¿La sensualidad reclama la riqueza? Pide la pobreza.
Oración difícil y costosa. Porque fácil cosa es pedir lo que se quiere; difícil es pedir lo que no se quiere. Es desconfianza pedir sin esperar ser oído; es heroísmo pedir con temor de ser escuchado”.
¿A qué me llama Jesucristo?
“Mi voluntad es de conquistar todo el mundo y todos los enemigos y así entrar en la gloria de mi Padre”.
Hay un mundo que hay que conquistar; hay unos enemigos que hemos de vencer hay una gloria en dónde hay que entrar triunfando.
¿Qué significa esto?
Este mundo que hay que conquistar es aquel mundo sobrenatural en qué fue creado el hombre y que fue perdido por el pecado. Jesús viene a restablecerlo, no con aquellas dulcisimas leyes primeras de la inocencia, sino con leyes de expiación y redención.
Mis amados, todos nosotros estamos actualmente de viaje para la Eternidad: todas las horas damos un paso más hacia la eternidad. El camino es desconocido: está lleno de peligros y asechanzas.
Dos guías, dos conductores se nos ofrecen… Jesucristo y Lucifer… Jesús Hijo unigénito del Padre… Jesús santidad por esencia. Jesús que nos ama en extremo.
Jesús que no busca sino nuestra felicidad. Oh y qué segura es esta guía.
Cristo quiso sufrir la Cruz por obra del odio intenso de los fariseos. Y luego quiso difundir la gloria de la Cruz por el amor ardiente de un fariseo: Saulo de Tarso, San Pablo.
San Pablo, de entre los muchos lugares donde expresa este amor y esa mutua compenetración con Cristo, se encuentra el texto de Gálatas: vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mi (2,20). Antes había presentado su situación: con Cristo estoy crucificado (2,19).
La unión con Cristo siempre va a ser en la Cruz y nunca al margen de ella. Y de allí la consecuencia: Cristo vive en mí y no de cualquier manera.
Rezar con San Ignacio:
Cuando queremos aprender algún arte, alguna oficio técnico, alguna profesión, buscamos a alguien que sepa hacerlo y que pueda enseñarnos.
Para aprender a rezar pasa algo parecido. A veces decimos que no sabemos cómo rezar, qué decir, qué hacer con las distracciones, cómo podemos adquirir constancia, cómo rezar en nuestra vida ordinaria. Y pensamos… ¿Quién puede enseñamos?
¿Qué buscas? Sólo el sentido del oído puede alcanzar la verdad, porque solo él entiende la palabra… “No me toques”, esto es: desentiéndete de ese sentido
El 6 de julio de 1902, en el hospital de Nettuno, moría María Goretti, bárbaramente apuñalada el día anterior en la aldea de Le Ferriere, en el Agro pontino. Por su historia espiritual, por la fuerza de su fe y por la capacidad de perdonar a su asesino se sitúa entre las santas más amadas del siglo XX.
(la foto de portada es la única foto que se tiene de Santa María Goretti pocos meses antes de morir, es la que se ve más alta a pesar de tener solo 1.32 de altura ya está subida en un balde)
Además de declararle, en su encíclica Divini Redemptoris, Protector de la Iglesia frente a los ataques del ateísmo comunista, Pío XI habló en diversas ocasiones
Amado Redentor y Señor mío Jesucristo, yo indigno siervo tuyo, sabiendo el placer que te proporciona quien trata de glorificar a tu Madre santísima, a