Hemos comenzado los campamentos de niños de catecismo. Estamos en la segunda semana, de cuatro, con dos campamentos en cada semana. Hasta el momento han participado más de 700 niños. Pensamos que van a llegar a ser más de mil en total, al terminar este mes de vacaciones de las escuelas. Actualmente estamos en la mitad de año lectivo, como se mide en el hemisferio sur, y en junio hay vacaciones escolares, aunque se hacen de un mes entero, y a fin de año, al terminar las clases, antes de la navidad, también se cuenta con otro mes de vacaciones.
Todos los años los misioneros hacemos un gran esfuerzo para realizar estos campamentos de catecismo. No quiero repetir cada año lo mismo, pero aclaro brevemente, que el objetivo de los campamentos de esta parte del año es estudiar mejor el catecismo, tener como una semana de estudio intenso, con clases, con memorización, y con la practica espiritual y litúrgica. Tratamos de que puedan conocer mejor la misa, y aprender los actos de piedad, como son las posturas dentro de la iglesia, vivir la liturgia, participar de los sacramentos, especialmente de la confesión y la comunión, y fomentar la devoción a la Virgen entre los niños. Por supuesto, que todo esto es realizado en un gran clima festivo, de oratorio, de juegos, de alegría y competencias.
Además, la necesidad de hacer estos días de estudio del catecismo, juntos con lo que significa la vida espiritual y litúrgica, se debe a que muchos de nuestros catequistas, lamentablemente, no enseñan el catecismo a conciencia. Hay algunos que no se encargan personalmente de la catequesis de los niños, y otros que sabemos que por cualquier cosa la suspenden cada semana, o con mucha frecuencia. No son todos los casos, pero podemos decir que en las aldeas más alejadas, y donde llegamos menos veces, se ve esta falla en la enseñanza del catecismo. Para muchos catequistas su trabajo consiste en dirigir la liturgia de la palabra los domingos, y nada más, o mejor dicho, es lo más importante para ellos y a lo otro no le ponen mucho interés. Por eso vemos que el provecho de estos días de catecismo para los niños es enorme. Lo hemos visto en los años anteriores, y cada año percibimos cómo van mejorando nuestros niños y jóvenes… y hasta los mismos catequistas van entendiendo mejor qué es lo que nosotros procuramos hacer.
Estos lo comentábamos la semana pasada junto con el P. Francisco, cuando terminábamos la primer semana de campamentos. “Estos campamentos nos dan esperanza”, nos decíamos, pues que al ver a los niños que van aprendiendo el catecismo, que responden las preguntas, incluso las que no están en el catecismo de preguntas y respuestas, y que participan muy bien de las acciones litúrgicas, nos dan esperanza en un futuro mejor en la misión. Podemos pensar que se puede lograr tener una fe con mejores raíces, más profundas, en el alma de nuestros feligreses del futuro, cuando estos niños ya sean jóvenes y adultos. Por supuesto que esa semilla de la fe debe ser cuidada y regada, por la gracia y por la oración. Pero ciertamente que al ver estos niños en los campamentos, que cuando llegamos a la misión en estas parroquias de Tanzania no se hacían, sino el simple catecismo al estilo antiguo de los catequistas, nos da mucha esperanza. También si pensamos que estamos en un lugar de primera evangelización, puesto que en muchas aldeas nuestros cristianos no llegan ni al 20% de la población, y muchos de ellos son conversos del paganismo, y otros son cristianos que asisten alguna vez al año a la iglesia, para Pascua o Navidad. En medio de una realidad todavía tan pagana, estos niños y adolescentes que estudian el catecismo, y comienzan a vivir la ve de una forma más seria, nos dan esperanza.
Por eso es que cada año hacemos este gran esfuerzo, y esto no me canso de repetirlo, aunque tal vez alguno se canse de escucharlo. Es un esfuerzo grande, porque este tiempo es tiempo de sequía, y hay mucha tierra, mucho viento, y por lo tanto todo lleno de polvo todo el tiempo. El mediodía es especialmente caluroso, y la falta de agua afecta mucho el campamento, en cuanto a la cocina, en cuanto a los baños, las letrinas, y la ducha. La comida es muy simple, y con el calor y la poca comodidad para dormir, sumado al poco tiempo de descanso propio de los campamentos de niños, puedo decir que los padres, hermanas, y ayudantes se sacrifican mucho por el fruto de esta actividad. Se muestra verdaderamente un gran celo apostólico, al trabajar con sacrificio, lidiando con las enfermedades comunes de esta zona, como la malaria, fiebre tifoidea, malestares del estómago, etc.
Claro que los frutos son increíbles, y para que se den una idea pueden de eso, pueden ver las fotos y videos que les enviamos en estos días. A los que están trabajando en los campamentos les basta ver la alegría de los chicos en los juegos, en las comidas, en el día del cierre del campamento; ver la devoción tan sincera que expresan en la misa, en la comunión, y en el santo rosario caminando al atardecer… para que se vean pagados todos los esfuerzos y sacrificios. Pero aún más, me animo a decir que esa mirada llena de esperanza, de que nos espera un futuro cada vez mejor con respecto a la fe en nuestras comunidades, que van creciendo en número y en calidad, no sólo paga los esfuerzo, sino que nos anima a seguir adelante con renovadas fuerzas.
Les escribiré en estos días nuevamente, al terminar los ocho campamentos, para darles los números finales, pero también para compartir lo que Dios nos va concediendo en estos días de gracia. Les pedimos que recen por nosotros, por los campamentos, por los niños, para que tengan buena salud y puedan participar bien y sacar mucho fruto para sus almas. Muchas oraciones por los misioneros, en estos días de tanto trabajo apostólico.
¡Firmes en la brecha!
P. Diego Cano, IVE
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*¡TENEMOS EL 94% COMPLETADO!* 
Mil gracias por tu generosidad 
*P. Diego Cano, IVE*