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Me sucedió hace algunos días que compartí unas fotos de una misa en la aldea de Ngilimba, y me preguntaron si se trataba de un campamento o algo así, o era lo cotidiano. Me quedé pensando en que nosotros muchas veces estamos muy habituados a estas misas al aire libre, y casi no nos llaman la atención. Fue así, que el domingo pasado, luego de la misa en la parroquia fui a celebrar a esta aldea, que no queda muy lejos de Kangeme. Tenía mis temores sobre el camino, si podría pasar con el auto pequeño, pero como la semana pasada no había llovido tanto, pensé que podría ir sin mayores dificultades, tal vez pasando con cuidado en algunos lugares. De hecho, así sucedió, pues en la parte del campo de arroz había agua, pero no tanto, y pude pasar sin problemas. Y el trecho del camino antes de llegar a la capilla, lo habían reparado, pues han comenzado una nueva escuela secundaria cerca de donde tenemos la iglesia, y por eso los vecinos han arreglado el camino a mano, y ha quedado bastante bien.

Le había pedido al catequista que la misa la prepararan afuera, si es que el clima de este tiempo de lluvias nos lo permitía. La capilla es muy pequeña, oscura, y con ventanas diminutas. Las veces que hemos celebrado ahí al mediodía, nos hemos muerto de calor. Además de que con la cantidad de fieles la capilla se llena y no entra un alfiler. Los postigos de las ventanas, no se abren del todo, y a veces el viento, que trae un poco de alivio, las cierra, y nadie se molesta en volverlas a abrir, hasta que el padre les pide por favor que las abran. Todo esto considerando que la misa es cerca del mediodía, cuando el sol africano está en su esplendor. Por eso, al llegar me encontré a toda la comunidad sentada placenteramente afuera, bajo la sombra de los árboles, con una hermosa brisa fresca. Para el altar habían preparado un toldito, y adornado, como es costumbre, y queda muy bien.

Me había demorado un poco en salir desde la parroquia, por lo cual el catequista decidió comenzar con el rosario. Cuando llegué ya estaban en el quinto misterio, y eran casi las doce del mediodía. Por lo tanto les avisé que íbamos a comenzar la misa, y después me quedaría a confesar todo lo necesario. Pero no podíamos demorar más la celebración, porque había mucha gente que viene caminando de lejos, muchos niños, y la mayoría no ha desayunado. Aquí es donde tomé algunas fotos y vídeos, de antes de la misa, y que compartí con algunos, que motivó la pregunta de si se trataba de un campamento o si era algo cotidiano. Y podemos decir que es un poco de ambas cosas, pues la capilla está allí, y se usa normalmente, pero es algo normal también rezar afuera cuando hace mucho calor. En el momento de los avisos, el líder de la capilla me agradeció que llegará allí para celebrar la misa, que esperaban con gran ansiedad, pues en este año 2024 todavía no habían tenido esta oportunidad, y por lo tanto para ellos se trataba de la primera misa del año. También aprovechaba a insistir que querían que celebráramos más misas, que fuéramos mucho más seguido.

Después de la misa me senté a confesar y estuve en eso hasta las tres y media de la tarde. Es muy lindo ver cómo en muchas aldeas nos insisten en las confesiones, y esta es una de ellas. Después de eso, comimos con los líderes y el catequista, también ahí mismo, debajo de los árboles.

Hablando de las confesiones, el viernes anterior a esta misa, fuimos con dos hermanos, Petro y Boniface, a la escuela secundaria del estado. También nos acompañaba uno de los jóvenes de las Voces del Verbo, que se ha ofrecido para ayudar en este apostolado.

Semanalmente los hermanos y este joven, van a dar catecismo a la escuela, pues en todas las escuelas estatales de Tanzania hay un tiempo destinado a religión. Cada religión puede usar ese tiempo como mejor pueda. Nosotros estamos insistiendo mucho en el catecismo y la formación. En la escuela secundaria de Kangeme estudian 970 alumnos, de los cuales, más de 300 son católicos. Los dividimos en tres aulas: bautismo, comunión y confirmación. Y los que ya tienen los sacramentos escuchan lo que se les enseña a los demás. Trataremos de seguir dividiendo grupos, así pueden tener más formación. Durante el tiempo en que estuvieron en las aulas, yo me senté afuera y confesé por más de dos horas seguidas, en el patio de esta escuela estatal, con una fila de jóvenes que no se terminaba más. El tiempo de religión había terminado, y se fueron a comer, pero muchos jóvenes seguían haciendo la fila de la confesión. Por la tarde, después del Via Crucis en la parroquia, también seguí confesando por una hora más. Fue un viernes de cuaresma muy fructuoso.

Luego de esta misa en Ngilimba, y pensando que ya habían pasado más de cuatro meses desde la última vez en ése lugar; y luego de escuchar tantas y tantas confesiones en el colegio y en la iglesia, que manifiestan el gran deseo que tienen de recibir los sacramentos, se me presenta ante los ojos el gran trabajo que tenemos en la misión. Sobre todo con tantas aldeas, con tantos lugares a los que llegamos tan sólo tres veces al año, y nos esperan para la misa, las confesiones, y la visita a los enfermos. Con tantas confesiones, que nunca podemos decir “hemos terminado”, pues cuando hayamos terminado una fila de más de 60 o 70 penitentes en el colegio secundario, a la semana hay que regresar para poder darles la oportunidad de la confesión frecuente a tantas almas… pienso en ese trabajo misionero que es gigantesco. Ante esa “montaña de trabajo misionero”, hacemos todo lo que podemos, nos ponemos en manos de Dios, y rezamos para que hayan muchas vocaciones en la iglesia y en la Congregación.

Gracias por sus oraciones por nosotros. Les pido que recen especialmente para que podamos seguir visitando las aldeas y colegios en esta cuaresma, para que muchos aprovechen la gracia del sacramento de la confesión.
¡Firmes en la brecha!
P. Diego Cano. IVE

PD: Comenzaré una campaña para poder construir “la sacristía en la iglesia parroquial”, pues es una iglesia que antes era capilla de una aldea, no fue pensada para parroquia. Al crearse la nueva parroquia hace cinco años, comenzó con el uso de una iglesia parroquial, pero carece de sacristía, y para esto nos servimos de un pasillo de dos metros de ancho que está detrás de la pared del sagrario. Pero es realmente un pasillo, y nada mas que eso. Y la iglesia, no es una iglesia parroquial, pues es muy vieja, está quebrada por todas partes, y casi no tiene pavimento… en fin, necesitamos una nueva, pero al menos comenzaremos con lo que más necesitamos ahora, una sacristía. Les agradezco que colaboren con sus oraciones para que podamos hacerlo, y los que puedan ayudarnos económicamente, muy agradecidos también. Ya les comunicaré cuando comencemos con esto. Desde ya muchas gracias.

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Comments 1

  1. Avatar Diana Peregrina Carrizo says:

    Que hermoso cuando hay esa sed de Dios y ansias por concurrir a misa ,gracias padre Cano sigo atentamente sus relatos de esa maravillosa misión que llevan con tanta devoción cuente siempre con mis oraciones Dios los bendiga siempre 🙏🙏🙏

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